Barandal: Si Nemi calla, cómplice


*Bajo sospecha exsecretario

*Ocho razones de Pablo Anaya

PASAMANO: sobre el despido del médico Pablo Anaya Rivera en la Secretaría de Salud hay ocho versiones tan encontradas como disparatadas, pero posibles… Una: según el contralor Iván López Fernández ninguna (presunta) irregularidad existe en su gestión de dos años con 3 meses, en tanto la Auditoría Superior de la Federación y la Secretaría de la Función Pública tampoco “han detectado anomalías en el manejo administrativo de la secretaría”…

Dos: la revisión exhaustiva de los 59 hospitales públicos de Veracruz “para garantizar una mejor atención a los pacientes” según ordenara el sucesor, Juan Antonio Nemi Dib… Tres: el silencio indicativo y significativo del mismo ex titular de la SS… Cuatro: la versión de la mayor parte de los columnistas acusándolo de trastupijes, ilícitos, corrupción, deshonestidad y desvío de recursos públicos tanto estatales como federales… Cinco: las versiones manifiestas de políticos priistas, que hablan de que los mandos medios de la SS se estaban enriqueciendo y han adquirido desde ranchos y terrenos hasta residencias y departamentos… Seis: la versión del senador Fernando Yunes Márquez en base a documentos de la Auditoría Superior de la Federación del ilícito de 5 mil millones de pesos, entre los que se cuentan 243 millones de pesos del Seguro Popular que habrían sido malversados… Siete: que el doctor Pablo Anaya habría “metido la mano al cajón” con negocios quizá lícitos, quizá ilícitos, donde, incluso, habría beneficiado a su familia… Y ocho: que como delegado priista en Boca del Río de cara a la elección de diputado local y alcalde, operaba para acomodar a un familiar como candidata a regidora… Nunca en los últimos 27 meses el cese de un secretario del gabinete duartista había despertado tanta polémica, y más, mucho más, porque nadie visualizó ni llegó a percibir la renuncia…

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Un minuto después de tomar posesión como secretario de Salud, Juan Antonio Nemi Dib empezó a balbucear que en la SS hay «una mafia médica». Pruebas, secretario, pruebas

BALAUSTRADAS: en el caso de los mandos medios de la SS que se habrían enriquecido ubican a Ricardo Sandoval, director administrativo, como quien más habría “metido el diente” al erario público como si la Secretaría de Salud fuera una tierra vietnamita, llena de bombas sembradas en el subsuelo político… Pero también que algunos funcionarios encargados de la construcción de espacios médicos se fueron cabezones ordeñando la vaca… Así, y como un árbol con ramas y hojas creciendo hacia arriba y raíces hacia abajo, perfilan a la SS como una cueva de Alí Baba y los 30 ladrones… Sin embargo, habría de precisar que en tanto más silencio, hermetismo, opacidad y cero de rendición de cuentas y transparencia exista desde el sexenio próspero sobre el despido de Pablo Anaya, más habrán de multiplicarse las versiones encontradas y disparatadas que, por demás, dañan a la elite priista y más de cara a la elección de alcaldes y diputados locales el 7 de julio… Y más por una premisa fundamental y clave: si, en efecto, el extitular de la SS está bajo sospecha de haberse corrompido en el ejercicio del poder y si, en todo caso, permitió y toleró la deshonestidad de los funcionarios subalternos, por tratarse del erario público tanto estatal como federal, de acuerdo con la ley de Responsabilidades Públicas, el sucesor, abogado Juan Antonio Nemi Dib, está obligado a interponer una denuncia penal, pues de lo contrario, y según la misma ley, se convertirá en cómplice… Si Pablo Anaya terminó la SS como un canalla, entonces, ni modo, la ley se impone… Si hay trastupijes en la SS más arriba del secretario, y/o en todo caso, en un grupo subalterno, pero con facultades superiores para el manejo del presupuesto público, entonces, la ley de Responsabilidades Públicas es clara y contundente… Y más, mucho más, porque la Contraloría, la secretaría de Finanzas y Planeación, el ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior), la Comisión de Vigilancia del Congreso local y el Congreso local en pleno, más el secretario de Fiscalización de la Legislatura, más la contraloría interna de la SS, tienen manifiesta y evidente responsabilidad pública…

ESCALERAS: estamos hablando de que por encima del exsecretario de Salud, y por encima de cualesquiera de los 17 secretarios del gabinete duartista, hay ocho funcionarios encargados del buen gobierno ligado a la moral y a la ética pública, si se considera que en ningún momento se trata, en el caso de una malversación de fondos, de un dinerito propiedad de un político, sino del erario, y más tratándose de recursos federales… Por otro lado queda claro: ningún ser humano vive y se alimenta de la opinión de los demás, sino de la que él mismo se forja y construye… Pero si el doctor Pablo Anaya deja pasar las semanas y los meses sin precisar cuentas ni paradas, quedará para el resto del sexenio y para la población electoral como un deshonesto… Y más, si como desde aquí estamos ciertos, es un académico y un político con un nombre social que cuidar… Y si el aparato gubernamental guarda silencio, con el simple hecho de menear a los plumíferos en su contra es suficiente, y más cuando el sucesor en la dependencia repite hasta el cansancio que la Secretaría de Salud estaba gobernada por “una mafia médica”, y a unos días de su llegada, oh milagrazo divino, el caos ha terminado… Ajá…

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