Por Raúl González Rivera
En realidad, los senadores y diputados federales montaron su espectáculo y en apariencia la están librando en los medios, por aquello de que deben debatir y no aceptar como los borregos del pasado, todo lo que les ordenen desde el centro del poder.
En el debate sobre la reforma hacendaria aparecieron en escena, como los actores y actrices de la antigua industria del celuloide y ahora la televisión, brindándoles a cuadro la oportunidad de explayarse en lo que pudieran considerarse las entrevistas.
Sin embargo, el pueblo se percata que los diputados y senadores, antes dejaron pasar toda confrontación y aceptaron a ciegas la reforma educativa y sobre la energética le han hecho al monje loco, dizque escuchando a Cuauhtémoc Cárdenas, pero sin prestar oídos a Andrés Manuel López Obrador ni a Marcelo Ebrard, como quiera actores en la vida pública nacional, y si se trata de la oposición ellos aglutinan a las inmensas mayorías.
Qué lástima, por una parte, que los legisladores federales hayan dejado solos a los maestros y, por añadidura, a los padres de familia y a sus hijos de estos últimos, alumnos de todos los sistemas educativos en la entidad y el país.
Cierto es que de los diputados poco se puede esperar, porque el rubro de la educación no es lo suyo ni les importa. El monto de sus ingresos les permite de manera amplia, que sus vástagos se preparen en aulas de las escuelas obviamente privadas más caras del país.
A contrario sensu –como dicen los abogados–, el común se percató que la reforma hacendaria captó el interés de los legisladores, quienes se han convertido en verdaderos tigres y leones a la hora de atacar su contenido, sobre todo cuando abordan el aumento del IVA en colegiaturas y bienes inmobiliarios.
La reforma energética, que entraña a todas luces una potencial traición a la generación de este país, que le pudo rendir nación, identidad y un rasgo de patriotismo para la historia del México del siglo XX, por cuanto hace a la página que suscribieron los posrevolucionarios en su lucha por conquistar la propiedad de sus recursos energéticos, pero particularmente el petróleo, que delos diputados y senadores no se escucha un sólo latido ni condena, ni rechazo, todo color de rosa, en tanto el gas y la gasolina imponen nuevos incrementos mensuales, afectando la economía doméstica de cuando menos ciento diez millones de connacionales.
Lo anterior, al menos letrado da la impresión que por encima de las discusiones que debieran captar igualmente el interés del resto de mexicanos, hay los poderosos intereses partidarios y grupos de poder tradicionales, para intercambiar la aprobación de las reformas hacendaria y energética, pero no la educativa, a petición del poder que manda, empero brindándoles a los legisladores su tajada de gloria, permitiéndoles que digan lo que quieran de los pesos y centavos, pero hasta allí.
Palo dado, ni Dios lo quita, las reformas saldrán a fuerza, no más.
*MIEDO ANTE EL
ACOSO POLICÍACO
La ciudad de Xalapa, el último domingo, se asemejó –nos cuenta alguien que la visitó–a Bagdad en el curso de los días álgidos, debido a que el cuerpo de policías dependiente de la Secretaría de Seguridad Pública, ejerció con un impresionante despliegue el acoso que durante todo el día mantuvo en los cuatro costados de la capital, provocando miedo en la población y escaso respeto a sus complejos sistemas de vigilancia.
La gente no destina, a ciencia cierta, muestras de respeto, solidaridad ni reconocimiento a los uniformados que algunos encuentran con un gran parecido con sus pertrechos a Robocop y,en otro ejemplo, al poderoso y corpulento Exterminador, que escenifica el ex gobernador de California, Estados Unidos, Arnold Schwarzenegger.
Empero, estas son apreciaciones coloquiales de la gente sencilla, la que todos los días tiene que toparse con las patrullas policiacas, la cara de pocos amigos, que pone una mayoría aplastante de estos personajes de azul oscuro o negro, rostro encapuchado, pistola y metralla y un amplio camuflaje, que les va a permitir imponerse ante el ciudadano, poco asiduo a los conflictos, pero que hoy día nadie puede decir que los haya librado rotundamente.
El despliegue del domingo último hizo que la sociedad civil se agrupara en lugares públicos, porque en las calles y avenidas los caminantes se contaban con los dedos de una mano.
Algo presentía el común, pero no alcanzaba a poder describir.
