Dos años del Buen Tono


Carl Bernstein, leyenda del periodismo internacional, dijo en Xalapa que «Veracruz es uno de los lugares más peligrosos para ser periodista; yo escribí sobre los reporteros asesinados, aquí exponencialmente se asesina a más reporteros por las fuerzas de gobierno en coalición con los cárteles mismos, tan sólo hay que ver que hay más de 50 periodistas asesinados en México, 10 de ellos de esta tierra; aquí ya no se puede tener libertad de escribir sin que te disparen afuera”

Por Irene Arceo Muñiz

 Fotografía de  Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por  Irene Arceo Muñiz, egresada de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con derecho a voto en la organización internacional «Reporteros sin Fronteras»

En sus giras  propias de la época,  en  medio del paisaje diluvial,  el gobernador del estado Javier Duarte,   diligente, concentrado , en una actitud  que  interpreta fielmente  los ademanes públicos del  presidente de la república Enrique Peña Nieto  contempla humanísticamente   a una humilde familia campesina  devastada por las aguas y les dice  enfáticamente: “uno de los grandes retos de Veracruz es reubicar a las familias que viven en zonas de alto riesgo”,   a l tiempo que  con  gesto de preocupación parece escuchar a un colaborador que  le susurra al oído: “también al  gobierno nos  han llovido  manifestaciones,  enfrentamientos y caos”.

Con tanto  problema,  en el país y en el estado,  ser objeto de crítica ya debería ser parte del oficio político y hasta  considerarlo como  un componente básico  del diálogo  cotidiano con la sociedad. La crítica es el lenguaje de la interlocución directa en un escenario  en el que predominan las  catástrofes   naturales, políticas, económicas y delincuenciales,  donde  el discurso oficial   pierde eficacia y sentido.

En vista de que las expresiones, comentarios y críticas  hacia las  figuras públicas en   las redes sociales y en algunos medios impresos,   son francamente  irreverentes  y  altisonantes, el funcionario o personaje popular que se ofenda  por los comentarios  satíricos hacia su persona  o capacidad, pues  simplemente se equivocó de profesión,   porque  queda claro que   el cinismo  es  un complemento  indispensable  en la sobrevivencia de  las figuras públicas. Por eso llegaron al poder. Con una pizca de sentido crítico,  la mayoría  de  los que nos gobiernan  ni siquiera soñarían con  aceptar esa gran responsabilidad, pero puede más la ambición que  e l talento.

Lo que no  hay que olvidar es  que la crítica política   tiene como objetivo central   subrayar los límites  del abuso, la ineficiencia o  la  tergiversación de funciones de los gobernantes, sus  amigos, cómplices  o familiares   que los acompañan  en su   redituable aventura  aderezada  con   actitudes  impropias, megalomanías   y  veleidades  que   son detectadas  con lupa   por  la  despierta y sagaz opinión pública.

Observados psicológicamente,  los  personajes públicos pueden protestar, quejarse, hacer alguna llamada telefónica, redactar y hasta publicar cartas   regañando, descalificando   o  fijando  su posición desde las alturas de su  cargo, pero  finalmente, no insisten en demasía para no atizar al fuego, sabedores de que –a no ser  que se traté  de una campaña en contra muy dirigida e instruida desde arriba– es un mal sabor  pasajero y  no conviene  despertar   suspicacias de  los  mandos  superiores que  deciden su suerte y su destino, por lo  que  optan por  disimular sus   repentinos enojos ante la  eventual andanada de críticas y mejor se abocan a preparar  su defensa y  venganza  en la impunidad de sus acciones y en la  oscura compra  de indulgencias,  a fin de  continuar en sus cargos  sigilosamente  intactos.

Pese a que en nuestro estado Veracruzano a las autoridades gubernamentales les irrita hasta la desesperación  que se hable del mal ambiente  para el periodismo, en la  reciente celebración del evento xalapeño “Hay Festival”  sobraron los comentarios  de los invitados  sobre ese  espinoso tema. El periodista y escritor salvadoreño Óscar Martínez  atizó  que  en México hay una falta de respeto a la profesión del periodismo,  y que no  se trata de crear un círculo vicioso entre políticos buenos y malos, sino de buscar  el equilibrio,  el lado humano, y esto incluye no sólo al periodista y a su fuente. Fue muy  crudo  y realista al  señalar que “el periodismo debe meter al animal muerto en la cama, debe ser la sangre en el piso y la mierda en el espejo, para que la gente no viva, ni duerma, como si no pasara nada a su alrededor, porque el objetivo del periodismo es intentar cambiar las cosas y  para eso se debe tener  la capacidad de hacer entender, sentir; de provocar  indignación   por lo que realmente  sucede”.

Agregó que la violencia y la pérdida de valores  que existen actualmente  en la sociedad  son el reflejo de autoridades corruptas y ligadas al crimen y lamentablemente la ciudadanía  se mantiene ajena a los problemas por indiferencia o  ignorancia.  Por esos son tan efectivos los  distractores morbosos  y  los  temas  insustanciales.

