Siete Párrafos: ¿Y dónde están los ciudadanos de México interesados en el cambio?


Texto de Rodolfo Calderón Vivar, egresado de la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
¿Funcionará Isabel Miranda de Wallace como una propuesta del PAN para el Gobierno del DF?

La intención de proponer  a Isabel Miranda de Wallace como precandidata del PAN al gobierno del Distrito Federal, dada a conocer ayer por Demetrio Sodi, tras una entrevista con Gustavo Madero, es un remanente de   la antigua recomendación de Felipe Calderón para los dirigentes del PAN. hecha el año pasado, tras una visita a los Estados Unidos,  de buscar un candidato ciudadano para apoyarlo para puestos de elección popular.

¿Por qué buscar entre la ciudadanía si los políticos están más que dispuestos a seguir brincando de puesto en puesto?  Una de las razones puede ser el evidente deterioro de la imagen de una clase política cada vez más ineficiente e ineficaz en gran parte de los puestos de gobierno y de elección popular que han obtenido en los últimos años. Buscar entre los políticos no profesionales nuevos funcionarios en puestos de elección popular parece ser una estrategia de renovación política nacional.

Por eso el éxito de Javier Sicilia durante el pasado año, convirtiéndose en algo así como el representante de la conciencia civil para promover la participación ciudadana en un país donde los ciudadanos parecen estar aletargados desde años. Su recorrido nacional, del cual nadie se ha preguntado la fuente de su financiamiento, corresponde a ese interés de que ya no sean sólo los políticos de siempre los que decidan el futuro de instituciones y  gobierno.

El mismo Carlos Salinas de Gortari, insistentemente, habla de que es el momento de la participación ciudadana para corregir el rumbo del país. Su postura no es gratuita, porque bien puede responder a criterios externos de núcleos de poder que ven en esta acción una posibilidad de solución al terrible deterioro funcional y estructural que como sociedad, a estas alturas, tiene México ante los ojos de los principales países del mundo.

Pero este no es un discurso nuevo. Tiene años que se insiste en que la participación de la sociedad civil en asuntos de gobierno se debe fomentar en el ambiente político nacional. Los partidos políticos, al respecto, de vez en cuando han intentado innovar al respecto nominando como candidatos a personas sin ningún antecedente político previo y que llegan porque son figuras destacadas de la farándula, de los medios, del deporte y de la cultura.

Lo que ha pasado en esos casos de nominaciones es un fenómeno insólito. Los ciudadanos nominados casí en automático se convierten en políticos cuasiprofesionales en donde aprenden pronto lo más tortuoso del proceder político, quitándole   frescura a su personalidad supuestamente desligada de cualquier contaminación partidaria. Es decir, ven también a la política como un negocio muy lucrativo.

La participación ciudadana también se ha vuelto un membrete aprovechado en medios académicos para obtener recursos de fuentes financieras internacionales, promoviendo  y creando organizaciones civiles no gubernamentales u otros organismos de ciudadanos independientes que, en la mayoría de los casos, medran con el presupuesto o solo sirven para organizar foros y congresos de relumbrón universitario. Todo en vano. Los ciudadanos interesados en participar por un cambio en México brillan por su ausencia. Por eso los reclutan así, como a la fuerza, los partidos políticos que como el PAN, ahora intenta llevar a las urnas a Isabel Miranda de Wallace que, de aceptar, habría que esperar cuanto tiempo le llevará aprender a ver a la política como negocio.

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