
En el futuro millones de personas producirán en sus casas, oficinas y fábricas su propia energía verde y compartirán unas con otras la “internet energética”. La revolución industrial impulsada por el petróleo y por otros combustibles fósiles está llegando a su fin. El precio del gas y de los alimentos aumenta, el desempleo continúa siendo elevado, el mercado inmobiliario está saturado, la deuda de los consumidores y de los Estados está descontrolada y la recuperación económica es cada vez más lenta.
Jeremy Rifkin autor de La Tercera Revolución Industrial (TRI), plantea el impacto que habrá con este movimiento, tan significativo en el siglo XXI como la Primera lo tuvo en el XIX y la Segunda en el XX. Habrá que cambiar la forma de trabajar y de vivir.
El parlamento europeo emitió una declaración formal para respaldar la TRI como proyecto económico. En 2008, altos ejecutivos de empresas mundiales (Philips, Schneider Electric, IBM, Cisco, Systems, Acciona, CH2M Hill, Arup, Adrian Smith + Gordon Gill Archistecture y Q Cells) de energías renovables, construcción, arquitectura, inmobiliarias, tecnologías de la información, generación y distribución de electricidad, transportes, logística se comprometieron para alcanzar el objetivo de una transición de la economía global hacia una era poscarbónica.
El proyecto Rifkin considera como pilares del TRI: el cambio hacia la energía renovable, microcentrales eléctricas que recojan y reaprovechen las energías renovables, tecnología del hidrógeno y de otros sistemas de almacenaje energético en todos los edificios, transformación de la red eléctrica de cada continente en una interred de energía compartida que funcione igual que la internet, la transición de la actual flota de transportes hacia vehículos de motor eléctrico.
Los Emiratos Árabes la quinta potencia productora de petróleo del mundo se está preparando para la era postpetrolera, invierte millones en instalaciones que funcionan exclusivamente con el sol o viento. Ellos no necesitan evocar estudios sobre picos globales del petróleo, sino que recuerdan el dicho “Mi abuelo iba en camello, mi padre iba en coche, yo voy en avión y mi nieto volverá a ir en camello”.
Periodista y Docente de Desarrollo Sustentable
