Entrevista: Los políticos como el azadón


ScanEste relato, tal vez no sea interesante para muchos, ya que se trata de la vida de un viejito de casi 90 años que aún demuestra su entereza, sus ganas de vivir y trabajar pues viaja todos los días de Xalapa hasta su pueblo y temprano, al otro día, lo vemos en las calles, arrinconado en una banqueta, metido en huaraches o botines, con sombrero de palma y envuelto con chamarra. Sus clientes ya lo conocen y algunos de ellos le regalan un café o algún taco y otros le compran sus productos. Es, digamos, una leyenda urbana. O un caso de la vida real, como otros muchos, que se viven en la gran ciudad capital.

    Por Gonzalo López Barradas

  Por Gonzalo López Barradas, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Gonzalo López Barradas, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

 

 

Apolinar Murrieta Matus, carga 88 años. Nació en la ranchería Ahuacatán, congregación de Jalacingo, con mil habitantes, la mayoría dedicados a la siembra de maíz, frijol, frutas: peras, manzanas, ciruelas, duraznos; aguacates, chile y membrillo. Entre todos ellos, lentamente camina hacia su finca y barbecho un menudito y encorvado hombre de cabello blanco, con mache en la cintura y una canasta para recoger el producto del campo que luego lleva a vender a Xalapa, como lo ha estado haciendo durante más de 50 años.

Don Polito, como es conocido por sus clientes y amistades, es el mayor de 15 hijos – ocho mujeres y siete hombres- que procrearon sus padres don Silvino Murrieta López y Guadalupe Matus Murrieta.

“Yo soy padre de 10 hijos, dos ya murieron. Tengo 45 nietos y 35 bisnietos”, asegura don Apolinar durante una breve entrevista que realizamos porque una persona de esa edad llama la atención al verlo cargar una reja llena ya sea de aguacates y chiles, o chayotes y huevos de rancho que vende a tres cincuenta la pieza. A veces trae chayotextles, duraznos y manzanas.

Don ‘Poli’ (así lo nombran, también) habla mucho de futbol porque “soy chiva de corazón”, dice. Y es que él a la edad de 22 años comenzó a jugar ese deporte.

-Platíqueme, don Polito.

-Mire, en mi rancho (Ahuacatán) nació el futbol de la región, porque antes sólo jugaban el basquetbol y el beis. Jugábamos ‘a pata pelada’, o con huaraches o botines, como fuera. Al campo, que era de pura tierra y piedras, le llamábamos cuadro. Con un balón de cuero, que dolía “un chingo” sobre todo cuando se mojaba y ni modo había que meterle la cabeza y patearlo. Jugaba yo en la media cancha.

-¿Y era usted bueno jugando?

-“Pos” a veces sí, y cuando no, me sacaban del cuadro.

-¿Se acuerda de sus compañeros?, ¿todavía viven?

-Éramos chamacos, todos campesinos. Me acuerdo de ‘Filimón’ Lázaro (el viejito), de Taurino Lázaro “el coguar”, el portero Rafael Lázaro (el grandote), Leonardo Córdoba (a) el tolón, éste era delantero. Todavía viven, tienen como 89 o 90 años.

-¿Y contra quién jugaban?

-Ya había equipos en San Rafael, en Lomas de las Flores, en Ixtepeque, en Piedra Pinta, congregaciones de Tlapacoyan. Nos dirigía el maestro Francisco Olvera. Él nos enseñó a jugar. Fue también presidente municipal de Atzalan, ya falleció. Nos dábamos buenos agarrones. Pero siempre perdíamos. Pero nos confortábamos echándonos unas cañas o cervezas.

-¿Y qué pasó después de jugar?

-Me casé muy joven con Elodia Barrientos Murrieta. Y así entendí que la vida es dura, sobre todo para el campesino. Que la vida ocurre en tiempo real, no como ‘ora’. Comencé a vender allá por Martínez (de la Torre), pero hacía mucho calor y mis padrinos, señor Leonor Fuentes y doña Dolores Justo, me invitaron a Xalapa y empecé a vender primero por la iglesia del Calvario, luego en Úrsulo Galván, en el mercado de Los Sauces, y así por otras calles.  Comencé hace más de cincuenta años.

