Escenarios: Caso Regina, cuestión pasional


Por Luis Velázquez Rivera, Egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

*Siguen pista a mordida en el cuello*Caso Regina, «cuestión pasional»

*Reportero de Xalapa, bajo sospecha

I

Todo indica que la Procuraduría de Justicia de Veracruz está a punto de esclarecer el primero de los 9 crímenes de reporteros y fotógrafos ocurridos en los últimos 18 meses.

En un periódico local ha sido publicada en portada, en nota acreditada a la Redacción, la primera pista: una mordida en el cuello de la corresponsal de Proceso, Regina Martínez, asesinada el sábado 28 de abril del año en curso.

Y a partir de la mordida, los expertos han seguido la pista.

Por eso es que a varios trabajadores de la información de Xalapa, citados a comparecer, les han tomado una placa de su dentadura para cotejarla con la marca hallada en el cuello de la víctima.

Incluso, hablan ya de que el crimen tuvo su origen en una cuestión pasional, y/o en todo caso, “motivaciones personales”.

Es decir, nada que ver con el ejercicio reporteril en un Veracruz decretado por las ongs Reporteros Sin Fronteras, Artículo 19 y el Comité de Protección a Periodistas de Estados Unidos como la región más peligrosa y riesgosa del mundo para el trabajo periodístico.

Es más, se habla de que el presunto homicida ya fue identificado y una nube de policías, agentes y detectives siguen la huella.

II

De acuerdo con las versiones, la noche del velorio y el día del sepelio el presunto homicida estuvo presente.

Con toda la sangre fría de que habla Truman Capote, el asesino participó en el duelo de principio a fin.

Según filtraciones publicadas desde fuentes extraoficiales muy bien informadas, el caso de Regina Martínez Pérez estaría por resolverse en el sentido de que fueron causas pasionales las que motivaron la muerte de la periodista

Desde luego, parando oreja.

Días después, no obstante, y según las versiones, desapareció… hasta el momento actual en que nadie de los colegas da señales de sus días y noches.

Se habla, incluso, de que su trabajo reporteril lo dejó tirado y de nadie se despidió.

Simple y llanamente, voló.

Por eso es que la procuraduría y la Agencia Veracruzana de Investigaciones, AVI, se está dilatando un poquito (han transcurrido casi dos meses).

Pero a diferencia del hazmerreír con el hijo de ‘’El chapo’’ y del Michoacanazo aquel, la procu jarocha tiene no los pelos de la burra en la mano, sino la burra completa.

La investigación ministerial es la número 363/2012, radicada en la Agencia Segunda Investigadora del Ministerio Público.

III

La procu de Veracruz estará tejiendo y destejiendo expectativas, escenarios, pistas, tips, señales, hasta detener al presunto asesino.

Ya saben todo de él.

Tienen hasta fotografías familiares del presunto, y aun cuando resultará (todo indica) una bomba mediática y política, ni modo, la verdad se impone.

Por eso es que la autoridad que filtrara el dato al periódico jarocho planteó un crimen pasional y que corresponde, más que a una vida privada, a una vida clandestina, pues la corresponsal de Proceso era una mujer discreta.

IV

La noticia publicada en el diario porteño termina así: ‘’El resto (de los reporteros y fotógrafos asesinados), por el modus operandi, mensajes dejados en los cadáveres y la saña con que han sido perpetrados, están relacionados con cárteles de la droga que operan en la zona’’.

Y, bueno, como se trata de una nota firmada por la redacción, la editorial asume la carga informativa.

Y aventurar por ahora que el resto de los trabajadores de la información asesinados en Veracruz estaban ligados a los señores de la droga suena demasiado temerario.

Y más si la versión se suelta así nomás, con una fuente extraoficial, cuando todos en el argot reporteril sabemos que esa “fuente extraoficial” proviene: una, de la Procuraduría de Justicia; dos, de la Secretaría de Seguridad Pública; tres, de la AVI y cuarta, de la vocera próspera y/o de un enviado.

V

Si los ocho crímenes de reporteros y fotógrafos están ligados a los cárteles de la droga, como presume “la fuente extraoficial”, entonces, el rigor periodístico contempla sustento informativo.

Si la fuente extraoficial filtró el dato sin pruebas mala onda sea reproducido en las horas convulsas y turbulentas que vivimos y padecemos.

Si de antemano se desacredita el trabajo de los demás, habría de referir un solo caso, el siguiente: la vocera dijo en su oportunidad que Víctor Báez, director del portal ‘’reporteros policiacos’’, era ‘’un periodista comprometido’’.

Pero además, por ningún concepto se vale tirar la piedra para hacer ruido en el estanque y esconder la mano.

En todo caso, el periodismo exige esperar que la filtración sea documentada con pruebas irrefutables, pues se corre el riesgo de un Michoacanazo más y el filme de terror llamado “El otro hijo de El chapo”.

Y más cuando desde un principio la autoridad ha sostenido el mismo discurso, sin concluir aún las investigaciones correspondientes.

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