Su percepción era buena, porque el cerco policiaco en torno a las oficinas de la SEV se multiplicó y en todos sus alrededores, como en la calle que linda con los fraccionamientos Valle Rubí, Ánimas y el hotel Fiesta Inn, se instaló un control policiaco con dos patrullas y cuando menos una docena de desafiantes elementos uniformados, metralla en mano.
La circulación de automovilistas y camioneros era lenta y la que realizaban los elementos de la policía veloz o muy fuerte, abriendo sus sirenas, para pasar los altos, rebasar en calles con dos carriles….la guerra misma, advertía quien caminó las calles de Bagdad, en Irak, y cuenta que la sensación de peligro se asemejó muchísimo con lo que aquí se ha estado dando.
Empero, la gente respetó los bloqueos de maestros, no les molestaron ni en el taxi ni en el café;nadie, fuera de los medios bajo control, dice algo altisonante en contra de aquellos.
Y es que a decir de quienes estudian o analizan el desarrollo de esta protesta que se da en 25 estados de la república, con singular furia, el acoso policiaco está latente las 24 horas del día, lo que discrepa necesariamente de un estado democrático y,por otro lado, la creciente ola de rechazo hacia todo lo que huele a represión, porque difícilmente existe un hogar en donde no haya un profesor, el hijo, el padre, la madre o el hermano, el abuelo, la abuela o el amigo de la familia.
Y es que cuando el poder público se ve rebasado en el diálogo que demanda y que no convence, usa la fuerza bruta y finalmente es la que resuelve, como ocurrió el domingo último para amanecer este lunes, con que inició la semana en turno.
Xalapa, con lastimosa añoranza, admite que jamás había sentido tal acoso en los 700 años que tiene de edad, aun cuando, como se dijo en las emisiones oficiosas, sin ningún disparo,ni golpeado, los sabuesos vigilaron a los maestros, los cuales sintiendo el horror y el miedo pintado en sus rostros,procedieron a levantar su bloqueo y prácticamente salieron huyendo de la ciudad.
*TARIFAS ALTAS,
RIESGOS PERMANENTES
Lo grave no son las tarifas altas, quizá. Dirían los concesionarios del transporte público que llevan años esperando que la autoridad vial les autorice un alza en sus pasajes, con el objetivo de contar la capital del estado con un servicio de autotransporte cómodo, funcional, justo en sus precios y profesional.
Lo malo o verdaderamente pésimo, es que el transporte de pasajeros se atiende con personal improvisado.
Una escuela de conductores no la hay y al autobús urbano como al taxi, llegan solicitantes de empleo sin ninguna formación como tales, ni mucho menos que sepan o conozcan algo de mecánica, tránsito y buenos tratos para con sus usuarios.
El diputado García Trujeque, además de informar que la tarifa más cara del país es la del transporte de pasajeros en la entidad veracruzana, confió en que no haya tal autorización, que sobre todo afecta los bolsillos de los más empobrecidos. Y en el caso concreto de Xalapa, no hay que olvidar que una mayoría de quienes utilizan el autobús urbano son estudiantes y otros empleados menores.
Luego entonces, un alza en sus pasajes va a deteriorar aun más la deplorable condición económica de las mayorías aplastantes.
Un viejo dirigente del servicio de autobuses urbanos, don Roberto Castizo, renovaba periódicamente su parque vehicular, alertaba a formar todo un cuadro de conductores capacitados para la gran faena de transportar a los usuarios de la ciudad y estaba atento al común de exigencias de los mismos, manteniendo en óptimas condiciones las relaciones entre la cooperativa de camioneros mencionada y sus clientelas, que prácticamente son todos los xalapeños, salvo honrosas y menores excepciones.
Los siniestros, accidentes y demás colisiones, suelen ocurrir de mayor a menor cuantía entre los prestadores de servicios de taxi y el autobús de pasajeros. Constituyen ambos gremios una seria calamidad, contra la cual ninguna autoridad, agente de tránsito, autoridad del mismo rubro policiaco ha podido poner en orden, mucho menos en la línea de brindar una auténtica atención a sus usuarios y pasajeros.
Quizá alguna institución de educación superior, la propia universidad pública o privada, ahora que han abierto en tal cantidad, pudieran ofrecer algún curso por semestre o esporádico en materia de educación vial y conducción de unidades automotrices, con vistas a rendir uno de los servicios que más está urgiendo la ciudad, pero que evidentemente se van soslayando, quedando para el mañana, cuando la exigencia y necesidad de un buen transporte público, confortable y barato, está siendo demandado de manera permanente. Hasta aquí.
EfACICO 