
(Por María Elvira Santamaría Hernández) Creerle o no creerle. He ahí el meollo. Los políticos, todos, incluyendo a Andrés Manuel ya han mentido antes; ya han cambiado de opinión antes. Nos dicen medias verdades mezcladas con medias mentiras y nos dejan totalmente confundidos. El gabinete de Peña Nieto nos plantea su propuesta de reforma como la única salida para impedir el hundimiento de nuestra gloriosa historia petrolera, el Pan ve la opción gubernamental como incompleta y temerosa. PRD quiere reforma sin cambios constitucionales y Morena nos dibuja la reforma como el más artero despojo de la industria petrolera y eléctrica.
Todos nos dicen que México es rico en recursos y yo veo a un país con habitantes predominantemente pobres, medianamente alfabetizados, injustamente resignados con ganar bajos salarios y mantener sobre sus hombros una clase dominante corrupta y explotadora.
Desde 1938 el petróleo ha sido nuestro. El codiciado oro negro ha sido de los mexicanos desde hace 75 años. Billones de millones de barriles se han extraído de «nuestro subsuelo» para «beneficiarios». ¿Y entonces? ¿En manos de que puñado de ladrones de cuello blanco y apellidos de alcurnia, con títulos de universidades extranjeras, influencias e informacion privilegiada, fue a parar la riqueza que correspondía a los verdaderos dueños, los ciudadanos simples, los trabajadores honrados?
Mientras la corrupción mande, las reformas solo modificarán los procedimientos para los saqueos.
Creo que para lograr la reforma que necesitamos en materia energética tendría que surgir una generación de hombres y mujeres honestos y experimentados que ocuparan los puestos en Pemex y en CFE. (Publicado en la red social)
