Pocas Palabras (Marín, el provocador


Por María Elvira Santamaría Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Tècnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Periodista por los cuatro costados, con todos los defectos y virtudes que eso implica.  Asi, esencialmente periodista, es Carlos Marin. El director editorial de Grupo Milenio,  hizo evidente su experiencia en la redacción, su paso por las aulas universitarias, su manejo de grupo, su estilo provocador, polémico e interesante, durante su conferencia en el día inaugural del Encuentro del Mar en Coatzacoalcos.

El remachador de la exigencia reporteril: «la información debe contener datos macizos, precisos y concisos», estuvo en el Teatro de la ciudad la tarde es este  viernes, mas que para exponer ideas sobre temas coyunturales, como lo son la inseguridad y los migrantes, para exigirnos pensar e indagar los hechos por nosotros mismos; para empujarnos a cuestionar lo que ocurre; para lanzarnos el reto de la antisolemnidad pero con preparación y conocimiento: el arrojo de la mano de la inteligencia y no nada mas lanzarnos como «El Borras».
Simple, pero no simplista, llano, pero no plano, alburero calculador, Marin es el sobreviviente de una generación de reporteros prácticamente en extinción.
Para este añejo reportero la noticia es noticia. En proincipio no es mala ni buena, no es positiva o negativa, simplemente es.
Forjado en la carrera de tundeteclas a la par que el sistema mexicano unipartidista,  Carlos Marin ha pasado por etapas en las que ha retado a ese sistema, con audacias como la de crear, al lado de otros grandes periodistas la revista Proceso y otros momentos en los que estuviera muy cerca de la formación priísta. Pero, bueno, es difícil sustraerse a eso, si ha ejercido el oficio por tantos años, en los que forzosamente debió tratar, entrevistar y trabar relación  con tantos priistas.
Marín es amante de la ley y de la música popular. Tiene mucho de poeta y loco.
A sus 64 años, este maestro universitario escritor de libros de periodismo, columnista y directivo de un grupo editorial, acumula seguidores y detractores, sobre todo entre su gremio. Y este viernes nos ha deleitado en Coatzacoalcos con su bien decir. Seguramente a algunos no les ha gustado, porque cierto, en su discurso hay algo de retórica anticuada, pero otros, quiza los mas, han salido convencidos de que no pretende poseer la verdad, y de que definitivamente respeta la palabra y el oficio de informar.
Además, mil veces mejor leerlo o escucharlo hablar, que incitarlo a -si alguna vez lo han oido en sus asaltos a la razon-, cantar…no creen?
Realmente le ocupa y le preocupa
El gobernador de Veracruz llego cuando la retrasada conferencia del periodista Carlos Marin -inicio casi hora y media después de lo anunciado-, ya había comenzado. Incluso provoco la interrupción momentánea de la idea que desarrollaba tan coloquialmente el comunicador. Una vez acomodado en la primera fila, en el lugar que inmediatamente le encontraron al lado del alcalde de Coatzacoalcos Marcos Theurel y del diputado Murat Loutfe, se le vio realmente interesado en la charla de Marin.
Javier Duarte no despegaba la vista del ir y venir de Carlos Marin por el amplio foro del teatro. Pensativo, asintiendo a veces, escuchaba atentamente lo que allí se decía y que a la postre, en varias ocasiones, seguramente considero que llevaba dedicatoria para quienes como el, tienen la tarea de gobernar un estado.
Y cuando el periodista invito a intercambiar comentarios con los asistentes, luego de dos o tres preguntas que le hicieron llegar por medio de papelitos y que respondió ampliamente, el mandatario pidio la palabra para también cuestionar al reconocido informador sobre el papel y la responsabilidad que deben asumir los medios de comunicación, en el manejo de la nota roja.
En realidad lo que Javier Duarte estaba preguntando no era tan importante como el escuchar la forma en que lo estaba planteando. Lo que sus palabras traslucían era la profunda preocupación que le causa el que los diarios y noticieros, los medios en general, estén amplificando una percepción de terror y miedo, que inhibe la actividad productiva, que paraliza a la poblacion y favorece a quienes agreden a la sociedad con el secuestro, los bloqueos, el narcotráfico y los asesinatos.
Independientemente de la respuesta que le dio Carlos Marin y que en síntesis concluye en que el periodista tiene que informar y no pretender educar, encausar o democratizar al pueblo, lo que es absolutamente claro es el gobernador desea hallar en los medios una mayor recepción a las acciones constructivas de la entidad y una resistencia a que la delincuencia organizada, se apodere de las primeras planas de los periódicos, solo porque las noticias de nota roja sean mas vendedoras.

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