
(Por Gabiel Ballesteros) Afuera, en las calles hay una lucha muy importante, la del magisterio (o parte de este), la otra parte vive y sobrevive (bien o muy bien habría que señalarlo) de las ganancias sindicales que en mi perspectiva están por encima de lo que cualquier mortal en este país puede aspirar… si tomamos en cuenta el tiempo horas/trabajo.
Las calles, a mi parecer, deberían estar llenar de todos los interesados en la educación y no sólo de
aquellos que han visto afectado su bolsillo. Casi siempre nos vemos a nosotros mismos como malinchistas, es decir que vemos de manera increíble lo que se hace y logra en otros lados antes que realizarlo nosotros, de esta manera es como me siento en este momento, en Chile, en Argentina, en Brasil, en España con una reforma como esta las calles estarían llenas no sólo de profesores, sino de alumnos, de egresados, de múltiples sindicatos y grupos de personas indignados por que el gobierno esconde entre el nombre de una «reforma educativa» una venganza en contra de aquellos que no lo apoyaron, tan abiertamente porque habría que ver la cantidad de borregos sindicalizados y magisterio general en el besamanos estatal y nacional del año pasado con Peña Nieto.
Hablando del año pasado y trabajando en el IFE salí a las calles a protestar por la manera en que se imponía una presidencia televisiva, cumpliendo así con lo que creo era mi deber cívico, porque de nada valía denunciar las irregularidades que se veían al interior cuando el mismo árbitro era del mismo bando, las calles y la información boca a boca era el mejor camino, según yo claro. Pero ¿y dónde estaban los profesores que hoy marchan? Bueno pues les puedo decir que iban a llenarle los mítines a los tricolores, con promesas de «huesos» y de mejoras sustanciales en sus salarios, con escalafones prometidos como si fueran tortas y refrescos entre los pobres…
El dinosaurio regresó y como los perros viejos terminó por desconocer la mano que lo alimentó, hoy la lucha que se lleva a cabo en las calles me parece más que justa y creo que deberíamos salir todos a decirle NO a las reformas que pretenden empobrecernos más a los clasemedieros y enriquecer más a los más ricos. Pero es México sólo vemos por nuestros intereses y a veces ni eso… El tráfico debería ser imposible no sólo en la capital, sino aquí mismo en Díaz Mirón, en Miguel Alemán, en las Facultades de todas las universidades los grupos de maestros y jovenes deberían estar discutiendo la manera de conducir a cientos y miles de manifestantes por día, con ideas propositivas en pancartas, con estrategias de comportamiento para detectar a los infiltrados que siempre son mezclados para denostar todo movimiento social… pero no, están todos haciendo lo que creen que les afecta menos, viendo sólo por sus mezquinos intereses… el gobierno debería temblar de pensar en dañar al pueblo, pero son viejos lobos de mar y saben que sólo unos cuantos levantarán la voz mientras los demás observamos en medios oficiales la «verdad» de estas marchas.
En lo personal no sólo respeto sino que apoyo el movimiento en la ciudad de México, sin embargo NO marcharía por los maestros pues mientras yo salía a las calles el año pasado por la más que obvia imposición del niño tonto de la clase al frente del país, estos que hoy luchan estaba en los mítinies del dinosaurio, les deseo la mejor de las suertes pero esta vez no cuenten conmigo ah y que quede claro que tampoco creo que peleen por las causas justas ajenas a su bolsillo… cuando les revoquen la reforma educativa dejarán las calles aún y con la reforma energética por votarse, aún con el iva a alimentos y medicinas por votarse sin importarles nada más que haber rescatado su bolsillo.
