El viernes 26 del mes que terminó, a la exlideresa magisterial Elba Esther Gordillo la llevaron al hospital Ángeles del Pedregal en la ciudad de México para que le realicen un estudio del corazón. Ella estaba internada en el penal femenil de Tepepan. Su médico de cabecera, Jesús Francisco Walliser dice que ella tiene 10 padecimientos, entre ellos, hepatitis viral tipo C, dos aneurismas saculares en las arterias cerebrales medias y descalcificación de los huesos de la cadera izquierda. Entonces, el médico no reportó ningún padecimiento cardiaco. Hay que recordar que la ex presidenta del SNTE fue detenida el pasado 26 de febrero por la PGR, que la acusa de haber desviado al menos 2 mil 600 millones de pesos de cuentas bancarias de ese sindicato.
Así, poco a poco, la maestra se va alejando de la cárcel y comenzamos a sacar conclusiones en el sentido de que nos están dando atole con el dedo. ¿Por qué?, porque cuando se creía que el nuevo PRI venía duro contra los corruptos y los políticos ladrones ahora resulta que sólo se detuvo y encarceló a la maestra Gordillo debido a que, como dicen los priistas, “ya fundó su partido político (PANAL) y no se cayó con la cuota para la campaña presidencial”.
Seguimos a la expectativa esperando para ver que Peña Nieto actúe en contra de la media docena de políticos pillos saqueadores de los dineros del pueblo cuando gobernaron sus estados y que muy quitados de la pena se pasean impunemente disfrutando de la generosidad política. Lógico es suponer que éstos sí dieron el recurso económico al PRI para ser utilizado en la campaña presidencial. Por ejemplo, al que fuera chofer y que nunca se imaginó usar trajes Armani, relojes Rólex, regalar autos Ferrari a su hijo consentido, mandar a su hija a viajar en avión privado y yate, acompañada de sus dos perritos y ‘dueño de Pemex’ Carlos Romero Deschamps, premiado con una senaduría plurinominal. O al odiado y mal querido exgobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz que tanto daño hizo en la tierra del Benemérito de las Américas; el innombrable de Veracruz que nos dejó en la más ruin de las pobrezas y que ahora amenaza con ser diputado plurinominal. Y qué decir del ‘gober precioso’ poblano, pederasta y pillo de doble suela y para rematar al que fuera modesto químico en un pequeño laboratorio en Villahermosa, Tabasco, Andrés Granier, acusado y comprobado su robo al estado tabasqueño durante su gobierno que utilizó para pillerías de su familia y liviandades en una forma escandalosa. Dicen los tabasqueños: ¿Quién lo creyera de don Andrés? Y agregan: ¡Pinche rata! (revista Proceso 1879). Todos pagaron el diezmo, o más, con dinero saqueado al pueblo.
Estos depredadores son los más, faltan los menos. Y no vemos claro, hasta ahora.
Tienen más pantalones
los suramericanos
Revisando las páginas de la historia de los últimos diez años, varios presidentes latinoamericanos han sido involucrados en temas de corrupción y muchos de ellos han sido encarcelados. Por ejemplo: en Paraguay Juan C. Wasmosy (l993-1998) fue condenado en abril 2002 a cuatro años de prisión por robo de 42.5 millones de guaraníes y por involucrarse en operaciones fraudulentas. Raúl Cubas (l998-99), la fiscalía lo denunció por uso de fondos públicos por 700 mil dólares y Luis González Macchi (l999-2003), acusado de desviar 16 millones de dólares y por comprar un automóvil BMW que había sido robado en Brasil.
En Costa Rica, Rafael A. Calderón (l990-94), involucrado en un préstamo de 40 millones de dólares que se robó y que sería para comprar equipo médico. Miguel Ángel Rodríguez (l998-2002), fue acusado y arrestado por recibir 149 millones de dólares en el año 2001, de la compañía telefónica Alcatel y Abel Pacheco (2002-2006), encarcelado por recibir de la misma compañía francesa, la cantidad de 100 mil dólares y fue consignado.
