Mi puerta de conjunciones/ rasga la noche sin tiempo donde gravita tu cuerpo…


Por Patricia Eugenia Gómez Hernández, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

La luna se eclipsó al paso sinuoso de  una nube, y la iluminación brillante que inundaba la habitación se debilito coincidiendo con el fin de los jadeos, y sinuosas sensaciones. Afuera el florido jardín se movía con el viento, proyectando sus sombras surrealistas en el interior poniendo movimiento a las paredes.

Rosa y Facundo, sudorosos, relajados suspiraban mirando la danza de los árboles que proyectaban sus sombras, que en momentos parecían iban a su ritmo. De pronto, un sonido taladró la mente de Rosa. Como si esté fuera una llave para abrir un rincón cerrado de su mente…rasgó la noche sin tiempo.

Recorro tu cuerpo para dibujarlo, para revelártelo a ti mismo. Para que tú te reconozcas, para que te veas en el anverso perfecto de la otra que te descubre, esa otra yo, que con cada giro sinuoso y deslizante de mis dedos crea, recrea lugares, curvas, hendiduras.

Transito tu cuerpo y lo recupero, para descifrarlo, mientras tú,  el otro que me mira sin verme, desborda sus ríos en mis mares. Te recorro para que veas como te veo, como te siento, como te percibo con los ojos de mis manos que te reconocen como digitando un instrumento de viento y tempestades.

Mis manos mariposas maltrechas, que  no dejan  de moverse a pesar del dolor.

Siempre marcando el compás de la música corporal. Con   mis dedos, creo y recreo pliegues de diferentes texturas. Liberando los espacios infinitos atrapados en la finitud de la piel.

Espacios que se  despliegan en todas las dimensiones que este acto de energía suprema, nos permite vislumbrar y nos semeja al creador.

Creadores de mundos ocultos. Que se manifiestan  y se abren con solo el  tacto y los espasmos de la puerta de conjunciones y tu avance palpitante.

Así de forma inconciente y conciente se   genera  una energía que nos envuelve y nos implanta en  un gran útero cósmico donde se gestan las ideas y se genera la vida.

Empezando la ceremonia ritual reconozco tu rostro. Como mis índices recorren el cristal de una ventana bañada de lluvia. Y en la lucidez que me regalan las nubes, dibujo en la humedad signos y símbolos que labran laberintos en mis ojos.

Signos y símbolos que he descifrado para ti. Tatuándolos en tus ojos, tus ojos que ignoran lo que ven.

Tus ojos que fueron puentes. Arcos para llegar al fin de los tiempos, ahora rotos, solo retrasan mis pasos.

Tu boca de silencios y soledades que se vuelve estridente en mi puerta de conjunciones, boca a boca, puerta a puerta… y de pronto el silencio se escucha y todos los alaridos se pintan de silencio. Te dibujo en mi memoria como yo te percibo como ni tú sabes que eres o podrías ser.

Así también cuando tus dedos caminan por mi cuerpo yo en mi mente voy descubriéndome. Reconociendo en  cada una de mis formas lo que tú  miras y descubres de mí.

Recreándome en esa revelación de mi yo, como tú lo percibes. Sorprendiéndome por  la magia de  verme fuera de mí, a través del dibujo táctil con que me envuelves de forma sensual y constante a pesar de otras inconstancias.

Dos cuerpos, dos espirales, miles de poros que se multiplican sin la dureza de las madréporas que envuelven tu nacimiento. La espiral en perfección áurea.

¡Como quieres que no sienta un baño de agua de cristales helados cuando tú solo dices “Ya vente mamacita…”¡ Y luego rematas con un “que sentiste gordita” ¡Te  pasas Facundo!. Es lo más feo que no quiero escuchar.

Después de esa gran pequeña frase tuya, mi loca mente me lleva a pensar si realmente te amé o solo amé un reflejo en las aguas de la fuente o si solo me vi en ellas a mí misma como un vil Narciso. Y si al recorrerte y amarte y esperar tus signos amatorios ¿no estaría amando algo que hay dentro solo de mi? Que se revelaba cuando tú estabas. Mientras yo intentaba amarte mas allá de lo que percibimos. ¿No estaré engañada como la fuente donde Narciso se contemplaba? ¿Soy Narciso? ¿O soy la fuente?

En fin Facundo espero esto te responda que siento cuando lo hacemos…

Solo soy un punto que mira la infinitud del universo dilatando mi iris y el ojo oculto de mi mente…Abriendo y cerrando esa visión mientras la luz baila en mis oscuridades en una danza armónica y continua.

Grrruuufg, grrruuug fuiugrrr solo unos ronquidos rítmicos y estridentes le respondieron. Facundo roncaba a moco tendido con una cara de laxitud y felicidad solo interrumpida de vez en vez por el sobresalto de sus ronquidos y cortos gruñidos.

Con su frágil y dolorida mano, invadida de dolores artríticos reumatoides que ella insiste rebeldemente en  ignorar, Rosa encendió la lámpara y totalmente relajada le clavo una mirada acuosa a su cuasi esposo. Él cual ya roncaba a moco tendido, es decir como siempre solo escuchaba un fragmento segmentado de su conversación.

 

Rosa deslizó lentamente la mirada por su habitación. Recorriendo amorosamente las paredes color malva, que como grandes pantallas reflejaban las dilatadas sombras, de los árboles del exterior, los muebles y objetos.

La sombra de su cuerpo tendido de lado mirando a Facundo parecía la imagen del Iztaccíhuatl. Pero no, ella no era la mujer dormida.

Su memoria le trajo en flash back todos los rostros de Facundo cuando era para ella el hombre más hermoso del mundo. Seleccionó la imagen que mas le agradó y con ella se quedó… sonrió para sus adentros, lanzó un gran suspiro y se inundó del relax delicioso que se tiene después de múltiples orgasmos a pesar de todo y el todo. Placer que casi se le fractura con la pregunta envejecida del padre de sus hijos “Rosa Rocha gorda ¿qué sentiste?” A lo cual ella siempre le respondía mmm ¿qué no lo percibes? ¿No te lo trasmito? Hasta esta noche en que el alma la sentía más allá de la cabeza y zaz que le contesta.

Suspirando, relajada y feliz en medio de sus tristezas Rosa jalo un libro de la mesita de noche. ¿Qué? ¿Madame Bovary? Mis calzones, lo siento Flaubert, hoy releeréla Espiralde Italo Calvino.

El brillo de la luna entro con fuerza en la habitación y se multiplicó. Cuando encendió la lámpara, las nubes ya no estaban.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.