* OTRA VEZ
LAGUNA VERDE
El ingeniero Bernardo Salas Mar, del Laboratorio de análisis radiológicos de muestras ambientales de la UNAM –sin duda una autoridad en el tema–, detectó cuatro fisuras en las bombas de chorro y en un reactor de la planta nuclear de Laguna Verde.
De nueva cuenta el azoro entre los habitantes de la zona costera, pero más de los que habitan en torno al proyecto que surgiera durante el mandato de Luis Echeverría y culminara con José López Portillo, en su papel de generador de energía eléctrica, el tres por ciento del consumo nacional, que allí se produce.
Ojalá las madres ecologistas se equivocaran, pero hace más de tres décadas que se plantan en la Plaza Lerdo cada ocho días, para pedir la cancelación del proyecto en cuestión, por considerarlo de extremo riesgo o peligro para el medio ambiente y los avecindados en amplia región costera.
Las anomalías que en este momento localizó el investigador de la UNAM tienen que ver con la elevación de la potencia del reactor afectado, lo que evitará que la planta nuclear alcance un nivel ideal en la producción de energía eléctrica.
Fallas que de salir al medio ambiente igual, de nueva cuenta, acarrearán la incertidumbre y el enojo de cientos de miles de vecinos, porque seguirá representando un severo riesgo y peligro para la salud de sus hijos y familias completas.
Greenpeace ha pedido la cancelación de este proyecto, que sólo, a decir de las visitas guiadas que realiza CFE en los momentos estelares, es decir, cuando celebra recorridos por los interiores de la planta, dice que el riesgo no es riesgo, negando sistemáticamente la posibilidad del fracaso y cualquier siniestro.
Empero, el científico que hace la advertencia en cuestión, asegura que es un fiasco la repotencialización llevada a cabo hace dos meses, porque con las fracturas citadas, a su máxima potencia su producción puede derivar en la presencia de graves problemas en su funcionamiento hacia dentro y su exterior de la mencionada planta.
* EL PAPEL DE RECTOR,
UNA ENTREGA TOTAL
Ni una ni otra. El rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, sale al paso con suficiente antelación para advertir que no busca alcaldía ni diputación local.
Los pregoneros en el sentido contrario, habrían anunciado repetidas veces que el timonel de la máxima casa de estudios buscaría ser el abanderado del PRD a la presidencia municipal de Xalapa o –por qué no–, alcanzar la honrosa representación de la ciudadanía capitalina ante el congreso estatal.
En realidad, la función del rector es de tiempo completo y no puede ser coartada por las cuestiones eminentemente político-partidarias, más aun cuando el despegue de la Universidad Veracruzana está en plena marcha.
Hay pendientes importantes que la máxima casa de estudios ha de culminar, como es su afirmación en cuanto a los planes, programas y el nuevo modelo educativo y el cumplimiento de compromisos de la misma institución con sus universitarios, académicos, investigadores y quienes ya cumplieron en la trinchera mencionada y siguen a la espera de que se les cubran sus finiquitos de ley.
Hay igualmente dos advertencias que vale la pena rescatar, de lo asentado por el rector en la última semana: el compromiso social que tienen los universitarios con la sociedad civil, la gobernada, y que habita en condiciones de deterioro material en su vida cotidiana, la que debe tener nuestra máxima institución educativa para con los veracruzanos.
Y por otro lado, la afirmación de la universidad al servicio del pueblo, con todas las de la ley, habida cuenta de que, como también lo asienta el rector, hay enormes facilidades para abrir universidades privadas, pero seguramente algunas quizá ni siquiera tengan o gocen del Revoe, la autorización para que su funcionamiento obedezca a las reglas que impone su legalidad y legitimación, en base a los programas de que está dotada una casa de estudios en su más completa atención a la comunidad estudiantil y magisterial, aquí y en cualquier otra parte del país.
* ¿QUIÉN VIGILA LA
MUGRE EN LOS TAXIS?
Xalapa y ninguna otra ciudad se merece taxis mugrosos y conductores desaliñados, sobre todo porque se trata de un servicio público y la capital es sede de los tres poderes estatales y asiento del mayor número de centros de estudio e investigación científica.
Hay casi ocho mil taxis corriendo por la ciudad, ofertando sus servicios al común de usuarios.
Empero, destacan entre éstos los taxis tolerados, que incluyen dos o tres firmas empresariales, cuyos conductores visten limpios, rasurados, bañados y oliendo a limpio, junto con sus unidades, que igual lucen sus interiores en completo orden y nada sucios.
Estos últimos tienen sus bases en distintos puntos de la ciudad y constituyen una flotilla que suma alrededor de treinta por ciento del total de taxistas, que suma, como se dijo antes, unos ocho mil prestadores de servicios a los usuarios, los cuales compiten y realizan una faena cotidianamente en la que lo mismo corren a velocidades inmoderadas, que cometen la serie de excesos y abusos contra el resto de automovilistas, al rodar sus unidades en nuestras calles y avenidas como si fueran bólidos en las pistas de coches de altas velocidades.
El servicio de radiotaxis en nada se asemeja al taxi libre, este último deja mucho que desear y decir… Y la autoridad vial o de transito o el transporte público, nada hacen para remediar este mal, que afecta la imagen citadina y a todo un sector de prestadores de servicios al público usuario y al común de visitantes que llegan de diversas entidades del resto del país y el extranjero.
EfACICO 