Crónicas: El pacto de la Ignominia


 

Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Luis Velázquez Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

*Nueve partidos políticos de Veracruz suscribieron un acuerdo para “actuar con transparencia” en la elección del 7 de julio, pero ocho de ellos giran alrededor del PRI; la mayor parte para garantizar la sobrevivencia y quedarse con las prerrogativas

*Sus líderes se cortan las venas en nombre de los pobres, “los más, más vulnerables, los agraviados, aquellos que no pueden pensar en votar porque antes deben pensar en comer”. ¡Qué bonito!

El mismo día, martes 21 de mayo, cuando en la tierra jarocha firmaran el Pacto Veracruz, en ocho estados del país también cumplieron la orden peñista; quedaron pendientes Sinaloa, Tlaxcala, Zacatecas y Aguascalientes.

En Veracruz, lo suscribieron nueve partidos pero todos, sin excepción, incluido el PAN, tienen un cordón umbilical con el PRI que, de cara a la elección de 212 alcaldes y 50 diputados locales, ha seducido a sus dirigentes.

En unos casos, de una manera burda y prosaica, como la candidatura del panista Julio Saldaña Morán a la presidencia municipal nominado por el PRD.

Y, por si alguna duda existiera, como la renuncia de José Ramón Gutiérrez de Velasco, extesorero municipal y exalcalde jarocho por el PAN, quien, además, impusiera a su esposa como diputada local en el alemanismo.

Así, PAN, PRD, PVEM, Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano, PANAL, la AVE y el Partido Cardenista, sólo parecen haber legitimado por escrito lo que desde antes de que el gallo cantara tres veces se había consumado. Un pacto no escrito, acuerditos debajo de la mesa corriendo en las cañerías.

El panista Enrique Cambranis Torres, el heredero de Alejandro “El pipo” Vázquez Cuevas, exdiputado local y exlíder estatal del PAN, flamante constructor en el Veracruz de hoy, beneficiado con un par de notarías en el fidelato, se cortó las venas cuando suscribiera el Pacto Veracruz: “Firmo para exigir que se proteja la dignidad de aquellos que en una contienda son los más vulnerables, los agraviados económicamente, aquellos que no pueden pensar en votar porque antes deben pensar en comer”.

¡Ah, los pobres!

Los mismos pobres que hace tres, cuatro siglos anteriores descubriera Alejandro “El barón” de Humboldt en América Latina, pasando por México, y los pobres en cuyo nombre José María Morelos promulgara “Los sentimientos de la nación”.

UN VERACRUZ LLENO DE DESIGUALDAD SOCIAL

Claro, también el líder bajo sospecha, perspicacia y suspicacia del PRD, empleado que fuera del góber fogoso y del sexenio próspero, Sergio Rodríguez Cortés, se desgarró las vestiduras en nombre de los pobres: “El Pacto representa la posibilidad de ofrecer mejores condiciones para todos y garantizar el respeto a las clases populares” dijo.

¡Ah!, todos, los nueve líderes firmando el Pacto Veracruz para “crear confianza en los comicios y actuar con transparencia”, cuando, caray, muchos priistas figuran como candidatos de la oposición y muchos de la oposición como abanderados del PRI.

El cambalache puro. La cohabitación indigna y cínica. Con la mano derecha, firmaron el Pacto. Con la izquierda recibieron, y/o están por recibir, las canonjías y privilegios, luego del gran escándalo del “ranulgate” que llevara a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, a despedir a los siete funcionarios de la delegación estatal, al presidente Enrique Peña Nieto a exclamar su frase bíblica de “Rosario, no te preocupes” y a Javier Duarte, ni modo, a despedir al secretario de Finanzas y Planeación, Salvador Manzur Díaz, quien permaneciera sólo 52 días en el cargo.

Un Pacto en el que nadie cree, excepto, acaso, los firmantes. Y los firmantes porque sin duda serán salpicados, pues la clase gobernante sabe bañarse en tina… para chapotear a todos.

Y más cuando se habla de transparencia, días ahora cuando en el Tribunal Estatal Electoral 386 militantes de los partidos políticos han interpuesto inconformidades, porque sus derechos partidistas les fueron ninguneados desde las elites.

Y más luego del desplome de la alianza electoral PAN-PRD.

De los aspirantes y suspirantes indignados que los otros partidos están cachando.

De un PRD y un PAN rojo.

De una AVE conducida por un expanista, Manuel Espino.

De un PANAL que recibió del PRI tres diputaciones locales, 20 alcaldías y 150 regidurías.

De un PVEM y Cardenista que en cada campaña electoral se alía con el PRI, nomás para garantizar la sobrevivencia.

Y, bueno, hasta de un Instituto Electoral de Veracruz más priista que el mismo Plutarco Elías Calles y su maximato.

El Pacto Veracruz sólo servirá para legitimar el reparto electoral de las 212 presidencias municipal, más de 1,500 sindicaturas y regidurías y las 50 diputaciones uni y pluris, en un Veracruz donde tres familias (los Chedraui Obeso, de Xalapa; los Chahín, de Orizaba; y los Ruiz Ortiz, de la zona conurbada Veracruz-Boca del Río) amontonan más del 50 por ciento de la riqueza estatal y en donde cada tres y seis años aparecen nuevas fortunas de los políticos en turno.

Publicado originalmente en: http://www.blog.expediente.mx/nota.php?nId=3642#.UZ-D26LZbTp

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