Banco Mundial y la explotación bajo cuidado de la Amazonia


Por María Guadalupe Rico Martínez, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El asesinato de “Chico Mendes” en 1988 atrajo la atención internacional sobre la  destrucción de la Amazonia. Francisco Alves Mendes Filho, recolector de caucho, sindicalista y activista luchó de manera pacífica contra la extracción de madera y a favor de la expansión de los pastizales en Brasil. Fundó un sindicato de recolectores del látex en un intento por preservar sus trabajos y el bioma al mismo tiempo, haciéndose merecedor del premio Global 500 que entrega la Organización de las Naciones Unidas.

La selva amazónica es el bosque tropical más extenso del mundo. Se considera llega a los 6 millones de km² repartidos entre ocho países, de los cuales Brasil y Perú poseen la mayor extensión. Ha ganado el título del pulmón del planeta, mantiene un equilibrio climático: los ingresos y salidas de CO2 y de O2 están balanceados.

El Banco Mundial (BM) acaba de anunciar la ayuda de 15, 9 millones de dólares a Brasil para poner en marcha la segunda fase del Programa de Protección Regional de la Amazonia en los próximos cuatro años. La ayuda financiera  amparará otras 13, 5 millones de hectáreas. En la primera etapa del programa   acogieron 32 millones de hectáreas de la región.

La cooperación del BM más importante en el mundo tiende a salvaguardar la selva tropical sudamericana, conservará a largo plazo hasta 100 millones de hectáreas de esta región mediante la creación de parques, reservas biológicas y la explotación del resto del territorio bajo protección. El significativo patrimonio mundial es la más espaciosa zona forestal del orbe y es compartida por Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana, Suriname y Bolivia.

La tierra de los pueblos indígenas de la Cuenca Amazónica, -especialmente vulnerable-  está siendo rápidamente deforestada y degradada bajo la creciente presión de la agricultura e industrias extractivas; inmensos ecosistemas de los que dependen sufrieron daños irreversibles. Estiman científicos que si las tendencias actuales de tala continúan, el 30 por ciento de los bosques presentes  desaparecerá para el año 2050. Esperemos, por el bien del planeta que la explotación con protección a la que se refiere el BM sea como “Chico Mendes”, la había soñado, que su desdichada muerte hace 24 años, haya tenido una razón.



Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable

http://www.verde-claro.org

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