60 Segundos: ¿Existe autonomía universitaria?


Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

* DINOSAURIOS Y
LA IMPUNIDAD

Los caciques regionales han sido y son en buena medida los responsables de que haya dinosáuricos personajes y que han querido que este país sea de los todopoderosos influyentes, es decir, los que trafican con sus posiciones de privilegio y los que forman parte del ejército de proletarios, ajenos a las trincheras del poder y, por ende, que deben cargar con los pesados fardos que constituyen la impunidad, el que haya una sociedad insatisfecha y desangelada de manera permanente.
En ese tenor, los mapaches han sido y son parte de la vida cotidiana que el país registra desde que el unipartidismo asumió el control y dirección de las acciones de gobierno.
Lo suyo ocurrió en el resto del país, como aquí en Veracruz.
Lo más deseable es que se aseara la próxima elección de alcaldes y diputados locales, para lo cual no bastaría el cese o relevo de funcionarios públicos, sino que se fuera más allá aplicando correctivos, limpiando el padrón de electores y prohijando a marchas forzadas, quizá, la devolución de la escasa credibilidad que ostentan precisamente las instituciones públicas encargadas, a los servidores públicos precisamente.
El fenómeno siempre ha existido. Ejemplos los narraron en el pasado páginas de periódicos locales y nacionales, como sucede hoy en día.
Así como Rosario Robles recibió el espaldarazo presidencial, no obstante que quedó demostrada la participación de funcionarios públicos en lo que han dado en llamar el «Chayo-gate», en el pasado igual se produjeron hechos no insólitos, pero sí de llamar la atención, cuando de mostrar impunidad se trata.
Un día, Roque Spinoso Foglia, poderosísimo como fue el dirigente de cañeros en el estado de Veracruz, atentó contra la veracidad y seriedad de un medio informativo local, pero fue más allá al agredir sin mayor consecuencia, físicamente, a uno de sus directivos, quien ante la agresión respondió callando, pero inmediatamente fue a buscar al jefe de aquél –de alguna manera– el gobernador Rafael Murillo Vidal.
El anciano mandatario, en aquella época, recibió a los periodistas en la residencia oficial del gobernador, allí sobre la avenida Manuel Ávila Camacho, y luego de escuchar el probable atentado que había infligido Roque Spinoso, el mandatario estatal salió al ruedo en defensa del líder campesino, diciéndoles a los querellantes lo siguiente:
«Despreocúpense, voy a hablar con Roque, es seguro que no sea del todo así, porque se trata de un dirigente cañero sencillo y alegre… en nombre suyo les ofrezco una disculpa, porque estoy seguro que quizá estaba de mal humor, pero jamás atentaría contra un periodista. De eso estoy seguro», dijo el gobernador Murillo Vidal, dando una palmadita al afectado, con un puñetazo que el líder le había asestado, sin ninguna razón que mediara, en la mejilla de aquel comunicador….. Impunidad, siempre ha habido. ¿No le parece?

* CICLOVÍA EDUCATIVA,
CONDENADA AL FRACASO

Ya hubo la voz disidente, con sustento y probada experiencia, que subraya lo que se ha insistido en diferentes espacios y ocasiones, en el sentido de que la ciclovía educativa, como proyecto para que la gente acuda a un escenario natural, propio de los deportistas que se montan sobre aparatos de dos ruedas, en el caso estrictamente local de antemano está condenado al más escandaloso fracaso.
Un país de ricos puede echar por la borda la millonada de pesos, pero en una ciudad con el 90 por ciento con hambre, desocupación laboral, 40 bandas juveniles de delincuentes y más de 300 colonias devastadas por la falta de los más elementales servicios básicos de agua potable, luz eléctrica, pavimentos y asfaltos, la construcción de una ciclovía estaría condenada a fracasar irremediablemente.
Los ciclistas en Xalapa llaman a la salvajada, sobre todo porque en favor de los automovilistas jamás se ha impartido un curso o ciclo de conferencias destinadas a orientarlos sobre la educación vial.
Nuestras calles son angostas y muchas de ellas sin banquetas, en donde los automovilistas en mayoría son influyentes y se aparcan en los espacios que más les viene en gana. No hay ningún respeto a señalamientos viales, ni a agentes uniformados de tránsito, se violentan todos los días los semáforos y ahora se burla igualmente a los llamados policías viales, los cuales se estorban mutuamente sobre las avenidas donde dicen estar vigilando que el tránsito vehicular ocurra sin mayores complicaciones.
Sin ninguna cultura sobre el mundo de los ciclistas, este ejercicio como deporte nada tiene que hacer en una ciudad como la otrora Atenas veracruzana y la circulación de ciclistas en el grueso de las arterias públicas estaría a no poderlo hacer con tranquilidad y alguna seguridad, porque el común de automovilistas muestra agresividad contra aquéllos y los motociclistas.
Por otro lado, topográficamente la capital carece de los espacios suficientes y confortables para dar lugar a un tránsito vehicular funcional y sin complicaciones, menos lo es para el común de ciclistas, debido a que la mayor parte de la ciudad se forma de bajadas y subidas, que a la postre constituyen serios retos y espacios para el peligro, como es el caso de cubrir dichas rutas con la seguridad de que no habrá la expectativa de sufrir un desgraciado incidente o siniestro.
El personaje que se refirió al frustrado proyecto de la ciclovía, refiere igualmente que en el resto de la ciudad es menos que imposible que un ciclista pueda transitar sus calles y avenidas sin mayores riesgos.
Destacó que la capital carece de avenidas amplias, como ocurre en otras capitales de las entidades en el interior del país.
Y por otro lado, la ausencia de un plano que regulara el crecimiento de Xalapa, acarreó necesariamente la anarquía y el caos vial que se registra cotidianamente, sin ninguna aparente respuesta por parte de los urbanistas, menos de los directivos de tránsito y transporte público del estado.
La ciclovía nació muerta, nadie en la ciudad lo pone en duda.