-¿Y le va bien en las ventas?

-‘Pos’ a veces sí. Llego a sacar hasta 200 pesos pero tengo que estar todo el santo día. Hay veces que ni veinte pesos saco. No me alcanza para el pasaje y me quedo mejor con mi primo Lucio, que vive en la calle Acosta.

Los políticos como el azadón

-¿Le gusta la política?, ¿qué opina de los políticos?

-Yo no les hago caso. Cada quien por su lado. Roban mucho, nomás se sientan en la mesa y a jalar, como el azadón. Según dicen que Duarte le mandó 300 mil pesos al actual presidente para la Casa del Campesino y nadie sabe dónde quedaron. Muchos dicen que se los dieron al padre Alejandro. Pero el padre dice que él no sabe de eso. La cosa es que el presidente ya se hizo una casa grande.

-¿Quién ganó la presidencia de Jalacingo?, ¿votó usted?

-Ora sí voté por Roberto Perdomo Chino, del PT porque ese sí ayuda.

-¿Cómo anda la seguridad por ese rumbo?

-Por donde quiera hay robos y muertos…la situación está difícil en donde quiera. Los que van llegando al mundo se las van a ver muy fea. Nosotros como quiera hay la llevamos.

-¿Y cómo va Peña Nieto?

-Igual que todos. Tal vez allá en la Capital les de ayuda pero aquí no se ve. Ni que dudarlo aquí en mi pueblo llega ayuda de Duarte, a veces…que nos queda en la vida. Estamos en la mira de Dios. Hay nos la vamos pasando con sufrimientos pero aquí nos la pasamos todavía.

» López Arias, ese si era cabrón, ponía en orden a todos»

-¿De qué gobernador se acuerda usted más?

-De López Arias, ese sí era cabrón, ponía en orden a todos.

-Don Polito, ¿y para qué trabaja?

-Pos me gusta llevar algo a la casa para los chiquillos. Mis hijos me ayudan un poco a mí y a mi vieja, pero me gusta trabajar, mientras Dios quiera…

-¿Y cómo anda usted de salud?

– El otro día tenía yo un dolor, pero me compuse. A veces me da catarro, pero luego pasa.

Con don Apolinar Murrieta, don Polito, se da uno cuenta que la vida continúa a veces a galope, pero él, a sus 88 años, es ejemplo de vida para muchos a quienes les da ‘veinte y las malas…’

rresumen@hotmail.com

 

2 de octubre de 1968, no se olvida

P.D: ¿Quién, de los que vivimos en carne propia esa época, olvida al gobierno represivo priista de Gustavo Díaz Ordaz?  El 2 de octubre de l968, asesinó a 300 –cifra no oficial- en el movimiento estudiantil que duró 71 días. 5 mil estudiantes detenidos, algunos de ellos sometidos a torturas y falsos fusilamientos y 300 de ellos permanecieron en la cárcel hasta la amnistía de l971. Recuerdo, aquí en Veracruz, a Rafael Arias, Leopoldo Castillo, al doctor Bringas (q.e.p.d.), al antropólogo maestro Williams (q.e.p.d.) y otros tantos que enfrentaron la represión del gobernador Fernando López Arias. Por primera vez, la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana participaba en un acto de tal naturaleza encabezado por quien esto escribe y el compañero Othón Hernández (q.e.p.d.) y que fuimos cobijados por los inolvidables maestros Alfonso Valencia Ríos y José Pablo Robles Martínez ante el general Modesto Aguilar Guinart, jefe del campo militar en La Boticaria, con órdenes de reprimir cualquier manifestación estudiantil y que sabía que en la Facultad se reunían los líderes de las facultades de Medicina, Ingeniería, Veterinaria, la Escuela de Enfermería y de Educación Física.

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