
Nada puede ser más contraproducente para el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa que caer, a estas alturas, en situaciones bajo sospecha. Sin embargo los más recientes acontecimientos de la vida nacional, y cito solo dos, tales como el destape de la corrupción de funcionarios mexicanos ligados a sobornos de Wal Mart y la no aprobación de la cuenta pública del año 2008 por muchas irregularidades detectadas, pone en situación de entredicho no solo su probidad, sino su capacidad de administración y desempeño ético de los cuadros de funcionarios que estuvieron, y están, al frente del gobierno de México.
Bajo sospecha del funcionamiento honesto de su propio gobierno, el presidente Felipe Calderón ve minada su credibilidad, y autoridad moral, para hablar de más de 70 años de corrupción del Partido Revolucionario Institucional y de malos gobiernos priistas que le antecedieron. No puede hablar del pasado para desacreditar a la oposición siendo que su presente, ahora ligado a sospechas de corrupción, lo sitúa en el mismo plano de corrupción e ineficiencia que pretende utilizar como argumentos contra el partido tricolor.
No tiene autoridad moral tampoco al decir que el PRI mantuvo secuestrada la democracia durante muchos a base de engaños y trampas, una vez que el mismo presidente panista ha sido señalado como violador de la ley por el propio Instituto Federal Electoral que así dictaminó al detectar el uso indebido de recursos públicos para enviar correspondencia personalizada a millones de contribuyentes, en tiempos electorales, con la finalidad de exaltar logros de su gobierno, en clara violación al artículo 134 constitucional, salvándose de ser sancionado sólo porque el artículo 108 de nuestra constitución señala que un presidente de la república solo puede ser acusado por traicion a la patria y delitos graves del orden común. En suma, Felipe Calderón Hinojosa es tan tramposo como cualquier otro gobernante del PRI que hubiera hecho lo posible por afectar la democracia con tal de hacer ganar a su partido en una contienda electoral.

No tiene autoridad moral de señalar de deshonestos a los contrarios, durante la administración de un gobierno federal, estatal o municipal, quien no es honesto, o al menos parece no serlo, al descubrirse que el ejercicio presupuestal del 2008 presenta severas inconsistencias que hace dudar de un manejo honrado del presupuesto público, emanado de los impuestos de todos los mexicanos, sobretodo en el área de su candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, tal y como sucede ahora en la cámara de diputados donde se han encontrado severas irregularidades en cuentas de gobierno por miles de millones de pesos.
El hecho permite que Sebastián Lerdo de Tejada, miembro del partido priista que es acusado por los panistas de haber gobernado a México corrupta e ineficazmente, declare sin empacho, acerca del gobierno panista del presidente Calderón, que la valoración negativa de las cuentas públicas de hace cuatro años “es sinónimo de que México tiene un gobierno ineficaz, improductivo, corrupto y algunas veces mentiroso”.
Caso aparte merece el escándalo puesto al descubierto en Estados Unidos de cómo la empresa Wal Mart de México recurrió al soborno de autoridades del gobierno mexicano para expandir su presencia en México logrando permisos extraordinario, violatorios de normas y leyes mexicanos ajustadas para hacerlas legales, que permitió la creación de tiendas en toda la república de manera expedita e inusitada. Hecho que ya provocó la reacción del gobierno de Estados Unidos para investigar esos actos de corrupción, así como la dimisión de funcionarios de Wal Mart y la baja en la bolsa de las acciones de esa empresa extranjera.
El caso Wal Mart provocó solo la indignación del presidente Felipe Calderón, según lo declarado al New York Times, ya que dijo no se vale hacer negocios a base de mordidas, en tanto funcionarios de su gobierno como Luis Téllez respaldaron públicamente el funcionamiento de la empresa como ejemplar en su desempeño en México, haciendo caso omiso de la detección de 24 millones de dólares repartidos a funcionarios mexicanos que ha sido puesta al descubierto por el gobierno norteamericano. Dos declaraciones desafortunadas de miembros de un gobierno panista que, al final de su mandato, se va enfilando hacia una tragicomedia griega de una historia que tuvo un mal comienzo y que se avizora, tendrá un mal final.
