* VICENTE FOX,
EN EL RIDÍCULO
En el peor de los ridículos queda el ex presidente Vicente Fox, al demandar que los «tarados» voten por el PRI, que no es lo autoritario que se dijo y que los panistas busquen que Josefina quede en la segunda posición.
Nada peor que un ex mandatario juzgue a los mexicanos de ser tarados. Y peor aún, que a sus correligionarios, es decir, los que lo subieron al trono de presidente hace doce años, ahora les pegue la puñalada por la espalda para que sufraguen, pero a favor del PRI.
Hace una docena de años, los panistas votaron por Fox, ya que prometía el cambio que nunca llegó. Lo hicieron mandatario de la nación, so pena de que echara a los socios del viejo sistema para siempre.
Apenas han transcurrido doce años, y el señor Vicente Fox, no sólo demanda de los electores que dejen de estar buscando candidato, que ya está perfilando Peña Nieto, y que sobre su humanidad, los votos lleguen a las ánforas electorales.
Lo que no le perdonan los panistas, es que además, exija que busquen que Josefina gane la segunda posición. Más traidor al país, a los albiazules y a la propia Josefina, la cual fue su empleada, no puede tener cabida en esta hora de ir perfilando efectivamente por donde se irán las mayorías el próximo primero de julio.
No basta que el señor Manuel Espino, en una entrevista con el periodista del siglo XX, Julio Scherer, haya tronado contra el presidente Calderón, sino que además pretenda obtener lucimiento mundial, dando a conocer su renuncia al PAN y que todavía espere que le toquen fanfarrias, porque pasa al PRI y se compromete con 900 y pico de sufragios a la causa de Enrique Peña Nieto.
Los panistas hace tiempo que perdieron la brújula, y de ser un partido de ultraderecha, conservador y repleto de muros y más, está quedando sólo en un membrete más, como el Panal, alianza para quién sabe qué o como el Dr. Simi, listo para los negocios privados.
* LOS CANDIDATOS
Y LOS PARTIDOS
Son dos condiciones diferentes. Una va enlazada a la otra, pero finalmente el común de electores fija su vista en los candidatos y no en los membretes partidarios.
Las siglas, están condenadas popularmente. A la gente causan hastío, tedio, abulia, aburrimiento. A los hombres, el común de electores ha seguido en sus carreras –se dice- Y sobre éstos, habrán de votar en comicios electorales del primero de julio.
El hartazgo viene de las siglas, y si el común condena de antemano el posible retorno del partido tricolor al ejercicio del poder, se debe a la pesada carga que afortunadamente ha puesto de manifiesto el grueso de estudiantes libres de este país.
El hartazgo, observan los integrantes del movimiento #Yo Soy 132, porque a ellos les ha tocado y escuchar que tienen que cargar con el pesado fardo de la crisis de todo, educativa, moral, social, económica, que les dejaron los socios del viejo sistema y de cuyo alcance no pudieron erradicar los panistas.
Son algo así como 35 años de espera, para que los jóvenes pudieran advertir que las cosas cambiaron.
La sociedad -podría decirse- va a la avanzada y los partidos políticos no. Estos han condicionado su papel de interlocutores de la primera, pero le han fallado cuando no defienden una sola causa social, el costo de la vida se eleva, la desocupación laboral desciende, la sociedad se desmoraliza y las crisis se alargan ya por casi 4 décadas.
Por esto, cuando surge el movimiento #Yo Soy 132, no puede la sociedad menos que solazarse con el despertar de un puñado de compatriotas jóvenes, que se agigantan a través de las redes sociales, porque los canales televisivos ya no satisfacen a nadie y las alternativas para salir de este atolladero sin final, no parecen llegar ni asomar en ninguno de los rincones de la patria mexicana, sino todo lo contrario.
Sociedad y partidos están divorciados, no cabe la menor duda, por más que se empeñen los hombres del poder y los candidatos y los líderes de estas trincheras político-burocráticas. Por esto y algo más, es que la sociedad, a la cual pertenecen los cientos de miles de universitarios, sus maestros y los padres de familia, orgullosamente se ostenten con el movimiento #Yo soy 132, membrete no partidario, ni simpatizante de ninguna de sus siglas, pero que si está viendo nombres, los cuales no pertenecen ni al PRI ni al PAN. Porfavor.
* EN LA PROVINCIA,
LOS ASEGUNES
Cuando faltan tres semanas y media para culminar las campañas electorales y acudir a las ánforas electorales, los recuentos y repasos sobre las identidades y numeritos, si alientan en forma a presumir que la contienda será altamente competida.
No es cierto que los abanderados del partido tricolor, las tengan todas consigo. Los electores veracruzanos ponen especial énfasis en los nombres de quienes buscan la presidencia de la república, más reparan concienzudamente en los nombres y personalidades de los buscadores de curules y escaños.
Y es que a decir, no de las encuestas compradas, vendidas o amañadas los saldos no son buenos precisamente a las siglas. Y por otro lado, hay aparentes socios del viejo sistema, que hasta presumen que ya tienen la curul en la buchaca, pero en la calle, el cafetín, el urbano, el taxi y la escuela, vuelcan su voto en contra de aquellos candidatos golondrinos, que a la postre son tan conocidos, que ya chole.
Sin seguir ninguna encuesta, sólo a la escucha de las voces que son muchas en la calle, el efecto AMLO beneficiará a desconocidos, pero que se harán ilustres, porque les llegará el voto que le depositarán en la urna que lleve el nombre de Andrés Manuel López Obrador.
En el caso del PT, Convergencia y el PRD, cada membrete tiene su clientela, mucha de la cual recibió y sigue recibiendo cantidades industriales de propaganda y regalos de panistas y priistas, pero que no cambiará su decisión de sufragar como lo anuncian, a favor de AMLO y en el caso de Xalapa, por el perredista, convergente y petista Uriel Flores Aguayo. Al tiempo.
EfACICO 