Televisión, pobreza y democracia


Por María Guadalupe Rico Martínez, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El 95% de los hogares de México cuentan con mínimo un televisor, el 55 %  ve diariamente de 2 a 3 horas y entre los objetivos a seguir está en primer lugar, informarse. Es decir, la televisión es la mayor fuente de recepción de los mexicanos.  Los medios masivos de comunicación en general y la televisión en particular, tienen la capacidad de influir de manera directa en la población e incluso sugieren los temas que deben considerarse  importantes.

   Esto, cierto si además que quien transmite la información es un personaje  conocido y aceptado por la población.  Las dos televisoras nacionales ofrecen canales abiertos conocidas por casi toda la población (97%). Sin embargo, se prefiere ver las noticias en Televisa.

   La democracia, comprende  un estilo de vida en que debe reinar el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de los miembros. En el régimen donde ejercen este sistema de gobierno, es fundamental para su pleno funcionamiento que los ciudadanos asuman una cultura política.

   Existe una relación entre democracia y pobreza, en el sentido de que aquellos países con  considerables niveles de autonomía poseen también un mayor PIB per cápita, un alto índice de desarrollo humano y un menor índice de pobreza. Michael Lewis-Beck, profesor distinguido de la Universidad de Michigan, y Ross Burkhart, Director departamental de la Universidad de Boise Statu (1994) sostienen que el desarrollo económico conduce a la aparición de democracias aunque la democracia por sí misma no ayuda al desarrollo económico.

  De qué manera influyó la televisión en las elecciones, considerando que la escala educativa de los mexicanos corresponde a 8.6 años, y por ello la caja emisora la fuente de información de más alta aceptación. El porcentaje de pobres asciende a 52 millones, 12 millones en pobreza extrema. Tendremos que admitir la manipulación a través de las campañas y la pertinaz actitud de los políticos de querer aprovecharse de la penuria del pueblo.

      La realidad de un triunfo no está en las urnas ni en la “mesas”. La verdadera victoria estará cuando los mexicanos incrementen su nivel educativo y la pobreza, solo sea parte del pasado.

Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable

http://www.verde-claro.org

 

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