60 minutos: Burocrático cambio de placas


Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

* BUROCRÁTICO
CAMBIO DE PLACAS

Seguramente los titulares que se encargan del cambio de placas para automovilistas, quedará la experiencia de algo que no deberá repetirse en los próximos años.

Conseguir el cambio de placas, cambio de propietario, ir al banco, pagar los «derechos», donde un cuerpo inmensamente tortuoso, molesto, prepotentes algunos de sus integrantes hacen la entrega de placas nuevas, todo en un lapso de días.

Es decir, que el común de automovilistas, tuvieron que cubrir un viaje de picnic, con la contrariedad consecuente de no saber a ciencia qué hacer, cuando la burocracia se impone con los aires propios de los burócratas, compenetrados en un trámite engorroso, del cual disfrutan haciendo dar vueltas al común de quienes tienen que pagar derechos, presentar documentos y más copias.

De lo contrario, usted no está en regla y tiene que pagar las consecuencias con recargos, multas y más advertencias verbales, igual disparadas por los empleados, que así justifican lo que le pagan los contribuyentes con sus impuestos.

El programa que anunció Sefiplan para el cambio de placas, advertía igualmente que el trámite sería gratuito y en un tiempo comprensible.

No ha sido así. Hay que ir al internet y conseguir la fecha y módulo para el trámite de rigor. Ya en terrenos donde se encuentra el módulo, hay que hacer tres colas, para finalmente recibir las placas, el engomado y el chip, lo cual le puede llevar de dos, tres, cinco y hasta seis horas.

Quien vende y tiene que cambiar de propietario, deberá ir a oficinas de la Sefiplan, donde no hay un solo aparcamiento vehicular en 500 metros a la redonda, deberá cruzar el pórtico de las oficinas mencionada, dejando una identificación a su entrada, para poder penetrar en el edificio, allí frente a la mirada intimidatoria de un policía uniformado de azul oscuro.

Enseguida, otra fila, nueva cola, el empleado mofletudo y revestido del poder que la mediocridad le da. Implacable, cuando extiende el recibo que hay que pagar en el banco, venga dentro de tres días y cuando esto haya ocurrido, entonces, desde su vieja computadora registra el nombre del dueño del vehículo automotriz y le da la fecha, hora y módulo, donde podrá cambiar sus placas. Copias de una documentación copiosa y ejemplar, sino lo regresan.

Confiesa el empleado, que la modernidad aquí no ha llegado, por esto, no puede compararse el «sistema» con los de Puebla o el DF, por ejemplo.

* HOSPITALES SIN
ESPECIALISTAS

Ciertamente este país anunció con bombo y platillos, que el seguro médico popular alcanza a cien millones de mexicanos, pero la inmensa mayoría, se pregunta en dónde va a recibir la atención médica y más de especialistas, cuando el mexicano es un pueblo enfermo endémicamente.

Sin embargo, en todo el país, hay al menos en instalaciones del IMSS un déficit de cuatro mil médicos especialistas, que no llegan, aunque las escuelas de medicina si los producen y muchos de ellos ante el acoso al que los somete el desempleo, optan por irse unos del país hacia entidades del extranjero, donde sí los emplean, o bien se quedan aquí para hacerla en alguna de las actividades relacionadas con los oficios más modestos.

Hace días en páginas de este matutino, se recogió una declaración que sobrecoge a cualquiera del doctor Samuel Orrico Torres, delegado del IMSS en la zona Veracruz sur, en el sentido de que hay cuando menos 25 vacantes de médicos especialistas, que siguen sin poderse cubrir, tan sólo porque la burocratización en dicho reparto lo afecta todo.

En tanto, la salud pública, sigue dando en qué hablar, ya que entre mexicanos los males de salud abarcan todas las especialidades seguramente.

Acaso alguien ignora que la diabetes ocupa el primer lugar como causa de decesos que se registran cotidianamente.

O que el Sida, también ha colocado al país, en uno de los primeros lugares dentro del continente latinoamericano.

Hay un millón de niños nacionalmente con enfermedades del corazón, en tanto 800 mil menores nacen con padecimientos cardiovasculares congénitos.

