
* DR. LUCIO CON
OLOR A RANCHO
Viejos capitalinos y que hoy radican en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, tuvieron ayer la osadía de hacer una caminata por las principales calles de la ciudad, pero eligieron una sobre todo para recordarla como fue en el ayer, una arteria pública tranquila, sin malos olores, ni fachadas de sus casas pintarrajeadas y ajenas a los tóxicos y ruidos.
La calle de Dr. Lucio experimentó en cien años cambios extraordinarios porque hacen más deplorable su paso por la página que recoge el surgimiento de una rúa, que algún día fue la principal con las avenidas Revolución y Clavijero principalmente.
Allí en doctor Lucio casi esquina con la avenida 20 de Noviembre, radicó muchos años el ministro del poder judicial federal, honesto al extremo Mario G. Rebolledo, quien en algún momento suspendió sus labores en el DF, para venir a Xalapa y hacerse cargo un sexenio de la secretaría general de gobierno, al lado del gobernador Antonio M. Quirasco.
Un funcionario que renunciaba a los privilegios que entrañan los viáticos y la gasolina pagada con dinero público, porque su honorabilidad se lo exigía. En esa misma rúa vivió aunque casi en contra-esquina del Palacio de Gobierno el licenciado Antonio Campillo Reynaud, también secretario de gobierno, con Fernando López Arias siendo gobernador y ex rector por algunas semanas de la Universidad Veracruzana.
Otro modesto alto funcionario, cuando tampoco se hablaba de violencia, delincuencia ni nada que se le pareciera. Entonces no se advertían lo signos del enriquecimiento personal, que hoy día, hasta directores generales, pueden acumular fortunas insospechadas.
Bien esa vieja avenida, porque así se le denominaba además de albergar el mercado Jáuregui, no dejó de mantener sus condiciones de ser un espacio limpio y oliendo a limpio. En el tramo que cubren las viviendas características de los años 50 del siglo XX, persisten a la fecha, residencias de una planta, sus azoteas cubiertas por tejas y los colores mexicanos rosa, amarillo, azul y café sobre todo. Pórticos para dar acceso a un patio o garaje en forma de chorizo, largo, para dos o más vehículos.
Las chicas que operaban como suripantas en el callejón de Abasolo, han existido siempre. El puente de Xallitic de la época del gobernador Quirasco, la hace de Mirador y de allí en línea recta al centro de la ciudad, aparece en escena una verdadera plaza de ranchote.
Huele a comida, a mugre, sus comerciantes con la música estridente, a todo volumen y el descontrol absoluto en lo que hace a sus anuncios propagandísticos, mal elaborados, pésimamente uniformados y sin ninguna estética. Al iniciar la calle de Enríquez en subida, Dr. Lucio, además incluye edificios en plena destrucción por el paso del tiempo y el abandono de sus propietarios. La arteria empedrada colindante al súper mercado más cotizado de la ciudad, limpia de ambulantes, ahora la utilizan automovilistas como su aparcamiento privado. Dr. Lucio, una pestilente y repleta de personas caminando como «zombies» es Dr. Lucio.
* DESCONFÍAN DEL
MEGAOPERATIVO
Hay desconfianza en el «mega-operativo» que se propone el sector salud y que no está resultando porque la gente del pueblo no cree en un combate así, contra el mosquito transmisor del dengue.
La propia dependencia lo admite.
Se habían preparado cientos de toneladas de materiales para limpiar la zona que incluye el puerto de Veracruz y Boca del Río.
El mosquito está metido hasta los huesos de numerosas colonias periféricas, pero también de las más urbanizadas en la llamada zona conurbada.
Es posible que esta limpieza de lugares infestados seguramente por el dengue en sus variedades, se haya iniciado demasiado tarde.
Y el horror no ha terminado para decenas o miles de familias, quienes ahora tienen que aceptar lo dicho por el sector salud, en el sentido de que hay quienes se niegan a atender las sugerencias y demás orientaciones del cuerpo de agentes sanitarios de la instancia en cuestión.
Aunque, en otro contexto, hay quienes aseguran que no es verdad que la gente se niegue a la visita de los agentes sanitarios, sino todo lo contrario, los recursos humanos son insuficientes en este combate y los insumos de trabajo existentes, resultan insuficientes y poco eficientes en una lucha por salvar a la humanidad de un contagio, que en algunos casos mata y deja secuelas inenarrables en sus demás pobladores.
El sector salud ignora cómo podrá salvar de esta pesadilla a miles que están siendo amenazados por el dengue, una enfermedad sin aparente control por más que se insista, y que ahora trata de justificarse diciendo que es la gente, quien se niega a ver por sus congéneres, acallando su propia ineficacia e ineficiencia, pero que allí están, porque la plaga no termina y los efectos del dengue allí están, infranqueables y quién sabe por cuánto tiempo más.
* HOY LA PROTESTA
ESTUDIANTIL
El recuerdo de 1968 hará que se registre una muestra nacional de protesta, sobre todo porque los jóvenes asesinados en la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, siguen sin recibir la justicia esperada.
Las víctimas mortales de l968 siguen pasando lista y los criminales o están en el panteón por razones naturales y otros siguen gozando de la libertad.
Sin embargo, al grueso de mexicanos que perdieron hijos, parientes y amigos en la gesta que segó la vida de miles tras los cañonazos, cruce de balazos y los misiles lanzados desde los aviones sobre la humanidad de los 50 mil estudiantes, maestros y gente del pueblo, que se sumó a esa lucha, seguirá recordando su extinción, más no acallar su voz de protesta y condena.
Ciertamente en la provincia, qué pasó. Se preguntan generalmente los estudiantes, sobre todo los universitarios, porque los libros de texto en la escuela de bachilleres y secundarias le dan un tratamiento ligero, casi imperceptible a la matanza de estudiantes y académicos, en la hora crucial del dos de octubre de 1968.
Aquí en Xalapa, también el gobernador Fernando López Arias había arengado días antes del dos de octubre, con que se alivianara la familia universitaria, que los ánimos no subieran su tono y que los huelguistas- porque las escuelas y facultades- que incluían a los planteles de los bachilleratos y secundarias, bajaran su presión, porque diría López Arias. Que el gobierno entonces sometería por la fuerza a los manifestantes.
En la plaza Lerdo, Juan Rodríguez Prats, a la sazón dirigente estudiantil en la UV realizaba una huelga de hambre, a la que sumaba otra docena de jóvenes y en el resto del estado, iguales demostraciones estudiantiles se estaban registrando en sus plazas públicas. Los alcaldes municipales trataban a toda de costa de contener la ola de condena y rechazo a los halcones-brazo armado- del régimen federal en aquella época.
En tal fecha, sobrevino la golpiza y persecución, el encarcelamiento momentáneo de algunos mandos estudiantiles en las mazmorras de la policía estatal, allí en el cuartel de San José, en tanto el mandatario estatal, mandaba al licenciado Campillo Reynaud, para tranquilizar los ánimos y pedir que ya no se siguiera con la protesta, porque habría más detenidos, aunque fueran unas cachetada y culatazos de los soldados, que ingresaron a la ex facultad de filosofía cuando todo el staff del movimiento en Xalapa, se reunía para fijar la estrategia de la lucha a realizar en escuelas y facultades.
El doctor Bringas, el arqueólogo Williams, y tantos más, unos ya que pasaron a mejor vida y otros, que como cada año recuerdan la lucha auténtica de los universitarios contra la abyección, el sometimiento y la discriminación que en la ocasión se condenaron de las políticas como ejercía el viejo sistema bajo los regímenes de Gustavo Díaz Ordaz y luego de Luis Echeverría.