En Venezuela, Carlos Andrés Pérez se apropió de millones de dólares, fue destituido y condenado por los delitos de malversación y peculado. 1974-79 y 1989-93).
En Brasil, Fernando Collor de Mello (1990-92), renunció luego de que fuera acusado de complicidad en corrupción, tráfico de influencias y extorsión a empresarios.
Colombia también encarceló a un presidente: Ernesto Sampé (l994-98), por haber recibido del cártel de Cali al menos 4 millones de dólares para financiar su campaña electoral.
Gonzalo Sánchez de Lozada, boliviano (2002-03), fue enjuiciado por la muerte de 58 personas en la revuelta popular que lo derrocó, y por presunta malversación de 22 millones de dólares.
En Perú, Alberto Fujimori (1990-2000), destituido por el Congreso por inmoral después de huir del país y renunciar a la presidencia desde Japón. Los sobornos que ejercía su asesor de Seguridad, Vladimiro Montesinos, fueron conocidos y notorios que se convirtieron en el paradigma de la corrupción en la región. Sigue en la cárcel.
Los argentinos también metieron en la cárcel a Carlos Menem (l989-99), porque se le comprobó que era jefe de una “asociación ilícita”. Por corrupción, nepotismo y además se asegura que posee en los bancos suizos una enorme fortuna.
Y también Arnoldo Alemán, en Nicaragua; Jorge Serrano Elías, Alfonso Portillo y el vicepresidente Francisco Reyes, en Guatemala; en el Salvador Francisco Flores; en República Dominicana, Hipólito Mejía y en Panamá Mireya Moscoso. Todos ellos juzgados y sentenciados por latrocinio y corrupción.
Sin embargo, en México nada de eso ocurre a pesar de la flagelante corrupción que envuelve a la República. En impartición de justicia, nuestro país no es el hermano mayor, como nos dicen en América Latina. Nunca, siquiera, se intentó encarcelar a José López Portillo, uno de los presidentes más frívolo y perverso que ha tenido el país. Levemente se ha tocado a Luis Echeverría que vive un arresto domiciliario, acusado por haber participado en el genocidio estudiantil en 1968; ni al mandatario más gris y corrupto que ha tenido México, Miguel de la Madrid; ni al ignorante de Vicente Fox y mucho menos al presidente asesino Felipe de Jesús Calderón.
Pero el cuadro lo ostentan: Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), llamado por el pueblo “el innombrable y el duende maldito” o, “el que mueve la cuna de Enrique Peña Nieto”. Éste, abandonó el país y se refugió en Dublín, Irlanda, tras haber sido acusado de corrupción como el lavado de dinero, enriquecimiento inexplicable, fraude electoral y hasta por conspiraciones para cometer asesinatos. Le sigue Ernesto Zedillo (1994-2000), señalado de organizar el rescate bancario a Fobaproa y desviar fondos de Pemex para financiar su campaña (ya era líder de los petroleros Romero Deschamps). Cultivó el tráfico de influencias a favor de corporaciones trasnacionales para las que ahora trabaja de manera abierta como antes lo hizo de modo clandestino. Fue autor de la muerte de 45 indígenas en Acteal, municipio de Chenalhó, ubicado en la región de Los Altos de Chiapas, el 22 de diciembre de l997. Eran indígenas tzotziles de la organización “Las Abejas” que se encontraban orando en una pequeña iglesia de la localidad. Murieron niños y mujeres embarazadas. Ese hecho lo calificó Zedillo como un conflicto étnico.
¿Por qué no van a la cárcel estos personajes?
Los funcionarios pillos entre más corruptos sean, más protección tienen. Los famosos acuerdos entre las diferentes camarillas legislativas los vuelven inmunes. “Tú me das, yo te doy”. La prueba más fehaciente y reciente es el Pacto por México, firmado por los tres partidos políticos más importantes donde impera el interés político y el bienestar personal y familiar.
Y ni modo, seguiremos tomando atole con el dedo que nos da Enrique Peña Nieto.
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EfACICO 