
(Por Martha Patricia Domínguez Chenge) Convocados a Consejo Universitario con motivo del IV Informe de actividades del Rector Raúl Arias, los consejeros universitarios acudieron puntuales al evento académico, la mañana de este viernes 23 de agosto a las instalaciones de la USBI en Xalapa.
A las 11:20 horas, un grupo de quince pseudo estudiantes –con máscaras compradas en paquete en colores plata y dorado, portando mantas denostando el proceso de elección de rector en la Universidad Veracruzana, sin dar el rostro y por supuesto, sin identificarse como miembros de la comunidad universitaria- impidieron en forma arbitraria y sin escuchar razones, el acceso del resto de los representantes que acudían ante una convocatoria de carácter académico como representantes de los cincos campus que tiene la institución en el estado de Veracruz.
Ello, impidió el uso del escenario de la USBI para el Informe, que fue trasladado a una sede alterna en la Facultad de Contaduría y Administración, pero imposibilitó a 150 representantes que ya se encontraban reunidos en el recinto, a acudir a este acto ceremonial.
Los quince sujetos no identificados que encadenaron el acceso principal a la USBI Xalapa, impidieron además la salida de los consejeros universitarios durante casi cuatro horas, en un evidente secuestro, violatorio no sólo de las garantías individuales de los asistentes, sino también de la autonomía universitaria, que tanto le ha costado a la Universidad Veracruzana, construir.
El proceso de designación del nuevo rector ha sido un proceso difícil de entender, debido a las intervenciones de otras autoridades, acostumbradas a los procesos electorales, enturbiados por diversas instituciones sociales que como costumbre, manipulan los asuntos internos de las organizaciones.
Entender que un proceso universitario puede ser democrático, donde se escuchen las diferentes voces de la comunidad, donde se expresen puntos de vista distintos, sin línea demarcada de los jefes inmediatos, rompe los paradigmas tradicionales de las estructuras gubernamentales tradicionales.
Una respuesta obvia ante la divergencia de opiniones de este proceso, la constituye la intervención de una minoría de individuos, que pretenden sujetar a la autonomía de la Universidad, un concepto tan difícil de entender por algunas mentes poco brillantes.
Todo universitario condena estas prácticas que recuerdan los procesos vividos en la década de los años setenta, donde predominaba el porrismo y la toma de las instalaciones de Rectoría era pan común semanal, como una forma de obtener mayores dividendos de las cuotas que se asignaban a los estudiantes en los oscuros años del periodo de Echeverría.
Creer en una universidad pública que respeta las distintas visiones del mundo, no significa confundirla con una institución de educación superior débil, porque su grandeza está en los miembros de su comunidad, que día con día, la construyen. Es el arte, es la ciencia, es la luz, que no debe igualarse con la oscuridad de unos pocos.
