Siete Párrafos ( ¿Culpable o inocente?)


Por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Contó recientemente Jorge Castañeda,  el Secretario de Relaciones Exteriores durante el gobierno foxista, que cuatro meses después de haber tomado posesión como presidente Vicente Fox, invitó a éste  a cenar en su casa, junto con Elba Esther Gordillo, preclara integrante del grupo San Angel que luchaba por la alternancia en México, y a un misterioso personaje que Castañeda se negó a nombrar, según porque no tenía caso nombrarlo.

En el transcurso de la cena salió a colación el tema de los priístas y su fuerte presencia aún en México,  factor que impediría concretar cambios estructurales a fondo en el país dada la habilidad, maña y capacidad de asociarse en bloque por parte de los priístas.

Castañeda entonces propuso una estrategia contundente para controlar a los priístas. La idea era simplemente hurgar en los antecedentes corruptos de cuando menos cien priístas de los más connotados del país y después escoger a diez de los considerados cabeza de grupo, o más influyentes, para llamarlos uno por uno, en privado, para mostrarles lo hallado.

La táctica consistía, entonces, según argumentó el ex Secretario, en decirles que había de dos: cárcel ,por las evidencias acumuladas, o colaboración y apoyo para  las medidas que convenían al gobierno suavizando las posturas priístas en el Congreso contra las iniciativas del presidente.

Fox  entonces dijo que eso no lo podría hacer. No abundó  Castañeda acerca de que opinaron Elba Esther Gordillo ni el otro personaje, cuyo nombre no se atrevió a pronunciar el ex canciller, pese a que compartía con ellos la mesa en aquella cena de abril de 2001 y  que debió ser alguien de mucho peso político.

Pues bien, todo parece indicar que diez años después, Felipe Calderón Hinojosa no lo pensó dos veces y logró dar  dos cachetadas en un solo manotazo. La primera pegó de frente en el más notable negociador que pudiera tener Peña Nieto para apaciguar la guerra de las bandas en México, y que se llama Jorge Hank Rhon. La segunda fue al rostro del cuasi candidato presidencial priísta y propinada seguramente por Francisco Blake en la reunión más reciente de ambos  en Bucareli, donde a Peña Nieto le debieron haber mostrado   lo que puede venir  y, a la vez, no venir.

Si los priístas pretendían nadar como peces bajo el agua en esto de la contienda que se avecina por la sucesión presidencial del 2012, lo sucedido esta semana demuestra que el poder presidencial en México fue   capaz de enredar en las redes  a dos peces que nadaban hasta ahora, a gran velocidad en el océano de la política nacional, sobretodo en el Estado de México. Los dos fueron soltados nuevamente al mar, pero seguramente le bajaran de ritmo a sus aleteadas.

correo electrónico:

rcalderonvivar@yahoo.com

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