Finalmente, la tragedia donde ocho servidores públicos perdieron la vida en el accidente del helicóptero donde viajaba Francisco Blake Mora nos hizo ver a muchos lo realmente valioso que era este funcionario del gobierno de Felipe Calderón. Con un talante discreto, a veces demasiado alejado de las luces y del estilo de los poderosos secretarios de gobernación que hemos conocido, tarde muchos se han dado cuenta que era un buen hombre, un político conciliador y tolerante, y un servidor público con un sello de sencillez digno de encomio.
En un reino dividido donde los lobos de la política están pronto a despedazar al contrincante, en el que la insidia, la bajeza y la aspiración del poder por el poder se manifiesta en agendas abiertas o privadas del quehacer político mexicano, Francisco Blake Mora tomó fuerza de su propia debilidad de imagen para realizar un trabajo de acercamiento entre grupos políticos, exhibiendo firmeza sin actidudes viscerales y bondad en el trato, algo que han perdido nuestros monárquicos gobernantes.
Cierto es que muy poco tiempo estuvo al frente de la Secretaría de Gobernación. Sin embargo, la reacción en los círculos de análisis de la política nacional y aún en el historial de la trayectoria del malogrado funcionario ha sido en el sentido de percibir que éste no solo ha sido un duro golpe contra el Presidente Felipe Calderón, sino contra el escenario del futuro cercano de la contienda por la presidencia que se avecina.
Comparativamente, la personalidad de Mouriño era completamente opuesta a la de Francisco Blake. Aquel dejó una impresión general en la población mexicana de ser un dechado de soberbia y aguzado sentido para servirse del poder a favor de sus intereses personales, en tanto el bajacaliforniano tenía el talante del hombre esforzado, común y corriente, pleno de sencillez que respondía más al ser del mexicano que deseamos tener como amigo, y que mejor aún, como servidor público.
Tarde muchos tendrán que reconocer en que precisamente su aspecto sencillo, que provocó una que otra sonrisa de burla cuando llegó al cargo, era su principal fortaleza y carisma que bien fue descrito por el presidente Calderón al mencionar en el funeral que “los justos resplandecerán como el sol”, ya que independientemente del uso retórico de la frase, los hechos a su paso en la secretaría de gobernación evidenciaron que su actuar fue siempre justo.
Cuando el duro Javier Lozano asestó el golpe al SME, fue Blake Mora quien abrió mesas de negociación para no cerrar la última puerta a los trabajadores defenestrados de la Compañía de Luz y Fuerza. Fue él siempre la instancia de acceso para que el presidente Felipe Calderón recibiera al movimiento ciudadano de Javier Sicilia. Fue él quien siempre trató de dialogar con los miembros de todos los partidos, para llegar a acuerdos equilibrados, sin caer en ofrecer posiciones y alianzas hacia un solo bando, como lo hizo su antecesor, Fernando Gómez Mont, al pactar con los peñistas. Por el contrario, en su momento, Blake Mora se entrevistó en su despacho de gobernación para hablarle con firmeza a Enrique Peña Nieto.
Si alguien pudiera ser el prototipo del panista honorable y con vocación verdadera de servidor público, ese lo fue Francisco Blake Mora. Honró al puesto que le fue encomendado de tal manera que su ausencia no solo será resentida por el presidente Felipe Calderón y los miembros del partido en el gobierno, sino por todos los demás actores sociales que ven hoy, sin la presencia del fallecido Secretario de Gobernación, un panorama aún más incierto en los tiempos que está por vivir el país. Si fue un atentado lo de su muerte, cumplieron el objetivo los autores intelectuales del mismo, le pegaron al corazón del equilibrio en el país, y quitaron de en medio a un hombre bueno y recto en el poder, capaz de afrontar los fuegos que están por venir.
(correo: rcalderonvivar@yahoo.com )
EfACICO 