
Los esfuerzos para canalizar nuestras decisiones van dirigidos a tocar nuestros procesos mentales mediante el uso de la psiquiatría y las ciencias sociales. Se trata de astutos mecanismos aplicados en un plano que escapa de nuestra conciencia, de tal modo que las incitaciones son frecuentemente y en cierto sentido “ocultas”, con lo que resulta que a muchos de nosotros se nos influye y se nos manipula sin darnos cuenta.
La psicología de masas con tácticas inspiradas en el análisis motivacional aplicado a campañas de persuasión, se ha convertido en una industria multimillonaria. Los persuasores profesionales adaptan técnicas destinadas a llegar a lo inconsciente o subconsciente, porque en lo general las preferencias se determinan por factores de los que el individuo no tiene conciencia y al comprar o elegir, generalmente se actúa de manera emotiva y compulsiva, reaccionando inconscientemente ante las imágenes y las ideas asociadas para inducir una elección de mercancía, ideas, candidatos o estados de ánimo. La práctica de la manipulación simbólica y la reiteración aplicada al electorado como al perro de Pavlov con sus reflejos condicionados, es la recurrente de los políticos en busca del voto a su favor.
Un clásico, Vance Packard, en su obra “ Las Formas Ocultas de la Propaganda”(The Hidden Persuaders), analiza con dureza la labor de los operadores de las profundidades que muchas veces va contra los principios humanistas. En la prensa, el cine la radio, la televisión se presenta a l típico ciudadano como un elector concienzudo, un denotado individualista y un cuidadoso y sagaz consumidor representativo del progreso y civilización del siglo.
A muchos de nosotros nos encanta ubicarnos en tal cuadro, pero los persuasores profesionales o manipuladores de símbolos que hacen desfilar esas resplandecientes imágenes en los medios, nos ven en sus cifras o en los documentos internos de sus oficinas, de una manera menos halagüeña aunque si interesante. Se nos ubica típicamente como un manojo de sueños en vigila, con ansias ocultas, con complejos de culpa y bloqueos emotivos irracionales. Somos, pues, aficionados a las imágenes y estamos entregados a actos impulsivos y compulsivos que responden a nuestros caprichos insensatos al tiempo que nos doblegamos (a complacer con creciente docilidad) ante las manipulaciones de símbolos que involucran nuestra existencia cotidiana y que de manera engañosa nos hace sentir importantes, bellos o exitosos.
Por citar unos casos, recuerdo que cuando fue la elección de Miguel Alemán Velasco como candidato al gobierno del estado de Veracruz, le pregunté a una señora porque votaría por él y ella me contestó ilusionada : “porque, como es un hombre rico, no robará, además como es muy importante le dará lustre al estado ” y cuando fue la elección de Fidel Herrera Beltrán para gobernador le pregunté a un taxista jarocho porque votaría por él y me contestó con firmeza : “como fue pobre no robará porque comprende al pueblo ”. Cuando fue la elección de David Velasco Chedraui para alcalde de Xalapa una señora contestó a mi pregunta coquetamente: “es que es muy guapo…” y en la ocasión que pregunté a varias personas porque votarían por Elizabeth Morales para alcaldesa de Xalapa me dijeron convencidos “… es que ayuda a los pobres en la tele y es mujer..”
Si bien la propaganda está vinculada al pensamiento y la acción ideológica y la publicidad al ámbito de las mercancías y los intereses comerciales, la publicidad aprende la de propaganda las técnicas primarias de la persuasión o de la inducción, pero a su vez la propaganda hereda a la publicidad los mecanismos apelativos de las frases hechas y la influencia adjetiva de la exageración.
La propaganda glorifica a los hombres o mujeres y sus ideas, la publicidad sublima las cosas que la gente consume o necesita. Los dos mecanismos ofrecen felicidad generosamente y caminan entre lemas y emblemas sobre el borde resbaladizo de las medias verdades o la mentira, así, tenemos que en las campañas electorales regularmente se recurre a la propaganda o publicidad política para consolidar la venta de un producto que es un candidato, a fin de atraer los votos e l día de la elección.
La palabra propaganda se deriva del latín propagare( propagarse, sembrar ,extender) se sabe que fue acuñada en junio de 1622 por Alejandro Ludovisi, conocido como el papa Gregorio XV, al crear la Sagrada Congregación de Propaganda Fide (propagación de la fe) para un cuidadoso y estructurado plan pastoral de evangelización católica. Según un interesante libro titulado “ De La Lucha de Clases a la Lucha de Frases” escrito por Eulalio Ferrer publicado por Aguilar, la primera mención de Propaganda Fide se encuentra en la obra del carmelita español Tomás de Jesús: “De los medios para llevar la salvación a todas las naciones” publicado en 1613.
Desde 1515 se establecen las imprentas vaticanas, a instancias del Papa León X en el Concilio V de Letrán. Las ediciones de esa época plasman el pensamiento y la intención catequizadora y son la herramienta fundamental de generaciones de misioneros que llevaron a todos los rincones del mundo el mensaje de Jesucristo y sus apóstoles, de hecho Pablo, el Apóstol de los Gentiles, es considerado como el precursor y primer propagandista de la iglesia católica con las llamadas epístolas, que actualmente son las cartas pontificias.
Bajo la consigna de que “no hay potestad que no proceda de Dios”, Pablo transforma la prédica en oratoria y recorre todos los caminos pregonando incesantemente que “el mundo fue creado por la palabra de Dios” y en una carta a su discípulo Timoteo escribe : Te conjuro… predica la palabra, insiste con ocasión y sin ella; reprende, ruega, exhorta oportuna e inoportunamente, con toda paciencia y doctrina..
Con el tiempo y un ganchito, la palabra sufragio, se actualizó incorporada a lenguaje cristiano, para transformase después políticamente en lo que es el voto. Ese que ejercerá Usted, razonadamente, este domingo.
