Siete Párrafos: Fractura Política


Por Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El discurso del pasado miércoles, en donde el Gobernador Javier Duarte advierte que irá con todo para devolver la tranquilidad en el estado, ante la creciente ola de criminalidad en las principales ciudades veracruzana, debe leerse entre líneas. No es un discurso más, ni un bla bla bla como anota un conocido periódico del puerto, ni un acto de promoción de su gobierno, vamos, ni siquiera es la respuesta a los recientes acontecimientos de Tuxpan. Se trata del avizoramiento de una ruptura política fuerte en el Estado.

La sola mención de que funcionarios, empresarios y periodistas estén coludidos con el narcotráfico, en específico con una de las bandas criminales que desde hace 6 años sentó sus reales en el estado,  es por que se tienen los pelos del burro en la mano, es decir, se cuenta con la información suficiente para asegurar que los nombres, las cuentas y las actividades están identificadas.

Pero esa colusión de prominentes con la delicuencia es una maraña enraizada y afianzada desde núcleos de poder político, por lo que la declaración de Duarte responde, seguramente, a una estrategia de lucha planteada desde el altiplano, en donde se decide esta guerra a ultranza contra las bandas criminales en el país, y en donde, es seguro, radican los expedientes a los que alude el joven gobernador cordobés.

Es además, el indicador de que la lucha se tornará mas cruenta, las acciones másviolentas, y las reacciones  de los grupos involucrados y afectados por estas estrategias del poder del Estado cada vez más tendientes a generar sucesos terroristas, en detrimento de la población civil.

Para nadie es un secreto que la llegada del gobernador Duarte al poder obligó a un acercamiento con el presidente Calderón en todos los sentidos, sobretodo en el de la lucha contra los grupos delincuenciales. A las pocas semanas de su toma de posesión, las fuerzas federales aplicaron operativos fuertes tanto en Poza Rica, Veracruz y Xalapa que demostraron el pleno conocimiento de quienes son, donde están, por donde cruzan y que dominan los núcleos de delincuencia organizada en el estado.

Lo obvio es que todos esos grupos delincuenciales tuvieron que establecer acuerdos con grupos políticos, empresariales y periodísticos para dar y recibir beneficios mutuos, durante el pasado sexenio. Es una regla de oro para operar negocios en los que se manejan carretadas de millones de pesos que, sobretodo, deben ser lavados invirtiendo en todo tipo de negocios.

Y si esos acuerdos se dieron y mantuvieron equilibrios, lo menos que puede entenderse es que el gobierno de Duarte está rompiendo nexos definitivamente con toda posibilidad de respetar esos acuerdos que, seguramente, hicieron funcionarios connotados que lograron traspasar el sexenio y prominentes políticos hoy sin cargo, que pretenden mantener su influencia sobre el joven cordobés. No es sin embargo, una iniciativa propia, la estrategia viene de más arriba. Ahí donde se tiene la información completa, ahí donde se decidirá sobre quien caerán las órdenes de aprehensión, ahí de donde se están generando los operativos de lucha en varias partes del estado. Duarte solo tuvo que decidirse, y decidió bien, pese a la fractura política con los grupos que giraron en torno a su candidatura para el gobierno del estado. ( rcalderonvivar@yahoo.com )

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