
* SE LA REVIERTEN A
AMÉRICO ZÚÑIGA
Una llamada anónima –práctica puesta en boga con motivo de los hechos de violencia nacional en el sexenio que concluyó–, colocada como argumento común entre instancias del poder público, también pidió que el diputado Américo Zúñiga abandone sus espectaculares y deje de promocionar su nombre con intenciones de buscar una candidatura política.
Es decir, que ninguno de los rostros que aparecen en la escena pública deben volver a hacerlo. Y tampoco deberán expresarse, o simplemente manifestar sus puntos de vista acerca de los entramados oficiales en que se encuentran trabajando.
Pareciera que la dedicatoria está dirigida a dos actores públicos del momento. Jaime Cisneros González, regidor municipal de la capital veracruzana, cuya imagen y un mensaje citando al Grupo Xalapa ha estado apareciendo en diversas zonas de la ciudad, aunque en el grueso de la población sólo provoca tedio, abulia y rechazo.
También el rostro de Américo, anunciando su preocupación por los problemas que enfrenta la ciudad, se dice que es parte de una promoción alusiva al legislador local, con vistas a buscar la candidatura de alcalde a la presidencia municipal de Xalapa; más aun, su tronante declaración de condena al culto a la personalidad en que suelen incurrir sobre todo muchos alcaldes municipales.
El árbitro electoral, que está más esmerado en cuidar sus millonarios recursos que en ver porque se cumplan las normas en materia electoral, ha advertido que los dos personajes deben acallar cañones, porque podrían ser sancionados, pero no inhabilitados para buscar y contender por las sillas de alcalde y diputado local, como la buscan de antemano Américo y Jaime, respectivamente.
Lo que nadie puede negar es que en días como éstos, el común de los ciudadanos no quiere saber en Xalapa nada de cuestiones políticas, menos de candidatos con el membrete del partido tricolor, como ya lo demostraron en la última elección precisamente de candidatos a presidente de México y diputado por el distrito de Xalapa Urbano.
* LAS VIGAS DE RAMÍREZ
MUERE A FUEGO LENTO
Como espectro de lo que fue un pasado de una exuberante riqueza natural y la panorámica bellísima que a la vista aparece con sus montañas que envuelven a Las Vigas de Ramírez, apellido este último que cobró el poblado por imposición del gobernador Fernando López Arias, quien quiso así perpetuar la memoria del maestro rural Rafael Ramírez, nativo del lugar precisamente.
Hace alrededor de 40 años, Las Vigas lucieron espléndidamente en el mundo de la agricultura, los negocios y la difusión cultural.
Sus sembradíos enriquecieron los bolsillos de las antiguas familias, en un poblado que no rebasaba los 20 mil habitantes hacia la mitad del siglo XX.
Este frío y neblinoso lugar, se encontraba metido entre las montañas que se desparraman desde el Cofre de Perote y los bosques que formaban la Sierra de Misantla, colindante con su igual la Sierra Madre Oriental.
Las manzanas, peras y ciruelas constituían el negocio del siglo XX y quizá más atrás, pero además coadyuvaban a la alimentación básica, pero rica en todos los componentes que una salud corporal lo exige, amén de consumir agua limpia y abundante, y otras explotaciones como eran los recursos maderables y la siembra de la papa.
La tala acabó con cientos de miles de hectáreas de pinos, arbustos y una variedad amplia de lo que fuera una vegetación exuberante y a la vista hermosa. A Las Vigas y asiento de El Bordo, cerro que inspiró al novelista xalapeño Sergio Galindo para escribir de éste una de sus producciones literarias que consiguieron un singular impacto en el mundillo local y nacional de la lectura de los buenos libros, amén de su gente sencilla, con el frío calándole hasta los huesos y chapeadas sus mejillas y humedecidos sus cabellos de todos los colores.
Un siglo anterior, en el XIX, a Las Vigas arribaría el dirigente social y guerrillero de Nicaragua, Augusto César Sandino, cuyo apellido heredaría a la guerrilla que lucharía medio siglo en la tierra del comandante Cero, hasta convertirse en gobierno, con su actual presidente Daniel Ortega.
En Las Vigas su apellido fue impuesto al único hotel, que funcionó más de 50 años, los primeros del anterior siglo. Y que luego fuera habitado por una sola familia y una de sus aulas sirviera como asiento del consultorio médico que hizo fama por espacio de 40 años ininterrumpidos, atendiendo la salud de sus pobladores, pero más de los chiquillos, cuyas panzas asemejaban a balones de futbol, seguramente llenas de lombrices.
En los años del sexenio de Luis Echeverría, la riqueza frutal y de legumbres y otros productos comestibles se fue a pique, ordenando el mandatario nacional la apertura de una fábrica de suéteres con lana de los borregos, que igual abundaban en la región.
Hoy nada de esto ocurre, Las Vigas de Ramírez comienza a parecer un pueblo fantasma, donde su población increíblemente ha aumentando en cantidades de cien o ciento cincuenta mil habitantes. Pero donde su porvenir pareciera haberse esfumado, porque ahora escasean los productos alimentarios mencionados y las papas, igual, comienzan a faltar. También allí se habla de delincuencia, asesinatos y mucha pobreza.
* INFONAVIT Y LOS
DEUDORES
El Infonavit anda a la caza de varios miles de cotizantes de cuotas al organismo descentralizado de gobierno federal, que han dejado de cubrir sus cuotas, lo que desmantela al organismo en cuestión y deja en la calle a trabajadores que en algún momento vieron cumplida su cara aspiración de contar con su propia casa, pero que años más tarde tuvieron o tienen que perder irremediablemente.
El problema financiero de miles ya se encuentra en los despachos de abogados, que el Infonavit cuenta en su registro, y a través de los cuales tratarán de recuperar los bienes que la institución entregó a derechohabientes, que hoy lamentablemente están ante el acoso de la dependencia, que les sirvió, pero tampoco puede operar como una beneficencia pública.
En la entidad veracruzana se considera conservadoramente que la cifra de siete mil trabajadores quedarán sin sus casas, tan sólo porque los créditos que recibieron ya los perdieron.
En su mayoría, dichos trabajadores narran que la carestía de la vida les ganó y los gastos crecientes en el mantenimiento de sus familias no encuentran símil ni paralelo. Los víveres suben, la ropa es más cara y quienes cuentan con automóviles deben pagar tenencias, gasolinas con incrementos mensuales y recibos por consumo de energía eléctrica, agua potable y los impuestos del predial.
Bajo estas apremiantes condiciones, el seno familiar de los trabajadores, que se integra de tres, cuatro o más miembros, se enfrenta al hecho de que no pueden seguir cotizando, porque sus salarios prácticamente están agotados, debido a los muchos créditos que deben estar pagando en los servicios y otras exigencias cotidianas que coloca a las mayorías contra la pared.
El Infonavit agotó las instancias para poder llegar hasta dichos deudores, pero acepta que la cartera vencida alcanza al menos sobre tierras veracruzanas a cuando menos siete mil asalariados, los cuales no pueden pagar ni una cuota más, pero tienen que abandonar las viviendas que han disfrutado –una mayoría– por varios años.
Un problema con doble filo, porque afecta directamente a varios miles de descendientes de estos trabajadores, imposibilitados definitivamente para pagar las cuotas que mensualmente les descuenta el Infonavit en las percepciones salariales que reciben los mencionados trabajadores.
