Cumple 191 años la firma de «Los Tratados de Córdoba»


Por Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

El 30 de junio de 1821  llegó a Veracruz  en el navío “Asia”  don Juan O´Donojú nombrado capitán   general y jefe superior político  de la Nueva España (por no permitir la nueva Constitución Española el título de virrey). O´Donojú encuentra a la ciudad todavía conmovida por el asalto. Como llega en plan de paz   en su primera proclama dice a los insurgentes: “Soy solo y sin fuerzas, no puedo causaros ninguna hostilidad. Permitidme pasar a mi destino”.

El coronel insurgente Santa Anna y sus oficiales obtienen permiso para transitar libremente y en la alameda de la ciudad de Veracruz.  O´Donojú  se reúne con  Santa Anna  para que  éste gestione una entrevista con Agustín de  Iturbide.

La conferencia es aceptada y se establece la villa de Córdoba como lugar de reunión donde llega O´Donojú escoltado con honores y halagos  por  el buen perillán, militar diestro y  astuto negociador Antonio López de Santa Anna  quien de todos los acontecimientos sabía sacar partido.

Iturbide y e l jefe superior político de la Nueva España firman “Los Tratados de Córdoba” reconociendo la soberanía  e independencia de la nación que habrá de denominarse “Imperio Mexicano” con gobierno monárquico, constitucional,  moderado; el trono  para Fernando II; en su defecto, al infante Don Francisco de Paula; si no viene; al infante  don Carlos Luis y en último caso, al que las cortes del imperio designen. Fernando  no acepta ni deja aceptar  a los infantes, por el contrario, manda a quemar por mano de verdugo la copia del tratado y declara a O´Donojú de “funesta memoria”.

Portal de Zevallos, edificio colonial donde se firmaron los históricos «Tratados de Córdoba» en 1821. que avalaban la independencia de México con respecto al dominio español

Meses después, el 24 de agosto de 1821, se reunieron en Córdoba el que sería el último virrey de la Nueva España Don Juan O’Donojú y el Jefe del Ejército Trigarante Agustín de Iturbide quienes luego de escuchar misa en la Catedral de la Inmaculada Concepción se trasladaron al edificio conocido como el Patio de Zevallos para firmar los Tratados de Córdoba con los cuales se dio fin a la Guerra de Independencia.

Los Tratados de Córdoba son un documento en los que se acuerda la Independencia de México, firmado en la ciudad de Córdoba, Veracruz el 24 de agosto de 1821 por Agustín de  Iturbide, (comandante del Ejército Trigarante) y por Juan O’Donojú (jefe político superior de la Provincia de Nueva España) pero que no contaba con poderes ni autorización del gobierno español. El texto está compuesto por diecisiete artículos que representan una extensión al Plan de Iguala.

 Dicho acuerdo fue rechazado por el gobierno de España y se reconoce a México como un imperio independiente de la Monarquía española. El imperio mexicano se reconocía como monárquico constitucional y moderado. En primer término la corona independiente mexicana se ofrecía a la familia de Borbón, en primer lugar a Fernando VII de Borbón, y no presentándose en México en el término que su congreso lo señalara para prestar juramento, sería llamados en su caso sus hermanos, los infantes Carlos María Isidro de Borbón, Francisco de Paula de Borbón, o su primo el Archiduque Carlos de Austria-Teschen,[] —este último hijo de María Luisa de Borbón y nieto de Carlos III de España— u otro individuo de casa reinante que determinara el congreso; en caso de que ninguno de éstos aceptase la corona del Imperio mexicano, las cortes imperiales designarían al nuevo monarca mexicano, sin especificar si debía pertenecer a alguna casa reinante europea, o si podía nombrarse a cualquier mexicano.

Esta última frase  que no había sido contemplada en el Plan de Iguala, fue convenientemente adicionada por Iturbide para dejar abierta la oportunidad de adjudicarse el trono. Por otra parte, Juan O’Donojú en su carácter de jefe político superior no estaba facultado  para firmar el documento, pero accedió a firmarlo; además no tenía potestad[] para renunciar a ninguna parte del territorio español, pero una vez firmados los tratados, O’Donojú envió una copia dirigida a Francisco Novella quien se encontraba en la Ciudad de México.

Novella que ejercía como jefe de gobierno y Capitán General de Nueva España convocó a una junta de guerra a la que asistieron miembros de la diputación provincial, del ayuntamiento, del clero y los más altos jefes militares. Concluyeron que el documento debería ser ratificado por el gobierno español y solicitaron la presencia de O’Donojú, que aunque reconoció sus grados militares, no así el cargo político de Novella adquirido con la destitución de Juan Ruiz de Apodaca. Se concertó una reunión en Tacubaya, la cual se celebró el 13 de septiembre con la presencia de Iturbide. Novella, los miembros del Ayuntamiento y de la diputación provincial reconocieron a O’Donojú como el nuevo jefe político superior tras varias horas de discusión a puertas cerradas.[]

El 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante (o de las Tres Garantías) entra a la Ciudad de México y el 28 de septiembre los mexicanos elaboran el Acta de Independencia de México que declara su independencia. Seguidamente Juan de O’Donoju murió de forma súbita el 8 de octubre de 1821 en México, afirmándose que fue envenenado.

Las Cortes españolas rechazaron el Tratado de Córdoba y la independencia mexicana, publicando esta determinación en la Gaceta de Madrid los días 13 y 14 de febrero de 1822.[] El Congreso Constituyente Mexicano proclama a Agustín de Iturbide emperador de México el 18 de mayo de 1822.[] Once meses más tarde Iturbide es depuesto tras la victoria republicana de la Revolución del Plan de Casa Mata, y el Congreso mexicano consideró liquidados el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba

Este  texto forma parte  del libro que estoy escribiendo sobre Córdoba, titulado “CÓRDOBA: HISTORIA, MEMORIA Y ORGULLO

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