
* LA INDIGENCIA
HUELE A HAMBRE
La indigencia también arrastra a cantidades preocupantes en el país nuestro.
En las ciudades veracruzanas, igual se aprecia el fenómeno.
Lo mismo adultos mayores, que jovencitas y muchachos en la flor de la vida, se acusa, caminan por nuestras calles con los estómagos enjutos, vacíos, sin alimento diario y sin saber a ciencia cierta a quién pedirle un mendrugo de pan, porque igual, el grueso de la población esboza quejumbres por la falta de recursos suficientes para tener una dieta balanceada y resolver los problemas que van haciendo su personal historia.
Con la mirada perdida de muchos caminantes en nuestras ciudades, revelan hambre.
La capital del estado, ciudad de las flores y Atenas veracruzana, como la califican poetas, escritores e intelectuales y académicos, donde los magistrados del tribunal superior de justicia están exigiendo pensiones de 130 mil pesos, hay dos o tres centenares de indigentes que se la «rifan» todos los días, buscando qué comer, quién les regala una galleta o un peso, dos pesos, para poder comer.
El paliativo con que gobierno federal acomete la hambruna que nacionalmente resienten con mayor crudeza casi ocho millones de compatriotas, obviamente no es de ahora, sino de hace años, sexenios completos y decenios, sin que nadie echara una mirada hacia los que nada tienen.
Se lee en la revista Forbes, que el empresario xalapeño Alfredo Chedraui posee una fortuna personal de mil millones de dólares, pero vea usted que a nadie emociona, del resto de mexicanos, que uno de los nacionales goce semejante cantidad de dinero en sus alforjas.
La Iglesia de siempre ha pedido por los desposeídos, pero nunca se despoja de unos centavos para brindarlos a los más empobrecidos.
El grueso de la sociedad, se cuenta que trabaja y va al día, luego entonces, cómo coadyuvar a resolver este problema que es social, pero más del estómago vacío y enjuto y de carnes pegadas al esqueleto de millones.
El estado tiene que cumplir con su compromiso y razón de ser. Luego entonces, la cruzada apenas vendrá a cubrir una parte de ese compromiso con los sin nada. Esperemos.
* MÉXICO, PAÍS EN UN
PERÍODO DE DESENCANTO
Mauricio Merino, doctor en ciencia política por la Universidad Complutense de Madrid, produjo una declaración que toca un tinglado bastante sensible, coincidente con lo que está pasando en este anchuroso territorio azteca, pero que alude a la transición democrática que arrancó en el año 2000, pero que a la fecha no ha resuelto el juego de la democracia, al que habían ascendido los mexicanos.
El entusiasmo que habían mostrado los mexicanos al producirse el milagro del cambio de sexenio (de priista a panista) en el año dos mil, a pesar de que no se repitió en el último proceso del mes de julio del pasado año de 2012, y lo más preocupante o grave, que en este momento el país se encuentra en un «periodo de desencanto».
Un pueblo desencantado huele a abulia, aburrimiento y sobre todo ausente de cuanto se hace en la nación. El jolgorio del viejo régimen no existe y las declaraciones tronantes y las que no ocurren en forma semejante, en el grueso de la población dejaron de impactar.
El festín que produjo el ascenso de Vicente Fox a la presidencia, es posible que no se viera desde hace cien años, y cuando hereda la primera magistratura a Felipe Calderón la esperanza resurgió, aunque igual, pronto cayó del impacto y el carácter festivo de los mexicanos.
La guerra contra la delincuencia organizada atrajo los equívocos que registraron los 80 mil muertos, que se endosan como costosa factura al ex mandatario, hoy empleado en la universidad de Harvard.
Dice Mauricio Merino que llegó a Los Pinos el PRI en medio de la controversia en el sentido de que hizo un gasto excesivo para llegar, sin embargo se ejerce ahora el poder como si aquí no hubiera pasado nunca nada.
Acusa que los mexicanos nos negamos a transitar hacia una democracia consolidada y exitosa. En contraste –observa el autor–, tuvimos el regreso del pasado autoritario, debido a que el resto de partidos, el PAN sobre todo y los demás partidos, repiten las prácticas que criticaron al partido hegemónico.
Y los medios han contribuido junto con la élite de la clase política a confundir la idea de la democracia con el concepto del reparto del botín.
Allí el desencanto de un pueblo, cuya mitad, el 50%, es menos que pobre, cuando ya asoma un nuevo proceso electoral, con un PRI que quiere arrasar y los ciudadanos, honor a la verdad, no reflejan ningún entusiasmo por los hombres en el poder, sólo es cuestión de los gavilleros políticos, como ya los calificaba hace más de tres décadas el maestro Francisco Gutiérrez y González, allá en las aulas de la ex facultad de periodismo, dependiente de la Universidad Veracruzana.
* ¿Y EL MANTENIMIENTO
DE PARQUES Y JARDINES?
Una obra para que sea completa, necesita seguimiento permanente.
El cuerpo edilicio local, se dice, realiza una limpieza general en parques y jardines públicos, que además incluye el remozamiento de sus pastos y flores, empero la obra que se promueve, además de ser muy loable, trae aparejadas también no pocas de las fallas que encara el aparato burocrático, cuando no todos los días hace la vigilancia de rigor.
Al canto un caso: sobre la calle 5 de Febrero se instaló la fila de camiones y camionetas destinadas al transporte de enseres domésticos, porque los echaron del entorno del mercado San José y sus gerentes, conductores y mecapaleros se negaron rotundamente a ser reubicados a la central de abastos, donde ya tenían un espacio preconcebido.
El director de comercio municipal, Edgar Portilla Salazar, y sus inspectores, fueron arremetidos por los mecapaleros de camioneta o camión y no se fueron a la mencionada central, sino todo lo contrario, ejercieron presión y consiguieron que les dejaran instalarse en la calle 5 de Febrero, la zona empedrada, entre Poeta Jesús Díaz y la avenida 20 de Noviembre.
Esto por obviedad no agradó a los vecinos de esa zona citadina, porque además, la jardinería de reciente instalación entre la calle 5 de Febrero y la pared que sirve de protección al antiguo panteón de la ciudad, está siendo arrasada por los prestadores de servicios de alquiler, quienes con sus unidades quitaron su vista a la zona jardinada, además de dañar dicha área con los humos y tóxicos que despiden sus carburantes y gasolinas.
Es cierto que el trabajo de jardineros es uno de los más ricos y de exuberancia, porque trata de ofrecer una panorámica de gran exquisitez a la vista de los ciudadanos de la localidad y los visitantes.
Empero, la jardinera municipal, que se ventila en todos los rincones de la capital, igual asemeja zonas de olvido, una vez que pasó la escaramuza propia de su generación y de combate a los incipientes amagos con las gripes y otros males de la salud humana, debido a las humedades que se generan con dichos pastos y las áreas jardinadas de Xalapa.
Empero, hay un recurso monetario, calculado en muchos miles de pesos que se destinan al cuidado de parques y jardines, bajo arreglo –reza el ayuntamiento–, de manera permanente, pero que con la misma facilidad se hacen a un lado, destrozándolos malandrines y malos ciudadanos.
