
Dedico todo mi tiempo en escribir la biografía de una mujer excepcional, inigualable, guerrera.
La historia de una superviviente del dolor, de la negligencia, de la injusticia, pero también escribo sobre la hazaña de una mujer que emergió de la oscuridad para encontrar la luz de un nuevo camino.
Un día se levantó para lanzar con fuerza la bala del miedo, de la verguenza, de la compasión, de la impotencia y de la incapacidad.
Ese día alcanzó su mejor marcación en la competencia de su vida: LA ACEPTACIÓN de su condición, pero rompió record porque jamás se resignó a la búsqueda de sus sueños, de ser hija, madre, esposa, hermana y por si fuera poco, la mejor del mundo en el atletismo.
Les comparto la imagen de la primera vez que conocí a Ángeles Ortiz Hernández cuando estudiamos juntos en la Facultad de Comunicación de la UV. Así te recuerdo amiga allá por el año 1993. Un abrazo.

