
La jatrofa o piñón, es un árbol que da una semilla no alimenticia, contemplada para producir biodiesel. Los suministros actuales procedentes de Asia y Latinoamérica ya no serán suficientes. De este modo, África surge como nuevo surtidor para las transnacionales. Las promesas: nuevas avenidas, escuelas, farmacias y hasta abastecimiento apropiado de agua.
La firma británica Sun Biofuels compró al gobierno de Tanzania un área equivalente a 12 campos de fútbol por un periodo de 99 años. También hace negocios en Etiopía y Mozambique. En Ghana la compañía noruega Biofuel África, aseguró derechos de cultivo por 38 000 ha.; Kavango Bioenergy, invertirá en Namibia. Empresas occidentales en Mali y Zambia, pretenden producir biodiesel a partir también de la codiciada semilla. Casi cuatro millones de hectáreas es la suma de los terrenos explotados actualmente en África.
A la cabeza se encuentran los británicos, con el récord de 1,6 millones de hectáreas de tierras cultivadas, seguidos por los italianos, alemanes, franceses y los estadounidenses. Los 807 millones de hectáreas de tierras vírgenes del suelo africano son quince veces superiores a lo necesario para la satisfacción de biocarburantes en los próximos veinte años, dicen los expertos.
Lo que impulsa el boom de biocombustibles es sobre todo la legislación europea. Desde 2011, las estaciones de servicio de los Estados miembros de la Unión Europea han tenido que aumentar progresivamente los porcentajes de los combustibles con bajo contenido de Co2. El objetivo final es llegar al 10% de aquí a 2020.
África vivirá deforestación y uso de tierras bajo el consentimiento en su mayoría con una huella digital de los propietarios quienes no saben leer y escribir, pero que tienen el estómago vacío, a causa de las guerras civiles, sequías, líderes corruptos. Esperan que los ofrecimientos de mejoras en sus comunidades sean cumplidas o el panorama del continente negro, seguirá con el más bajo Índice de Desarrollo Humano.
Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable
