* OTRA VEZ LOS 400 PUEBLOS
EN LA «ATENAS» VERACRUZANA
De nueva cuenta, el supuesto grupo de lucha social 400 Pueblos toma las calles de la ciudad con sus varios centenares de encuerados, lo que les exhibe en sus miserias humanas, mucho antes que ganar alguna simpatía de parte de los xalapeños.
En algún momento, tal vez, la organización que manipula César del Angel Fuentes cobró alguna celebridad, pues el propietario de la sigla venía de haber combatido contra los caciques guerrerenses, en defensa de la copra, lo que le costaría su desafuero como diputado priista y su encarcelamiento por largos meses.
A su salida de la cárcel, César del Angel volvería a tierras veracruzanas, donde asentaría sus reales tomando tierras como parte del patrimonio de los 400 Pueblos, echando fuera a caciques y hasta allí quizá, su cometido social.
Cuando el gobierno estatal se negó a negociar con el grupo invasor de tierras en el norte de la entidad, entonces vino a Xalapa, asumió sin ninguna autorización el parque Juárez y las principales calles que desembocan en la calle de Enríquez, y por espacio de 15 días, mataron reses, hicieron su sanitario cada tramo de las arterias públicas y los pórticos de edificios públicos.
Desde entonces ganaron los 400 Pueblos la repulsa generalizada de la sociedad civil. Sin embargo, en cada aparición sobre tierras de Xalapa, hay el funcionario público como ocurrió en el pasado sexenio, que limpia esa fea imagen y hasta lograra que se integrara una «comisión de la verdad», la que no concluyó ninguna investigación ni rindió veredicto alguno y aún así los encuerados de César del Angel, silenciaron cañones, volvieron a vestirse y se retiraron de la ciudad con rumbo a sus guaridas.
La estela de inconformidades sociales, el rechazo a que tomen jardines y parques públicos y los conviertan en verdaderos cochineros, de los cuales el ayuntamiento municipal hasta hoy, nada ha dicho ni ha emitido la consecuente nota de condena y anuncie alguna sanción pecuniaria, por no contar con la autorización municipal para realizar protestas públicas, han sentenciado de antemano popularmente la existencia de los 400 Pueblos.
* EL PAN, ENVUELTO
EN UN COCHINERO
La necedad de querer ganar la presidencia de México, por tercera vez, ha llevado a la maquinaria albiazul a un hediondo cochinero, como fue antes el que experimentó precisamente el perredismo.
El partido azul, que había presumido de tener estirpe, gozar de fama de serio y congruente con la ideología conservadora a ultranza, hoy se encuentra metido en el fango.
En mucho había cuestionado el «mugrero» entre perredistas, donde lo menos que contaban sus políticos era la congruencia, ya no se diga la sensatez; por cierto, la que hoy ha reflejado en toda su investidura el sabio de la política Porfirio Muñoz Ledo, quien ha declinado, por no contar con las condiciones suficientes para buscar la candidatura del PRD a la jefatura de gobierno del DF.
Y es que frente a un Miguel Mancera, Alejandra Barrales, Samuel Batres, Daniel Delgado y diez aspirantes más, que quieren suceder a Marcelo Ebrard, y con objeto de no provocar una probable fractura hacia los interiores del perredismo o el PT y lo que queda del otrora Convergencia, Muñoz Ledo decidió retirarse de esta contienda, sin causarle lastimadura alguna a los partidos de izquierda en un acto de sensatez de la cual están ayunos los socios panistas, en este momento.
Y es que frente a un árbitro electoral, el IFE en su peor momento, ajeno a su condición de ser imparcial y justo, con apego a una retardataria ley electoral y dando bandazos, los que mantienen a tres aspirantes azules por la candidatura de su partido, sin que haya la voz que los convoque a la selección de su abanderado definitivo, lo que les retrasa ampliamente frente a los dos punteros AMLO y Peña Nieto y exhiba, porque eso es a los panistas metidos en el cochinero como están.
Sensatez y congruencia, los antídotos de la antidemocracia, bien podrían estar sepultando las aspiraciones del régimen albiazul de subirse otros seis años al trono presidencial.
* NADIE HACE CASO
DEL COFRE DE PEROTE
Hace casi ya 4 décadas que en páginas de este matutino se reseñaron en distintos momentos los estragos que le causaron los tala montes al otrora hermoso valle del Cofre de Perote.
Entonces había varios cientos de miles de hectáreas repletas de pinos sobre todo y una amplia variedad de árboles entre otros las araucarias, además de los frutales como los que produjeron miles de toneladas de manzanas, peras y ciruelas.
Los coyotes, lobos y numerosos reptiles, formaban parte de la riqueza ecológica y forestal de esta vasta y bella región.
Los avecindados en los municipios de las Vigas de Ramírez, Perote, Las Minas, Altotonga, Acajete y la Joya supieron de estas exuberantes riquezas y que le dieron a amplia región la expectativa de que sus gentes pudieran sobrevivir con comodidades por largos decenios.
Sin embargo, no se tuvo el cuidado de reforestar las áreas que eran objeto de la tala y la destrucción.
Poderosos hombres de empresa, como Raúl González Náñez y posteriormente el grupo Michoacán, durante decenios explotaron las entrañas de la tierra y sus maderos fueron a formar parte de las viviendas, que con ellas se construyeron de manera ininterrumpida sesenta o setenta años, en los lugares más apartados de la república, inclusive.
El saqueo en todas dimensiones resultó indiscriminado y bárbaro. Hizo inmensamente ricas a dos o tres familias, dejando a los lugareños la siembra y cosecha de las peras, manzanas y ciruelas, hasta terminarse, y sustituyéndose con la producción de la papa y el cultivo del ganado vacuno y cuidado de los borregos.
Una política pública que ofreciera el remedio a la escasez de empleos y de producción nunca se dio.
Si acaso, cuando la industria maderera empezó a derrumbarse, apareció la mano del presidente Luis Echeverría, quien ordenó la instalación de factorías destinadas a la elaboración de suéteres de lana, cobertores y otros artículos de vestir, con materiales y pieles propios de animales que eran cazados en la región aledaña al valle de perote.
Empero, un pueblo no puede sobrevivir solo de proyectos basados en las frágiles columnas del discurso que pretende ser político. Y menos aún de la impunidad que les dio el asalto a las riquezas naturales de toda una región, como es la que colinda con el Cofre de Perote.
Posterior al desmantelamiento forestal del Cofre de Perote, ninguna administración de gobierno, en sus tres niveles jerárquicos o burocráticos ha instrumentado acciones de rescate, reforestación o reconstrucción de cientos de miles de hectáreas, que hoy por hoy, simplemente se desmoronan. Culpables hay muchos, pero la recuperación no llega.
El reportaje de los últimos 40 años ha sido el mismo, el Cofre se avejenta, pero va quedando pelón, como hasta ahora. Sin responsables que paguen por su crimen, ni políticas públicas que intenten siquiera su salvación.
EfACICO 