
* RECLAMOS, CONDENAS Y
LAMENTOS EN EL DESFILE
El desfile del primero de mayo, mediático definitivamente, pasó a mejor vida.
El espectáculo mediático para saludar y reconocer públicamente los esfuerzos gubernamentales a favor de la clase trabajadora de México, ya no lo es.
Los medios mediáticos o fácticos, como suele ocurrir con los televisivos sobre todo, dirán a manera de reseña de los viejos tiempos de Carlos Denegri, Ángel Trinidad Ferreyra, éstos en los periódicos, que se trata de la parada cívico-obrera del año en este país.
Sin embargo, hoy no es así. En cualquier rincón de la patria azteca, suelen escucharse más reclamos, condenas, mentadas de madre, advertencias y amenazas, que superan en número a las elevadas hace uno, dos y más años.

Cuando este escenario, se vuelve repetitivo, igual, comienzan a surgir las ideas y reflexiones en grandes grupos de la población civil, del por qué tanta exigencia y pocas son las respuestas que el estado les puede rendir.
La alta criminalidad que vive la nación entera, la violencia que no cesa y cobra mayor número de víctimas mortales, como el ataque que sufren todos los sectores sociales de la república, llama necesariamente a la menor consideración, porque los signos de la imposibilidad que tiene el estado para resolver y atender a las mayorías, se ve marcada por objetivas restricciones y limitaciones.
El estado se encuentra en un tris de enfrentar el descalabro definitivo, porque a nadie cabe la menor duda, que la sociedad es infeliz, no está contenta, padece hambre y tiene un miedo que en ocasiones raya en pánico.
Las cuestiones que obstaculizan el rumbo de la máxima institución que precisamente es el estado, no parecen superarse, a no ser que acometiendo con la misma virulencia que cualquiera de las bandas delincuenciales, en contra de sus adversarios y los inocentes.
La democracia no existe, la alternancia, con el PAN fracasó rotundamente, luego entonces, qué hacer en un país donde son más las reclamaciones y al final del camino, las cosas están peores año con año.
* JULIO SCHERER GARCÍA,
PERIODISTA DEL SIGLO XX
Julio Scherer García es sin duda, el periodista del siglo XX que más prestigio dio al ejercicio de escribir con compromiso social.
Es un gigante de la tarea de informar con responsabilidad, es el periodista que abrió las páginas del periódico Excélsior a la más diversa gama de géneros periodísticos haciendo famoso al entonces mejor diario que circulaba en América Latina, con sus reportajes, la crónica, sus artículos de fondo, la sección editorial, la entrevista y la nota de color.
Luego de éste, ninguno.
Bajo el régimen de Luis Echeverría Álvarez, hubo que afrontar la persecución y por supuesto la andanada de ataques oficiales, hasta ponerlo fuera con su poderoso equipo de 200 reporteros, que don Julio, desplegaba a lo largo y ancho de todo el mundo, para poder cubrir el menor de los sucesos, que hacían la noticia.
Vicente Leñero, cronista de cepa y dramaturgo, escribiría su libro Los Periodistas, donde da cuenta de la tragedia que siguió al periodismo independiente que ejercía Excélsior. Pero jamás hubo que afrontar el ataque físico a periodistas, ni a su director general, don Julio.
Esto advertiría René Cardona, periodista de la revista Proceso, a quien aquí designó don Julio como representante de la revista, para seguir de cerca las pesquisas que un grupo especial de sabuesos, habrá de continuar hasta esclarecer el crimen cometido en la persona de la periodista Regina Martínez.
Empero, lo que impone un distingo en un medio donde difícilmente se da, que don Julio, en su papel de comandante en jefe de la revista que fundara junto con Miguel Ángel Granados Chapa, el propio Vicente Leñero y Enrique Semo, entre otros, haya viajado inmediatamente después de conocida la infausta noticia, de la ciudad de México a esta capital, para ponerse al frente de la indagatoria sobre un asesinato, el de su corresponsal, suceso que por vez primera se comete en contra del personal de la revista Proceso, en más de 30 años de salir a la luz pública.
Rasgo o gesto, que en mucho ennoblece a un oficio y profesión, no se sabe cual todavía es de los dos, pero que tratándose de don Julio Scherer García, confirma su papel de ser el periodista del siglo XX y lo que va del actual. Enhorabuena.
* EVALUACIÓN
SIN SUSTENTO
Realmente los maestros que militan en las filas del SNTE, sin tomar en consideración que una buena parte de docentes afrontan serios retos en su capacitación profesional, por gracia de la maestra Elba Esther Gordillo, cabe la presunción de que aún no es el momento para llevar a cabo su evaluación.
Y no se debe precisamente a que el maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo, jerarca de los docentes que militan en la sigla mencionada antes, sino porque vea usted que si se trata de evaluarlos en sus acervos intelectual y cultural, antes tendría que sopesarse si el estado ha sabido atenderlos en sus reclamos de académicos desde las aulas del sistema de enseñanza primaria, secundaria y media superior.
Los planteles en mayoría a los que acuden sus docentes, carecen hasta de los más elementales espacios y condiciones para poder exigir a los mentores que rindan lo que necesariamente están condenados a no hacer, pues faltan espacios decorosos, con suficiente alumbrado, mesa bancos, ventanales, pizarrones y los efectos elementales para desarrollar sus actividades cotidianas a favor de la niñez y los jóvenes escolares.
En una mayoría los muchachos, no leen, son apáticos y suelen ser todo lo «crítico» que se puede sobre la realidad que está viviendo.
Obviamente mucho de este fenómeno lo ignoran sus progenitores, a los que muchos de ellos ocultan la realidad en que se desarrollan dentro de sus aulas y que cuando sus mentores los hacen ir a sus clases, para informarles del aprovechamiento de sus vástagos, simplemente bajan la cabeza y admiten lo que sus maestros informan de su comportamiento escolar.
Un sistema crítico y de conciencia social no existe, además de que la cátedra que reciben en los niveles de secundaria y bachilleres adolece de temas centrales en la cotidiana página de la historia nacional de este país. Lo cual, frecuentemente provoca el desinterés de los jóvenes y adolescentes.
Consecuentemente una evaluación al magisterio del renglón, tendría que carecer de numerosos elementos, que no se tienen, y que la aplicación de aquella prueba, puede ir más allá, con afanes que nadie va a querer aceptar, porque entre una y otra instancia, hay un mar de fondo. Al tiempo.
