Siete Párrafos: ¿Hay riesgo de otro magnicidio en México?


Texto de Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El 22 de marzo de 2010, el expresidente Humberto Moreira, durante el discurso de aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio, sorprendentemente afirmó que,  ante la errática política gubernamental del actual gobierno panista, había la posibilidad de otro magnicidio en México; declaración que retoma por cierto el periódico “Los Angeles Times” en su más reciente publicación de esta semana en la que  critica  acremente la personalidad del candidato mexiquense, sobretodo por su evidentes tropiezos en su agilidad mental  que, según la reportera del periódico, ha orillado a  algunos analistas  a considerar que    “fue elegido más por su apariencia y lealtad que por su inteligencia”.

Independientemente del origen secreto de la publicación, la insistencia de periódicos norteamericanos en señalar las inconsistencias del candidato Peña Nieto, es indicativa que al menos del otro lado del Rio Bravo,  no es el candidato de las preferencias de los grupos de poder norteamericano, y esto pone en serio riesgo el destino de su aspiración a ser presidente de la república. Pero aún más, lo pone en severa desventaja ante un gobierno que hasta ahora se ha mostrado duro y capaz de cualquier maniobra para salirse con la suya.

En pocas palabras, si bien el PRI y su candidato se lleva de calle a todos los demás precandidatos que aspiran a la presidencia, eso solo muestra que es el que tiene la preferencia de los votantes, pero no hay que olvidar que quien posee el control de la maquinaria electoral es el gobierno, encabezado por un Felipe Calderón que, hasta el momento, ha mostrado quererse salir con la suya, contra viento y marea, en muchas decisiones tan controvertidas como la del manejo  guerrero de la seguridad del país.

El periódico filtra que un grupo interno en el partido quedó dolido por el proceso de nominación del ahora candidato priísta, asegurando que ese grupo trabaja por debajo para minar aún más la imagen de Peña Nieto.  Además los nexos de éste con Salinas, Montiel, Elba Esther Gordillo, el escándalo con muertes no aclaradas del pasado, la enorma deuda dejada en el gobierno del estado de México y su omisión en el trato de delitos graves en su ejercicio como gobernador, hacen asomar el riesgo, según el prestigiado diario norteamericano, de que sean utilizadas como estrategia en su contra cuando las campañas reales comiencen. Es un candidato cada vez con más sombras, dice la reportera.

Ahora bien, el matiz perverso de la nota es sacar a flote la palabra magnicidio porque da a entender que es una posibilidad en el futuro de las próximas elecciones presidenciales. Ese término si bien atribuido a Moreira – que quien sabe porque extrañas razones lo sacó a flote- no ha sido únicamente por él dicho, lo ha mencionado Federico Arreola, (allegado a Lopez Obrador)  en algunos de sus artículos recientes;  e indirectamente el propio presidente de la República, que ha insistido en el riesgo de que el riesgo del crimen organizado influya en las próximas elecciones.

Indiscutiblemente, al presidente Calderón no le conviene llegue un candidato como Peña Nieto a la presidencia de la república, con la fuerza tan arrolladora que evidencian las actuales encuestas sobre preferencia del electorado. No, porque al haberle echado toda la carga en contra al partido en los más recientes años, los políticos del viejo PRI, hoy representado como nuevo, le pueden cobrar cuentas tras su falta de no corresponder al hecho de que fue gracias el PRI que pudo tomar posesión en el Congreso de la Unión. Por eso Calderón apoya a Cordero, un verdadero “delfín” dispuesto a cubrirle la espalda porque no tiene más fortaleza que la que le da la preferencia presidencial. Calderón hará todo para hacerlo llegar como candidato, pero será más difícil convertirlo en presidente. Por su eso su manotazo en Morelia, para dar muestra de quien es el que mandará en la maquinaria electoral del 2012, es una advertencia contra su más claro enemigo político.

¿Pero  a quien le convendría un magnicidio en México y para qué?  No sería una buena estrategia contra el  PRI, asesinándole su  candidato presidencial    porque provocaría, entonces,  el “efecto Zedillo” que se dio en 1994 cuando las preferencias del electorado a favor del PRI subieron y se impusieron gracias al efecto del asesinato de Colosio. Luego entonces, más que Peña Nieto, quienes pudieran ser más viables víctimas de un atentado serían los demás candidatos, porque no solo provocaría el “efecto Zedillo” en el electorado sino también daría pauta a la anulación de las elecciones, escenario que si bien abre un terrible periodo de inestabilidad con todos los riesgos que esto conlleva traería un escenario distinto para la futura presidencia de México. Afortunadamente solo estamos especulando,  ya que una situación así solo podría ser producto de una maquinación perversa que esperamos nunca se dé en México. (correo electrónico: rcalderonvivar@yahoo.com)

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