60 Minutos: ¿Quién autoriza tantos antros?


Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

* POR LAS REDES SALIÓ
HUMBERTO BENÍTEZ TREVIÑO

Las redes sociales resultan un eficaz antídoto de la corrupción y el tráfico de influencias.
Esto apenas puede digerirse por las generaciones que rebasan los 50 años de edad.
Antes los periódicos tenían que esperar 24 horas para reseñar un evento, una acción violenta o el atraco cometido por un ladronzuelo común y corriente.
Las redes sociales surgieron al lado del facebook y el twitter en los medios que pocos habrían creído, si les hubieran anunciado, que se producirían mundialmente.
Inclusive, apenas hace una década como máximo, los escribidores de periódicos advertían que con todo y la dinámica con que se transmitirían los sucesos, que suscriben la página cotidiana de nuestros pueblos, la internet no dejaría de ser un importante medio, pero hasta allí.
Sin embargo, su celeridad en el manejo informativo inventó el facebook y el twitter y desde entonces no sólo invadió la esfera de la prensa escrita, la televisión y la radio, sino que además congrega en este país a 54 millones de cibernautas, que al momento de registrarse un suceso, inmediatamente lo están difundiendo y haciendo llegar a cientos de millones de personas.
Y por añadidura, la presión que ejercen los cibernautas daña imágenes, perjudica prestigios y afecta dignidades, debido a su constancia y suma de iguales, que se agregan a la batida contra todo aquello que se mueve y afecta a las mayorías.
Lady Profeco produjo la caída de su papi, el influyente Humberto Benítez Treviño, nomás las redes consignaron que aquélla había ordenado la clausura de un restaurante, porque éste le había negado la mesa de privilegio, que por cierto el comedero no tenía en ese momento. Los inspectores de Profeco, la fiscalía que dirigía su papá, pero no ella, inmediatamente procedieron a cumplir el capricho de la dama.
Y nada de esto habría sido conocido, a no ser de los cibernautas.
Lo otro, el gobernador de Veracruz acababa de anunciar la salida de Salvador Manzur y en el lapso de dos minutos el hecho corría de voz en voz de los veracruzanos que radican en el Distrito Federal.
Había caído el secretario de Sefiplan, porque tendría que comparecer ante la PGR para aclarar con pormenores la encerrona que se dio entre priistas, para analizar la paquetería de Sedesol que sería destinada a los electores veracruzanos con vistas a ganar los priistas la elección de julio próximo.
Son las redes sociales, sin duda, un poderoso medio que pronto cala hondo en millones, que se abocan a destruir inclusive, sin ninguna ética, honras y prestigios de personas y firmas comerciales y empresariales.

* SIN SEMÁFOROS, NULO
RESPETO DE CONDUCTORES

Un juego macabro es el que propician los anuncios de la dirección de tránsito y transporte público de la entidad, al cerrar los semáforos, poner en funcionamiento el fantasmagórico Uno por Uno y desaparecer a los agentes uniformados que debieran cuidar la vialidad de nuestras calles y avenidas.
La medida tiene semanas que se aplica, pero los conductores de unidades automotrices difícilmente la respetan.
Como dice un viejo y respetado taxista xalapeño, por las noches nadie cumple señalamientos, los pocos semáforos que quedan en las calles nadie los respeta y los automovilistas particulares menos. El riesgo es enorme y la vida de automovilistas y peatones es igualmente objetivo y está latente.
Tránsito es la dependencia gubernamental que surgió para ver por la solución a los problemas viales, sin embargo, hoy más que nunca los siniestros y otros accidentes que se registran cotidianamente sobre nuestras rúas, están dándose cotidianamente, sin que las medidas viales hayan podido prever y contener la ola de sucesos que enlutan hogares y dejan secuelas en la seguridad y vida de las personas que habitan nuestras localidades.
El edil del ayuntamiento municipal encargado de atender el tránsito también local, guarda silencio en la materia o se resiste a reconocer su compromiso en este sentido, debido a que aduce, cada que se le pregunta, que la administración del tránsito municipal fue trasladada del ayuntamiento al gobierno estatal, aquella instancia nada tiene que hacer en este rubro.
Empero, el tránsito vehicular de la ciudad sigue creciendo y sus alcances dañan al resto de la población como es el congestionamiento vehicular que no cesa, se incrementa peligrosamente y los anuncios consistentes en poner en marcha el Hoy no circula, honor a la verdad, no va a resolver esta problemática.
Como nadie sabe ni supo qué es o fue del programa «Yo sí leo en taxi» o en dónde están operando los «taxistas bilingües», porque en ambos casos nadie sabe en dónde aplican. Quizá Adolfo Mota o la licenciada Elizabeth Morales García pudieran sacar de la ignorancia y el desconocimiento a los cientos de miles de usuarios que cuenta el taxi en la también llamada ciudad de las flores. Esperemos.

