
Para terminar con este periplo de ideas alrededor de Luis Buñuel y su ya mítica obra “Los Olvidados”, me propongo ahora describir algunos de los rasgos de los principales personajes de la obra, como un ejercicio intelectual que permita
Revalorar algunas ideas claves circunscritas a estos personajes “olvidados” del México de los 50s.
En mis entregas anteriores, enfatizaba que la crudeza descarnada de la imagen social mostrada por Buñuel al exhibir a esos seres olvidados en la marginación y la pobreza, impactó a la retórica del sistema político nacional y sus valores de “justicia social”, y por consiguiente al modelo de producción del cine mexicano que tenía en la novela revolucionaria a su principal sostén.
Buñuel con el apoyo de Dancingers, se subió al Bing como un émulo de “Súper Barrio Gómez”, no para defender a la clase baja y menesterosa, sino para exhibir a un sistema político cuya retórica ocultaba una realidad, la realidad de los olvidados
La óptica de Buñuel, al rechazar el embellecimiento y los estereotipos se inclinaba por adoptar una escenografía natural. El genio de Calanda, logra hacernos sensibles, y permite que como público razonemos hacia lo socio-político. Buñuel evita al máximo caer en situaciones de discurso visual bonito, ese discurso que en mi particular opinión, hace que el espectador se olvide o se distraiga de la esencia temática y se quede únicamente en lo superficial.
“return”, formally and philosophically, to his surrealist
La cinta de Buñuel presenta un andamiaje cuya temática la componen la sexualidad, la muerte, pobreza, marginación y pobreza.Sobre esta base, Buñuel y su coguionista Luis Alcoriza, estructuran personajes como arquetipos idóneos para ilustrar una situación social.El resultado, como ya es ampliamente conocido, genera una ola de protestas al momento de la exhibición de la cinta, que como resultado orillan al realizador a un exilio forzado, digámoslo de esta manera.
En base a los factores que permiten la estructura de la cinta, entremos al análisis de cada uno de los personajes, que como alguien reseña adecuadamente, son “los personajes olvidados” de un sistema social.
La sinopsis de este drama, en la magnifica página web del Tecnológico de Monterrey (http://cinemexicano.mty.mx/peliculas/olvidados.html),
textualmente describe:
“El Jaibo, un adolescente, escapa de la correccional y se reúne en el barrio con sus amigos.Junto con Pedro y otro niño, trata de asaltar a Don Carmelo. Días después, el Jaibo mata en presencia de Pedro al muchacho que supuestamente tuvo la culpa de que lo enviaran a la correccional partir de este incidente, los destinos de Pedro y del Jaibo estarán trágicamente unidos”.Tal vez la escena final donde él mata a Pedro ,sea una idea de cómo en un marco social violento, tanto “buenos” y “malos” terminan por ser vìctimas.Tal vez por esta razón, existe un final alternativo, que plantea un “final feliz” para Pedro el “bueno”.
El Jaibo (Roberto Cobo)es el personaje central de la obra, es el adolescente que encarna a la orfandad total, enfrentado al destino de no saber quienes fueron sus padres, generando un comportamiento violento que lo lleva a una lucha de sobrevivencia en las calles. La calle es el hogar que nunca tuvo, y la pandilla es su familia, tal vez su único lazo de identidad.
Pedro (Alfonso Mejìa) representa el hijo indeseado, producto de una violación que lo define ante los ojos de su madre, como el causante de todos los males familiares. Ante esta situación, la estructura del personaje, es la de un ser un olvidado carente de sustento y del afecto materno .No obstante, hay en él, bondad y deseos por salir de esa condición de olvidado. La escena de Pedro en la granja-hogar aporreando gallinas y finalmente arrojando huevos hacia la cámara, es decir hacia el público o nosotros vistos como parte de la sociedad, son el más claro ejemplo de subrrealismo.
La madre de Pedro (Stella Inda), refleja la conducta de quien tiene la idea de que su hijo Pedro es el origen de todos los males de la familia.El personaje es a si mismo, la imagen de la sexualidad, de actitudes provocadoras ante los ojos de El Jaibo. Las escenas de la cinta donde se aprecia al personaje lavándose las piernas en una tina, es una imagen de la más pura sexualidad, brillante, las tomas de Buñuel a los ojos y a las piernas del personaje son una poesía plástica.
Don Carmelo (Miguel Inclán) es un músico callejero, cuya naturaleza de ciego no es una condición que no le permita ver una realidad.En este sentido, Buñuel ha construido un personaje olvidado que mendiga en un microcosmos, pidiendo limosnas “por el amor de dios”.La imagen del ciego, es la de un desasistido social, de quien mendiga y al mismo tiempo reniega de los viejos tiempos porfirianos.
Este personaje de Buñuel, no es en ningún momento el “pobrecito de la historia”, no para nada, Buñuel caracteriza hábilmente la condición humana, en este sentido enfocado a la lujuria, y la avaricia. Las escenas donde él entrega dulcecitos a Meche (Alma Delia Fuentes) y trata de adularla con palabras bonitas como preàmbulo de la seducción, son un ejemplo al respecto. Respecto a este personaje, cabe destacar, la escena final de “soplón” y su ya mítica sentencia de “Deberían de matarlos a todos, antes de nacer”, idea que para algunos críticos conlleva la critica que los programas oficiales no resuelven el problema de la violencia juvenil, y simplemente son “palos de ciego”.
El “Ojitos” (Mario Ramírez) es la imagen del abandono, el personaje es asimismo, la imagen de la mano de obra rural que se queda a vivir en las grandes metròpolis.Es también, el olvidado de su familia, esperanzado en creer que su padre algún día regresará por él. Tal vez, la condición de los ojos pequeños conlleve la idea de quien no es capaz de entender una situación más amplia, no alcanza a ver que está pasando en un mundo urbano totalmente diferente a su condición rural, a la cual regresa.
Finalmente, cabe destacar ,como la lectura de cada uno de estos personajes, matizan las condiciones de miseria, pobreza, sexualidad y marginaciòn, y establecen un clima de violencia .
La lectura de la cinta es rica en iconos y es ampliamente recomendable para estudiosos del comportamiento humano, y para quien guste simplemente de la obra buñueliana.