* ¿EXISTE AUTONOMÍA
UNIVERSITARIA?

Cuando don Porfirio Díaz dio luz verde para la fundación de la Universidad Nacional, igual se anunciaba que, junto con ésta, su autonomía estaría a salvo de la pesquisa o invasión policiaca.
Los diferentes gobiernos sexenales así lo pusieron en boga, pues jamás atentarían con la institución por excelencia formadora de la diversidad de las ideologías, en un país que se precia de ser libre, demócrata y respetuoso de la pluralidad.
El régimen de Miguel Alemán Valdés dotó a la UNAM posteriormente de la infraestructura que incluyó espacios y la edificación de sus escuelas y facultades, en la que daría en llamar Ciudad Universitaria.
El ejemplo se secundaría en el resto del país, como consta en Veracruz, donde se abrió la Universidad Veracruzana, a la cual otro Miguel Alemán, gobernador del estado, le dotaría de autonomía, pretendiendo con ello salvaguardar a la casa de estudios precisamente de la intromisión de agentes ajenos, incluyendo a los elementos policíacos bajo cualquier circunstancia.
Empero, los amagos de los políticos han estado latentes prácticamente de siempre o cuando los distintos regímenes de gobierno han advertido los signos de la violencia o, simplemente, a decir de autoridades, la clase estudiantil o magisterial es calificada por aquéllas de ser enemigas del orden establecido.
En el año 68, fecha con que se identifica el peor momento que haya pasado la universidad pública en este país, aquí igual resintió los estragos de la guerra sostenida contra el estado y que por igual dañó los edificios e integridad física de su comunidad, entiéndase académicos y estudiantes.
Corrían los días cercanos a la matanza de Tlatelolco, cuando en el «cuartel» que ocupaba el comité de lucha del movimiento en cuestión, aquí sobre la calle de Juárez, en el edificio que ocupaba la facultad de filosofía, seguramente había los temores consecuentes con lo que estaba ocurriendo en la ciudad de México, en donde ya se hablaba de muertes estudiantiles a manos de los granaderos y cuerpos policíacos que los arremetían.
Obviamente, entre los huelguistas de escuelas y facultades de la Universidad Veracruzana se experimentaban los escozores que avistaban la posibilidad de que las fuerzas del orden público se introdujeran por la fuerza en instalaciones universitarias.
Se sabía que los granaderos andaban a la caza de huelguistas en las calles de Enríquez y Doctor Lucio. El lanzamiento de gases lacrimógenos y sus arremetidas con los cañones de sus fusiles en posición de ataque, presagiaban que las cosas podrían ponerse al rojo vivo, también en la provincia del estado azteca.
Como más tarde habría de ocurrir. Todo el comité de huelga se concentró en la facultad antigua de filosofía, sobre la calle de Juárez, el doctor Bringas, el maestro Roberto Williams, el maestro Eloy Sánchez, Filiberto García y los dirigentes estudiantiles, entre otros Ernesto Fernández Panes, de la facultad de Economía, quien desde el pórtico del plantel gritaba que allí no ingresarían los uniformados del grupo de granaderos.
Acababa de hacer la citada advertencia, cuando el grueso de los congregados allí, igual su comité de prensa, veían horrorizados cómo entraba corriendo un granadero, fusil en la diestra y amagando con dispararlo si no salían los huelguistas a la calle.
El humo de los disparos con gases lacrimógenos inundó inmediatamente el recinto, del cual muchos salieron corriendo y otros tantos quedaban de una pieza, porque nunca supusieron que se irrumpiera de esta manera con la autonomía universitaria, la cual de esta forma se diría enseguida que había sido ultrajada, destronada, vilipendiada.
En UNAM autoridades ofrecen el diálogo, ojalá así sea, porque el señor Mondragón ha dicho que están listos sus mastines para entrar y sacar a los paristas, que la tienen en posesión suya. Hasta podrían cruzarse las apuestas, entre quienes pugnan por el diálogo y los que ensañándose insisten en que si hay las fuerzas policíacas, que entren y saquen en vilo a los paristas.
Ya la historia registrará si dentro de 30 años persiste la condena o si se alabará la gestión, como hasta ahora, del rector José Narro Robles. Prudencia y tolerancia, pueden detener todavía un detonante, que haga a muchos arrepentirse. Sería lo más loable. Al tiempo.

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