* ¿QUIÉN AUTORIZA
TANTOS ANTROS?

En tanto la Librería de Cristal cerró sus puertas tras de 30 años de explotarla con la venta de libros e históricos documentos, porque los lectores se acabaron, la apertura de antros de todos los tamaños, olores, precios y borrachos y presuntos adictos, siguen abriéndose sin ningún tope, control, ni vigilancia, como lo comentan vecinos y clientelas de los propios centros de vicio.
Fuera uniformados de la Armada de México, el último fin de semana, quienes hicieron un rondín en las calles y los antros del vecino puerto de Veracruz, en colindancia con la zona conurbada de Boca del Río, en donde llevaron a cabo una redada de menores de edad bebedores de licores, que sumó alrededor de mil muchachos.
Sus progenitores se dijeron sorprendidos, cuando deben saber muy bien que sus herederos son verdaderos alcohólicos, pese a sus cortas edades.
Xalapa, otrora ciudad conocida por la cultura, su número de bibliotecas y librerías exponiendo textos de las firmas editoriales más reconocidas del país, lució enormidades durante decenios, porque sus autoridades cuidaron, sobre todo, que el centro histórico permaneciera ajeno a cantinas, bares, prostíbulos y zona roja.
Sólo dos bares eran explotados por sus propietarios en pleno corazón de Xalapa, a los que acudían quienes refrescaban sus gargantas con una cerveza, comían las ricas botanas y escuchaban al guitarrero que rasgaba las cuerdas de su gastado instrumento musical. Pero de ello, a convertir el centro de Xalapa en un hormiguero de alcohólicos de todos los fines de semana, lo que no había ocurrido en cien años.
El corazón de Xalapa se asemeja a una enorme cantina abierta, lo que a nadie vuelve espantadizo ni le provoca nada, pero que refleja de alguna forma la caída de los valores, como lo denotan los cincuenta o cien antros que se localizan en el ramal que parte de la calle de Enríquez, Mata, Hidalgo, Bremont, Murillo Vidal, Xalapeños Ilustres, Alfaro, Clavijero, Ávila Camacho, Úrsulo Galván, donde los muchachos se alcoholizan, se suben a sus bólidos y corren como locos el grueso de arterias públicas de la ciudad.
Nadie los detiene, pero ahora se apostan los retenes y filtros del «alcoholímetro» y, sin medirse, igual hacen que pasen a la famosa pruebita los jóvenes y viciosos de estos antros, que los jefes de familia, las amas de casa y los ciudadanos tranquilos y honestos, los que salen de sus lugares de trabajo, también tienen que enfrentar el desplante, no siempre atento, de los funcionarios públicos, que lo aplican haciendo de este espectáculo un grotesco escenario negativo a toda fama de capital culta y jardinada, a la que se le encontró alguna vez semejanza con la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
Empero, cabe preguntar: ¿quién autorizó tantos antros en la ciudad, siendo que para cualquier pequeño comerciante abrir un tendajón tiene que cubrir doscientos requisitos y pagar derechos y cochupos a servidores públicos, para permitirles su apertura? Cosas de la vida, o es que la modernidad reclama más cantinas, bares y antros, que escuelas y bibliotecas y librerías.

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