


(Por Gonzalo López Barradas) La economista Noemí Zoila Guzmán Lagunes, egresada de la U.V. (l978), ha sido una mujer con suerte pues desde que fue alcaldesa de su tierra natal Teocelo (1976-79) ha caminado en la política agarrada de las circunstancias y el destino la colocó primero como diputada federal en la LVII Legislatura, teniendo a su cargo la Comisión de protección civil (l997-2000) y senadora suplente en dos ocasiones.
A la salida de Ranulfo Márquez de la Secretaría de protección civil, fue nombrada en ese cargo cuando ya Ranulfo había promovido la actualización del Atlas de Riesgos en la entidad. Hubo voces inconformes con ese nombramiento debido a que hay en el estado personajes con suficientes conocimientos de lo que es la protección civil como Federico Acevedo de la Comisión nacional del agua, Isidro Cano que sabe mucho más de los menesteres del clima y de la prevención, y José Llanos Arias, Jefe de hidrometeorología de Conagua y tantos otros; sin embargo, una mano negra creyó conveniente tener en ese puesto a Noemí.
Las críticas y comentarios periodísticos fueron y siguen siendo agresivos hacia la señora a tal grado que algunos le han dicho que es “una prófuga del metate, metida a adivinar cómo estará el tiempo con sólo ver si hay nubes sobre el Cofre de Perote”; otros, “que mejor se dedique a cuidar sus fincas de café que tiene en Teocelo” y alguien más a escrito: “que le queda mejor administrar su motel en ciudad Cardel”, etcétera.
Y es que resulta que doña Noemí ha demostrado, durante el tiempo que lleva al frente de esa Secretaría, desconocer absolutamente la administración, la dirección y las acciones que se deben tomar, de inmediato, para hacer frente a las contingencias climáticas y de desastres. Está rodeada de empleomanía que desconoce absolutamente sobre el tema.
Para doña Noemí no debe ser suficiente ponerse a llorar, como lo hizo en alguna ocasión, cuando vio que el agua se llevaba las casas de gentes humildes. Tampoco está calificada para pronosticar las tormentas tropicales, los ciclones y los terremotos como sucedió cuando en conocido café del puerto de Veracruz dijo, al referirse a la tormenta tropical “Fernando”, “esos son sólo unos pequeños encharcamientos”.
No previno a la población sobre las consecuencias del fenómeno y por eso los paisanos de San Rafael protestaron porque no se les avisó que deberían tomar precauciones sobre tal suceso y así evitar que perdieran sus pertenencias y que las escuelas, los centros comerciales y el campo sufrieran dañados.
El problema de la dependencia que dirige doña Noemí es que no supo ubicar la zona donde iba a pegar “Fernando”. Suspender las clases, pasada la situación crítica, ha sido la única acostumbrada medida. Fueron miles de familias que tuvieron que abandonar sus hogares, donde el nivel del agua superó el metro de altura en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río e intensas inundaciones en Nautla, San Rafael, Tecolutla y gran parte de la costa y pueblos serranos como en Yecuatla, donde fallecieron más de 13 personas.
Algo malo pasa en Protección civil porque anteriormente la población recibía la advertencia de la peligrosidad con que se acercaba a tierras veracruzanas algún fenómeno climático.
La ‘tormenta Fernando” desnudó y puso al descubierto lo mal que andamos en protección civil. Y peor aun cuando la titular de esa dependencia, al verse sometida por la opinión pública, sobre todo la que sufrió las consecuencias del fenómeno, se le hizo fácil pedirle a sus amigos que publicaran en los medios las bondades y capacidades que tiene, según ella, para seguir dirigiendo la Secretaría de protección civil. ¡Qué fácil es hacerse publicidad con dinero del pueblo!
Todos nos preguntamos qué hacía doña Noemí el domingo 25 del mes pasado cuando la paisanada era azotada por las intensas lluvias. ¿Rezaba, dormía la siesta, hacía cuentas de cuánto iba a recibir del FONDEN, o acaso hacía ya recuentos de cuántos municipios serían declarados en desastre?
La responsabilidad se mide por las acciones que se deben tomar para entregar cuentas claras y buenas a los jefes. La Ley Estatal de protección civil para la Reducción del Riesgo de Desastres del estado, falló indudablemente y tuvieron que ser diputados de la oposición quienes alertaron sobre lo mal que funciona la Secretaría de protección civil veracruzana.
Si bien es cierto que esta Secretaría, como en otras, llegan personajes recomendados por favores recibidos, también es cierto que los tiempos para pagar la deuda tiene un límite. Ya es hora de que el gobernador Javier Duarte evalúe resultados en Protección civil. Lo hizo ya, recientemente, y colocó sus piezas en donde deben estar cada una. Es decir, ‘zapatero a tus zapatos’.
En Protección Civil es urgente que se haga un somero análisis para ver si ya las deudas políticas han sido saldadas, porque nadie es indispensable en cualquier puesto público y actividades cotidianas. Sólo Dios y nuestros padres lo son.
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