En mucho, responsabilidad de esta carencia, que a decir del delegado de la zona sur es de corte nacional se debe a la irresponsabilidad con que se conducen las mafias que se integran con los delincuentes de bata blanca, que forman parte de las gavillas burocrático y administrativas de sus oficinas lo mismo en el sur de la entidad, que aquí en la capital del estado de Veracruz.

Sobre todo en esta época invernal, los nosocomios reciben una cantidad mayor de pacientes, a los cuales las instalaciones de nosocomios como son los del IMSS, dan atención a una reducida clientela, habida cuenta de que además de contar con espacios muy reducidos en sus instalaciones, la ausencia de galenos especialistas, es bastante preocupante.

Empero, el problema de salud pública integralmente en este país, no llega a las mayorías de este país.

Empero, la voz de alarma ha sido lanzada al aire por el delegado del IMSS en la zona sur de Veracruz, quien a su vez narra que tiene necesidades de 25 especialistas, cuyas plazas están allí, vacías, luego entonces cabría preguntar por qué no echar mano de los recursos humanos profesionales, que siguen a la espera de un espacio donde poder desarrollarse a favor de la salud pública precisamente.

O acaso, la mafia, como en oficinas de la delegación local es avistada, donde imponen sus voluntades y libran un ejercicio bajuno, y que a sus trincheras laborales especialistas y galenos en general, no pueden ingresar a las burocráticas instalaciones hospitalarias del seguro social, nomás, porque a algunos jefecitos menores no les viene en gana.

Ostentan sus despachos algunos de ellos, a la manera de los espacios que ocupan funcionarios igualmente mañosos y perversos, como ocurre en el sector salud de Pablo Anaya Rivera, donde hasta pareciera que están solo para satisfacer caprichos y bolsillos personales. Y que la salud corporal de las mayorías se vaya al despeñadero.

* SIGUE EL CAOS
VIAL EN XALAPA

El caos vial en Xalapa no tiene fin.

Primero se dio el cambio de la dirección vial al estado, tras demostrarse que en manos del ayuntamiento de la ciudad, las complicaciones que entraña la circulación vehicular no cesaban, sino todo lo contrario.

Luego vendría la desincorporación de los tamarindos, y que cesaran funciones, aunque algunos lo lograron, pero ya en tránsito del estado. Un empresario camionero al frente de la dependencia, no rindió lo que esperaban propios y ajenos.

Con lamentables consecuencias, el paso de vehículos en nuestras calles y avenidas se tornó simplemente en caótico. La semaforización es irregular, pésima, sin ninguna sincronización y los señalamientos no los hay más que en dos o tres arterias públicas del casco histórico.

La situación se torna al rojo vivo, porque las horas pico, ahora son todas las del día y parte de la noche.

Resulta fatal para cualquier automovilista tratar de cruzar la ciudad, porque todas las vías de circulación se encuentran congestionadas. Y los uniformados de tránsito, sólo sirven para dos cosas, que la gente los vea, pero la otra, como simples espectadores, además de que las nuevas agentes mujeres, frente a las anteriores y que dependían de tránsito municipal, redujeron al 90 por ciento sus actividades de vigilar, cuidar y hacer accesible el tránsito de vehículos.

Xalapa, por haber surgido de la nada, la improvisación y sin ningún trazo promovido por especialistas en la materia, sigue teniendo las mismas calles y avenidas, ya no pueden dar más. Yen lo que hace a la zona de los puentes y distribuidores viales, hay sus casos en donde, sus vueltas a la izquierda y que desembocan en las avenidas y parte de la carretera a Veracruz, se torna el tránsito lento, tortuoso y de bastante riesgo para automovilistas y peatones.

Autobuses urbanos y los casi ocho mil taxistas, son parcialmente los dueños de la ciudad, pero contra sus excesos, abusos y cobros excesivos a un público usuario pobre en mayorías, nadie se atreve a verlos y contenerlos. Es justo el momento para que un nuevo director haga intentos por librar uno de los renglones álgidos de la ciudad, pero con trabajo y metiéndole inteligencia junto con sensatez. La ciudad no se merece peor suerte. Por favor.

Tomado de Gráfico al Diá, edición 11 de enero de 2012

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