
Siempre en las poblaciones o ciudades de México, han existido los restaurantes chinos, bien para saborear a temprana hora el café con pan calientito salido del horno o al mediodía del pollo agridulce al famoso chop suey.
China, vive entre nosotros, con el vecino, el amigo, el maestro, etc. ya que somos una mezcla multiétnica. La celebración del año nuevo Fiesta de la primavera o Año Nuevo Lunar, apreciada a través de desfiles que visten atractivos y vistosos trajes, interpretación de danzas y artes marciales. Pero, hoy en día la nación oriental es en nuestras tierras más que esto, representa el segundo socio comercial de México dentro del área de América Latina.
En el reciente debate protagonizado por los candidatos presidenciales Gabriel Quadri, de Nueva Alianza propuso un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China; con lo cual estamos de acuerdo, pero antes naturalmente que el país tendrá que solucionar todo el engranaje de problemas que impiden el avance.
El TLC de Norteamérica firmado por Estados Unidos, Canadá y México entró en vigor en 1994. Se decía, por ejemplo, que aumentaría el crecimiento económico, crearía empleos, no afectaría al medioambiente y, reduciría la migración desde México hacia el Norte. Se convertiría en un país desarrollado, de «Primer Mundo”. Hubo expresiones de inconformidad de quienes aseguraban sería un convenio desigual, que no estábamos a la altura de los otros socios. Después, voces como la del priista Héctor Padilla, entonces Presidente de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados, dijo “no ha ayudado en nada, afecta a los campesinos y el campo mexicano ha sido un desastre desde 1994”.
La balanza comercial entre México y China alcanzó en 2011 la cifra de 58 mil 200 millones de dólares, pero 90% de esta cifra (52 mil 248 millones de dólares) corresponde a exportaciones chinas; advierten los expertos que entre los riesgos que corre México al enviar sin planificación están desde no tener la capacidad productiva para surtir los pedidos, hasta exportar con los requerimientos aduanales establecidos por el país al que se desea ingresar, sobre todo los de consumo humano. Alrededor de 50% de los fracasos de un negocio de exportación se debe a que las empresas carecen de una estrategia previa.
Hay que resolver la problemática interna actual, para que no resulte perjudicial, improcedente la signa de alianzas comerciales.
Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable
