Por Raúl López Gómez

Con la pandemia, se presenta desde hace algunos meses el inminente peligro del colapso generalizado de la economía de millones de mexicanos, y en el esfuerzo generalizado de todos los ciudadanos, se registra en mayor proporción el peso de la carga en todas aquellas personas que no dependen sus ingresos del sector oficial, y por eso todo se va haciendo más complicado, hasta por la ausencia de apoyos que con decisión real se deben otorgar del gobierno con urgencia para todos, sin excepción.
El destacado analista y abogado veracruzano, Ignacio Morales Lechuga, expone con realismo la problemática nacional que se está padeciendo en la actualidad y que a causa de los duros efectos de la pandemia tiende a agravarse.
IML, dice que, en Estados Unidos, el gobierno dio muchas facilidades y apoyos a los empresarios y a los ciudadanos en general.
En México, se debe cambiar la visión de la operación del gobierno como empresa privada. Si cierto que se deben manejar los recursos públicos con austeridad, honestidad y transparencia, pero en una crisis como la que se está viviendo a causa del Covid-19, que no sólo deja el dolor de las víctimas y de los enfermos que logran enfrentar la enfermedad en sus hogares, ante el colapso de los hospitales públicos en el sector salud.
Y los que se han ido en forma particular atendiéndose en su hogar, les ha generado muchos gastos y en donde en casi la totalidad de los casos la gente desempleada no tiene recursos para los gastos de médicos, medicamentos y el oxígeno se ha convertido en parte de un mercado negro ante lo relevante de la demanda por parte de los hospitales públicos y privados, en los hogares particulares, lo que ha disparado su precio por la poca oferta a una gran demanda.
Que se debe de ser, ocuparse de las acciones humanitarias de todos los mexicanos en un análisis muy real de una problemática en donde los pequeños empresarios y microempresarios han cerrado sus puertas, otros van a la quiebra y otros sigue en una lucha desesperada por mantenerse activo, pero sin ninguna esperanza por la gravedad de la situación de una pandemia.
En este país, poco se ha visto la solidaridad de las grandes empresas públicas y privadas, aunque en el sector privado se justifica con el mantenerse en operación en una nueva modalidad de que las personas mayores trabajen desde sus casas.
Pero hace falta, que el gobierno federal, de los estados y municipios, se suelten el cinturón pero para ayudar a sus semejantes, y sin preocupar se los tiempos electorales, que ahora importan poco a la gente, cuando en verdad se está luchando por la sobrevivencia, sí primero salir adelante a lo más elemental de alimentos y renta de casa, o pago de hipotecas, y ahora se va por algo más delicado la lucha por la supervivencia con la ilusión de la aplicación de una vacuna que se deja como un sueño y hasta con llamada para programación, con en la realidad aún no hay tal momento para pasar a esa etapa de lograr que el setenta por ciento de los mexicanos se les aplique la vacuna, y se recupere un poco la nueva normalidad y con esto las actividades productivas, sin tanto riesgo para la salud.
En todos los renglones las situación es relevante y preocupante, pero ahora hasta las escuelas y universidades del sector privado, ya andan arrastrando la cobija, porque no hay alumnos, a pesar del ofrecimiento de becas al 80 por ciento, pero en una situación real muchos padres de familia sin empleo o con la quiebra de sus pequeñas empresas, poco pueden hacer para pagar colegiaturas o el sustento y las medicinas de toda una familia.
Que pueden ofrecer los tres órdenes de gobierno con mucha decisión, la postergación de los cobros de impuestos, pagos de derechos, productos y aprovechamientos, a fin de que se mantengan activos y en posibilidades de seguir.
La disminución de los pagos de impuestos hasta lo que más se pueda para el gobierno y como diría la Madre Teresa de Calcula, hasta que les duela con fe. Y de también reducir las tarifas de los pagos de luz y agua, además de todos aquellos servicios públicos que contribuyan a fortalecer la reactivación de la economía.
También, los tres órdenes de gobierno deben aplicarse en gastar en la obra pública real y sin chantajismos para beneficiar a los de siempre, sino de dar apertura a las licitaciones públicas y generar trabajo para las empresas privadas y por ende fortalecer la mano de obra, empleo en mayor proporción ante los problemas de cierres de plazas del sector público, y la gente busca opciones de lo que sea en una empresa privada, y sin problema, cuando se tiene que lograr el sustento para la familia.
La unión hace la fuerza, se requiere de la unidad y el esfuerzo humanitario de los grandes consorcios para que cedan un poco a las grandes utilidades de siempre y se toquen el corazón, para evitar el colapso de la economía en este un año difícil.
Aquí, cabe muy bien para todos los mexicanos, “el sí se puede”, y con vacuna o sin vacuna por lo menos darle la esperanza a los muchos millones de mexicanos, que al final del túnel hay una luz, que nos puede llevar a seguir con vida, y más por los niños, las nuevas generaciones, las mujeres y las personas de la tercera edad que con los sabios y de la experiencia de toda sociedad, que son los que más ayudan en cualquier espacio, porque lo dan todo y sin esperar nada a cambio.
Don Ignacio Morales Lechuga, dice que no hay que dejarse llevar en este momento por los tiempos políticos y electorales, a nadie le importa quién va a ganar una elección, lo que interesa es preservar la vida, que los niños y jóvenes sigan estudiando desde sus casas, y que las personas de la tercera edad se sientan seguros hasta esperar la aplicación de la vacuna. “no hay que tener miedo, hay que tener responsabilidad y precacuión, el miedo a veces se puede usar como un arma de control, aunque es cierto, el mexicano es valiente por naturaleza y genética, por su historia, “pero que los políticos no abusen del estoicismo de la gente”.
Se va a salir como siempre de las crisis de antes como ejemplos superados, pero algo sí es real, esta es la peor crisis en toda la historia de la humanidad, y una prueba que será superada, con el esfuerzo, el respeto y la unión de todos”.
Valga en este momento un sincero reconocimiento para todos los que han ofrendado sus vidas sirviendo a sus semejantes en los hospitales y clínicas, o prestando un servicio público o realizando un gran labor en atención de la gente desde cualquier trinchera en una farmacia, tienda o negocio, a todos muchas gracias por su enorme valor y esfuerzo, nunca se olvidará lo que han hecho por lo demás, simplemente son héroes anónimos, pero que sí los vemos todos los días, y no se arredran ante el peligro y más aun no agachan la cabeza, y todavía dan una sonrisa, y siempre dicen gracias ante lo mínimo que a veces no se les reconoce, por ejemplo también en el reparto de la comida o medicina a los domicilios.
La pandemia nos hace fuertes, y estoicos, ahora sólo hace falta que muchos se toquen el corazón para hacer menos difícil el momento de una guerra ante un enemigo invisible y letal que como nunca se había visto, “bendiciones para todos”, y el bálsamo cristiano para todos los que hemos tenido víctimas en nuestras familias, porque no habido tiempo, ni lagrimas para despedir a los que se han ido, ante lo insospechado de la pandemia. concluye.