
*EL CULTO A LA
PERSONALIDAD.
En la política a la mexicana, el culto a la personalidad es parte del rol que cotidianamente juegan los hombres públicos y que la sociedad gobernada tiene que atragantarse, porque de otra suerte corre el riesgo de no recibir los bienes y servicios, que el estado tiene por obligación de dar a sus gobernados.
Así ha sido desde que el unipartido se adueñó del país y no tuvo más adversario o enemigo, que el propio sistema que lo habría de volver loco, debido al inmenso poder acumulado y de hacer sentir a la ciudadanía, que el gobernante lo era todo, mandatario, jefe, creador, amo y señor.
Sin embargo, vale la reflexión, porque en días como estos, hay la certidumbre de que el común de votantes ignora a estas fechas, por quien sufragará en comicios electorales.
La mayoría lo hará porque las viandas prometen ser más ricas, ya que incluirán víveres, adornos artesanales y en algunos casos, hasta billetes mexicanos de diferentes denominaciones.
Al político que busca la chamba de legislador todo importa un comino y lo que tiene como meta es justamente el ejercicio del poder, para de allí en adelante iniciar una nueva vida en su carrera, donde la modestia, la humildad y el don de gentes, van a ser sustituidos como siempre ha sido, estará alejado del sentir popular y peor aún, lejano de estar en contacto con la sociedad que lo eligió.

Su papel será el de un legislador, pero la mira está puesta en los negocios, que pueden ejercitarse haciéndola de padre conscripto. Y en aras de ese culto a la personalidad que es hasta propio de los políticos, frente al resto de la sociedad representada, se siguen creyendo los salvavidas o patrocinadores del bienestar inexistente, o acaso suponen que la gente no se percata de sus yoísmos hasta el extremo de que anuncien que los bienes que brinda al pueblo, éste debe agradecerlos.
Como servidores públicos, tienen obligaciones y deberes, que deberán ser superiores, atendiendo y dando a sus gobernados y representados, lo que es su obligación, nada que supere el saludo, la gratitud más allá de sus beneficiarios. Por favor.
*NI OPERACIÓN GRUA,
NI YO SI LEO EN TAXI.
Finalmente, para los xalapeños particularmente los programas de operación grúa y yo si leo en taxi, han podido sortear, menos resolver los severos conflictos que entraña el tránsito citadino en nuestras calles y avenidas.
Lamentable estado de cosas, que hacen ver más compleja y complicada a la capital veracruzana de lo que pudiera parecer. Las calamidades se suman con marcado sarcasmo, porque la autoridad suele recordarnos cada día, que la capital es un centro de atractivo turístico entre los primeros lugares en el país, que la basura se barre todos los días y que el agua será distribuida por tandeos a los más de ochocientos mil usuarios existentes en la localidad.
Las 40 pandillas de jóvenes aprendices de hampones, que operan en la periferia de la ciudad no llegan al centro y que la vigilancia que realizan las fuerzas armadas y los elementos de la policía, son insuficientes para dar a la ciudad, la seguridad, que solo en labios de los políticos se encuentra.
Entre la población hay miedo, hay un grave desencanto y las dudas acerca de por qué no pasan y son superadas tantas malas experiencias, que los avecindados en la localidad tienen que experimentar tan sólo porque el crecimiento de Xalapa, es desordenado, las colonias se conforman de advenedizos y asaltantes de predios y las siglas gremiales y los sindicatos y los falsos líderes, pisan la sombra a las instituciones, que ceden a las presiones y reclamos cada vez más apremiantes de estos grupos de la población surgida de la irregularidad, el desorden, la anarquía.
Los programas recién puestos en marcha, el operativo u operación grúa, recoge solo automóviles de particulares, luego entonces la irritación social se multiplica. Y por supuesto que el otro programa de Yo si leo en taxi, cayó de la gracia antes de ponerse en funcionamiento, ya que nadie sabe en qué automóvil de alquiler puede ser operado, ya que la mayoría de taxistas ignora nombres y rumbos de nuestras calles y avenidas y colonias.
Menos aún, pueden ser difusores de lugares de atractivo natural y turístico, porque los taxistas no saben y tampoco conocen la geografía ni la historia de la ciudad.
La que pierde es la ciudad, pero sus habitantes no pueden seguir siendo engañados, porque la mentira dura mientras la verdad no llega y sus políticos, deben ser tales cuales son, de carne y hueso, con sus desventuras, que son más, que las expectativas de servir en la era del cambio. Por favor.
*VUELVE EL NEGOCIO
CON LAS CONCESIONES.
Una marcha, protesta o plantón sui géneris se dio anteayer para pedir que les devuelvan algo así como 400 millones de pesos, que andan perdidos en una danza de lo entendible, pero que mientras ocurre, ha dejado como bateador en el home, sin pegarle a la bola a 80 presuntos concesionarios de placas de taxi, que han venido haciendo sus aportaciones económicas desde el anterior sexenio y a la fecha, nada les han podido cumplir las autoridades en este caso de tránsito del estado.
Don Gerardo Buganza, les ha pedido que sus reclamos los eleven ante oficinas de tránsito del estado y transporte público.
El reclamo viene de hace meses y va para años.
80 son los veracruzanos que demandaron placas de taxi, los cuales hicieron entregas de muchos miles de pesos a un grupo elegido seguramente de hombre y mujeres, quienes no les cumplieron la esperada entrega de concesiones de taxi, que a decir suyo, cumplieron religiosamente con los requisitos que les pidieron, incluida su decisión de pasar a formar parte de las filas y trincheras del partido revolucionario institucional.
Cuatro o cinco acusados, ya se encuentran identificados, quienes pudieron sumar alrededor de 400 millones de pesos, puesto que la concesión incluía la compra de los vehículos que se destinarían al servicio de nuevos taxistas.
Compromiso que no se dio, ni con la entrega de concesiones ni las unidades automotrices, con este atraco que trae de punta los cabellos de funcionarios viales, porque choca evidentemente con las voces que alentaron seguramente esta entrega de concesiones.
Las cuales, sumadas a los tantos miles de concesiones que se autorizaron en el anterior sexenio, habrían de coadyuvar seguramente a cavar igualmente, la tumba de este servicio a usuarios del transporte público, porque el congestionamiento en el renglón nadie puede ocultarlo. Allí está
