60 segundos: * POR UN CAMBIO VERDADERO


Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

* POR UN CAMBIO
VERDADERO

Parafraseando a Alfredo V. Bonfil, aquel secretario de la CNC, cuando dijo que «a una orden de usted señor presidente, este país se incendia o apacigua», hoy el candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, llama a votar «por un cambio verdadero».

El presidente Luis Echeverría, luego de escuchar a Bonfil, le ordenaría a su cardenal cenecista, que llevara a cabo la revolución en el medio rural, que permitiera a los campesinos no morir de hambre.

Y el cardenal cenecista, inició la faena que se vio truncada también, cuando en vuelo sobre tierras veracruzanas, su aeronave cayó presuntamente debido a los fuertes vientos que en ese momento soplaban en inmediaciones de la zona de Cardel.

Hoy, AMLO frente al guía moral de los perredistas del país, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, ha pedido que sufraguen los mexicanos por «el cambio verdadero» y no por más de lo mismo.

Cuauhtemoc Cárdenas, una personalidad con calidad moral para marcar rumbos al candidato presidencial, López Obrador

Cárdenas, reconocido en este país, debido a que teniendo todo para ocupar un escaño en el Senado de la República, ha dicho que no va, lo cual denota que en dicho personaje la avaricia y la voracidad no tienen cabida, lo que hace de dicho personaje un político con calidad moral, para hacer los apuntamientos y las recomendaciones, que siendo producto de su conocimiento y dominio de las entrañas del poder que se ejerce en este país.

Así que la sentencia dictada por López Obrador, ha sido la más oportuna intervención que el candidato presidencial de las izquierdas, ha tenido la aceptación del grueso de hombres y mujeres de izquierda, pero más aún, de los ideólogos y luchadores sociales, que como lo hizo ya Cárdenas, asintió con el pedido del político tabasqueño y que ya recorrió buena parte de territorio nacional.

* YA NO HAY DONDE
ESTACIONARSE

Hay más de siete mil taxis corriendo como bólidos en pistas de carreras, pero aquí lo hacen sobre arterias públicas de la ciudad, los cuales sumados a los miles de automóviles particulares, es menos que imposible aparcarse, aunque tampoco hay los suficientes estacionamientos públicos, donde resguardar las unidades automotrices.

Lo anterior, porque la Dirección de Tránsito del Estado, ha puesto en marcha un operativo de grúas para retirar de la calle los vehículos supuestamente mal aparcados.

Una campaña de estas, para ser justa, tiene que cargar también con los vehículos que portan placas oficiales y que suelen sus choferes estacionar en avenidas y arterias públicas principales, así como de quienes se suben a las banquetas y les importa un bledo, hacerlo en calles céntricas y periféricas.

A una medida de restricciones, tan necesaria como se antoja puede ser la que se menciona, igual, tiene que ofertar las posibilidades a la mano, con las cuales se puedan abatir los yerros, fallas y sus irregularidades.

Hoy no existen agentes uniformados cuidando la circulación vehicular, ya que sólo aparecen los peritos, cuando se registran colisiones y otros siniestros y accidentes automovilísticos, que son diarios y numerosos, sin que en la prevención, se estén vigilando los cruceros peligrosos, las avenidas y calles y el grueso de las 315 colonias que integran esta municipalidad, por caso.

Lo cierto es que no hacen lo primero, menos que realicen el papel de instructores sobre lo que no debe hacerse, para tener un tránsito ágil, dinámico y sin las complicaciones, como hoy se registra dicho fenómeno en nuestras ciudades.

Dicho sea repetitivamente, cuando la autoridad vial se encuentre en condiciones de ofrecer suficientes espacios en los estacionamientos públicos y privados, y se haga llegar el contenido de los ordenamientos jurídicos y legales a la ciudadanía y particularmente que los conductores de vehículos automotrices también los tengan al alcance de su mano.

Y bajo esta panorámica reconozcan si van a respetar o no dicha legislación, y entonces las grúas realicen su chamba de andar persiguiendo a conductores de vehículos, cuando hoy el fin pareciera simplemente el de hurgarles sus bolsillos, en búsqueda de la clásica mordida.

* CUEVAS DE LOBO A
CAMBIO DE LUMINARIAS

Las principales avenidas del corazón de Xalapa, se han convertido en cuevas de lobos o ratoneras como peyorativamente las califican un buen número de xalapeños, que con algún gesto de queja y lamento, avistan que el combate a la contaminación ambiental, igual está dejando calles oscuras.

Cualquiera hace la invitación a paisanos suyos y colonos de los cuatro costados de la localidad a ventilar un asunto, que el Cabildo pasó de humo a la ciudadanía, ya que el efecto ha sido contradictorio, al instalar nuevas lámparas, porque a cambio tenemos arterias públicas oscuras.

Nomás recorra usted entradas las primeras horas de la tarde-noche las avenidas 20 de noviembre, Úrsulo Galván, la propia avenida de Enríquez y las Américas, con su ramal de calles colindantes y podrá apreciar que la oscuridad es mayúscula, no se avista a un metro a la redonda de cada lámpara y vuelve la capital a mostrar el rostro de principios de siglo XX, cuando se contaban con los dedos de una mano los postes de los cuales pendía el alumbrado público.

Cierto aunque nadie ha podido testificar con un soporte enteramente científico, que se está ahorrando energía eléctrica y que así se coloca dicha medida a tono con las políticas públicas, que vienen abanderando la lucha contra el cambio climático.

Lo cierto también, es que está dejando arterias públicas más oscuras, sobre todo cuando los signos de la violencia y la inseguridad se han infiltrado en la vida cotidiana de las familias buenas de Xalapa, y con las tenebrosas noches de ahora, las vienen aprovechando muchos malandrines para hacer de las suyas impunemente.

Empero, lo más grave, que a la ciudadanía nunca se le pregunte si está de acuerdo o no, con una imposición que como ésta, enturbia en buena medida igualmente la imagen de la capital del estado, que quizá los ediles no han avistado ninguna de estas noches, para poder apreciar realmente la capital a oscuras que hoy exhibe Xalapa.

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