
* TECAJETES, ALGUNA
VEZ ZOOLÓGICO
Alguna vez el parque zoológico de Los Tecajetes, sin duda, era uno de los paseos preferidos por decenas de familias y sus pequeños hijos, pero igual por los padres de los padres y que ahora, de retorno a Xalapa, ven con lastimosa preocupación que dicho lugar haya cerrado sus puertas.
Corrían los días del sexenio que encabezaba don Agustín Acosta Lagunes y despachaba en palacio municipal Carlos Padilla Becerra, uno de los alcaldes con mayor sensibilidad y carisma de la ciudad.
Ya en ese entonces comenzaba también el cierre de áreas destinadas a la práctica de los deportes, como son los terrenos donde se erigió la USBI, aledaña a la zona universitaria, y algunos otros campos en el barrio de San Bruno y el barrio de Pípila. Es decir, campos llaneros, pero que servían excelentemente para que los jóvenes, sobre todo, mantuvieran sus cuerpos y mentes metidos en el ejercicio físico.
Entonces no había plazas comerciales, tampoco salas de cine digitalizadas y con pantallas en tercera dimensión, así que la apertura de un zoológico constituyó una espléndida noticia, porque además permitía a los padres de familia gozar de un punto de reunión público y gratuito todos los días en la ciudad.
Fue el alcalde Carlos Padilla Becerra quien inició gestiones que cristalizaron exitosamente.
Se abrió el zoológico en un área aireada y verde totalmente y a los niños, sobre todo, les permitió tener un acercamiento importante con las distintas variedades animales. Una fila de jaulas reservaron leones, tigres, monos, changos y una infinita variedad de reptiles y aves, además de contarse con una alberca en el centro del parque, que hizo pasar momentos de gran alegría sobre todo en los pequeñines de varios años.
La vegetación en dicho recinto sigue siendo abundante, pero como todo lo que inicia, también concluye. Hay quienes odian a los animales y a los árboles y las albercas, y después de aquel sexenio y trienio municipal, sobrevino el cierre del parque y con esto, igual, el enojo y sentimiento de los niños, adolescentes y adultos que siguen añorando la presencia de su parque como fue el zoológico, que hizo pasar momentos de grata alegría y conocimiento de la vegetación y el mundo animal salvaje y el doméstico.
* LA AMBICIÓN, NO EL
PODER, PARA SERVIR
No hay a la vista un partido creíble como tampoco un candidato sólido, que convenza a los electores, ya no los que gustan de estar en la disidencia, sino en la búsqueda del poder por el poder, lo importante para los actores pro chambas políticas es la nómina a conquistar y no precisamente el servicio a la comunidad.
Desde que arrancó el actual año de 2013, se destaparon también las más diversas corrientes por la conquista de las banderas político-electorales, pero es la hora en que además de que los membretes partidarios siguen sin ponerse de acuerdo en proyectos serios y que a la ciudadanía le vayan a favorecer, los nombres que barajan son de relumbrón, no impresionan a nadie y menos cuando cambian de banderas, como hacerlo con un par de zapatos.
El artículo 41 de nuestra máxima ley, reconoce la existencia de los partidos políticos como instancias para llegar al poder, porque de otra forma es simplemente imposible, pero igual, le recuerda a cualquiera de los ciudadanos mexicanos que aquéllos son los medios para alcanzar o ascender al poder público, bajo el rico criterio de que cada membrete tiene, ostenta o difunde una ideología, entendida ésta como la forma de pensar y accionar las cuestiones de orden público-social.
Y ya en estas condiciones, los partidos van a gozar de millonarios presupuestos, que se pagan con los recursos que se integran de las contribuciones fiscales que eroga el común de los causantes de este país.
En la vida real no sucede, o al menos esto pareciera subrayarse, con el quehacer de partidos pobrísimos a favor de los mexicanos y particularmente los aldeanos, como les decía don Agustín Acosta Lagunes, no obstante que bajo este criterio el escenario de los partidos políticos es bastante deplorable, porque enseñan poco didácticamente y al grueso de electores o ciudadanos les deja el amargo sabor de que son tan chaqueteros, como el sastre de la esquina.
Y en ese contexto, a diferencia de otras latitudes del mundo desarrollado o primero, nada hay que hacer. Ojalá hubiera más partidos políticos, pero que obedecieran a un amplio abanico donde se propusieran sus actores, líderes, dirigentes charros, mafias y explotadores, su postura de defensa a las ideas y convertirlas en hechos.
No más chambistas, demandan hasta los menos letrados ciudadanos, de aquellos que ansían el poder, para embolsarse los presupuestos públicos y hacer el negocio de sus vidas, porque la política así la conciben los que carecen de una ideología que defender. Suponen –cuentan otros–, que los electores son enanos mentales ¿Qué le parece?
* TAXISTAS COBRAN LAS
TARIFAS QUE QUIEREN
Taxistas culpan a los gasolinazos del aumento en tarifas, sin que se anuncie todavía ninguna autorización por parte de autoridades del transporte público dependiente del gobierno estatal.
Lo cual resulta altamente dañino o grave para los muchos bolsillos de usuarios, que utilizan los servicios del taxi para ir a sus centros de trabajo o simplemente recorrer la ciudad.
En algunas de las entrevistas que sostienen transportistas con autoridades del transporte público, se asegura que no hay incremento en tarifas que cobran los taxistas, sin embargo, éstos últimos aseguran que las cuentas no les resultan porque pagan gasolinas, aceites y lavadas de los taxis que conducen y los incrementos en sus corridas siguen sin autorizarlos las autoridades estatales.
Fenómeno que hace o empuja a que muchos taxistas apliquen las cuotas en corridas que mejor les placen. En el casco histórico de la ciudad, la tarifa no rebasa los 13 pesos y, sin embargo, la que opera rebasa los 16, 17 y l8 pesos. Fuera del área considerada del centro, los costos se elevan a 20, 30 y 50 pesos, según sea la colonia o al centro comercial hacia el cual suelen viajar los usuarios de estas unidades.
Sin control, las tarifas que se cobran en el servicio de taxis, se vuelve ésta una de las prestaciones más lesivas para el común en sus correspondientes bolsillos.
Oficialmente se retrasan los cobros con aumentos en sus tarifas, pero los taxistas, de motu proprio, aplican las cuotas que les viene en gana o que, a decir suyo, son las que justamente requieren porque los carburantes y demás exigencias de sus unidades les reclaman, amén, ahora pretextan, que se destruyen constantemente los neumáticos con los miles de baches que existen en nuestras calles y avenidas.
Y reparar sus refacciones a dichos taxistas corresponde pagarlas, porque a la hora buena no existe la autoridad que se quiera responsabilizar de su reparación o renovación de neumáticos y otros accesorios, que se destruyen con la constante de circular sobre rúas en las deplorables condiciones físicas en que se encuentran.
Si a esto le suma usted –objetan los taxistas–, que ahora tienen que descansar un día a la semana, los costos de vida familiar se elevan y ese día dejan de tener una percepción económica, ya que en el taxi no hay salarios y el chofer cobra si trabaja, menos no.
Mientras tanto, el público usuario se lamenta de que una mayoría de unidades destinadas al servicio del taxi apestan, están sucias y sus conductores, o una mayoría, desconocen totalmente la nomenclatura de las calles de la ciudad, menos difunden la cultura local y regional y, por otro lado, tampoco realizan labores de traductores porque ninguno de dichos servidores del transporte humano es bilingüe.