Por su parte, el ganador del premio Pulitzer, Carl Bernstein, ese periodista norteamericano que  publicó en 1972 el escándalo del espionaje telefónico  en la Casa Blanca (Watergate),  apuntó en el contexto del “ Hay Festival” que intimida y aterroriza  que  en México se cuenten ya 50 periodistas asesinados -de los cuales  10   fueron en  Veracruz- y espera que el gremio  lance  una voz unificada de protesta  a través del ¿¿¿¿Comité para la protección de periodistas????.  Al advertir que si protestas estás en riesgo, considera que  ejercer la libertad de expresión es más peligroso en una ciudad donde no te dejan hacer un trabajo de investigación para dar a conocer la verdad.

Dijo: “El Gobierno federal de México necesita comprometerse en este tema como una prioridad para que imponga su autoridad y su poder, porque al parecer lo que se  busca es impedir  la democracia, la libertad de expresión y la generación de información que desenmarañe lo que hay detrás de actos de corrupción”. Afirmó que  el gobierno en México está coludido con el crimen organizado –y más en algunos estados– para cometer el asesinato de periodistas. Una muestra clara es la cantidad de profesionales de la comunicación que  han muerto de forma brutal y cuyos asesinatos no se han resuelto y selló: “si se sigue manteniendo este panorama en el estado mexicano es porque las autoridades y las instituciones políticas  lo han permitido”.

Bernstein  considera que : “ Veracruz es uno de los lugares más peligrosos para ser periodista; yo escribí sobre los reporteros asesinados, aquí exponencialmente se asesina a más reporteros por las fuerzas de gobierno en coalición con los cárteles mismos, tan sólo hay que ver que hay más de 50 periodistas asesinados en México, 10 de ellos de esta tierra; aquí ya no se puede tener libertad de escribir sin que te disparen afuera”.


Este 5 de Octubre cumplió dos años de fundado el diario El Buen Tono, que se publica en Córdoba, Veracruz,  un  municipio  entrañable  para el  gobernador del Estado de Veracruz. Al siguiente  mes de  su aparición diaria,   para amanecer el 9 de noviembre  de  2011   todo el mundo se enteró  del incendio provocado  al interior del edificio en la Avenida Uno de  esa ciudad.   Claramente,  los  videos  del disco duro  de  las cámaras del periódico ( que no se quemaron) muestran  como  llegaron en dos vehículos , mas de 10  hombres  armados  con AK 47 y   tambos llenos de gasolina, entraron al local, sometieron al vigilante, comenzaron a rociar combustible  y   prender fuego a la redacción y oficinas administrativas,   mientras el  personal  huía a la parte posterior de las instalaciones, donde se ubican los talleres y   las rotativas.

«Verdades que arden»

José Abella, el propietario de El Buen Tono, habría declarado al día siguiente de l siniestro que  los hombres armados llegaron y dijeron  a reporteros y editores  que iban a quemar todo y que se fueran.  El gobierno estatal  por su parte, declaró que  el incendio fue producto  del crimen organizado y en corto, el gobernador Javier Duarte le  expresó  a Abella que  e l daño le afectaba a ambos en la misma proporción, ya que  la noticia  del  atentado le dio la vuelta al mundo y  colocó   a Veracruz en el ámbito internacional con un tono de alarma por la situación de violencia a medios de información.

Abella García, decidió abrir su periódico El Buen Tono después de que el   principal diario local  El Mundo, le negara  espacios promocionales  durante su  campaña como candidato del PAN a  la presidencia municipal de Córdoba,   en el 2010. “Si no pagabas te denostaban”, reveló.

El gremio  periodístico esperaba con mucha ilusión la apertura de  este  nuevo medio, sobre todo por la expectativa de contar con  una nueva fuente de  empleo  que ampliara  el reducido y mal pagado espectro del ejercicio periodístico regional.  Además,  era también atractiva la propuesta de una  línea editorial  crítica  y opositora a la tradicional firma Arróniz. Así, el   nuevo rotativo,    fue bien recibido por el público lector  al principio y  fue subiendo su tono con  ataques a personajes  y asuntos  locales  y  también  mantuvo implacable  su  feroz  marcaje personal  al   entonces presidente municipal de Córdoba, Francisco Portilla Bonilla.

José Abella  expresó: “me quemaron el periódico, no las ganas” y el periódico  acuñó un nuevo lema: “las Verdades Arden”. A dos años de fundado y con toda la  condena y solidaridad  unánime a ese hecho  de violencia a un centro de trabajo de reporteros, fotógrafos , formadores, editores, diseñadores  y empleados, todavía  no se han  obtenido resultados de  las investigaciones  de parte de  las autoridades correspondientes  por lo que no se  ha podido  aplicar  “el peso de la ley” en contra de los autores materiales e intelectuales.

Abella, quien especificó inicialmente: “no soy político, ni periodista; soy empresario y  no pienso vivir del  gobierno, a través del medio de comunicación”, a dos años de fundado y  de quemado su periódico  El Buen Tono,  hasta la seguridad le retiraron.

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