De todo y más: Espacios públicos en venta


Antes de que las autoridades locales comercialicen los pocos espacios públicos que le quedan a la ciudadanía, la comunidad cultural y las asociaciones civiles tienen todo el derecho de exigir la recuperación de los espacios perdidos y de procurar la dignificación de los que están libres

Por Jorge Alberto González

(IMAGEN DE VERACRUZ)

 

Por Jorge Alberto González, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde el puerto de Veracruz
Por Jorge Alberto González, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, desde el puerto de Veracruz

Los espacios públicos deben ser rescatados de manera urgente en la ciudad de Veracruz.

 

Calles, callejones, parques, plazas y pasillos han dejado de ser de la ciudadanía y se han convertido casi en propiedades privadas.

 

La recuperación de estos espacios no sólo debe hacerse desde la infraestructura, que implica alumbrado público, limpieza, pintura, bancas, banquetas y pisos.

 

Podemos llamar rescate también a las acciones que le permitan a los veracruzanos gozar de esos lugares para el sano esparcimiento y la convivencia social.

 

Los programas recreativos y de divulgación cultural son una de las alternativas con las que las autoridades municipales podrían revivir estos sitios.

 

Debido la desidia y desinterés del ayuntamiento de Veracruz esos programas culturales han quedado al margen.

 

La Dirección de Educación y Cultura ha dado paso a la Dirección de Comercio para que estos espacios sean explotados  como corredores de vendedores ambulantes, con cuotas por derecho de piso.

 

El alquiler de los espacios públicos ha generado un mal aspecto al visitante, por lo menos si no se le puede garantizar seguridad, sería una buena excusa ofrecerles identidad: folklor, música, literatura, pintura, etc.

 

Hay que recordar que al sector turismo se le debe ofrecer lo mejor, ya que es  el que da movilidad económica a la ciudad en mayor o menor medida durante todo el año.

 

No es para nadie extraño encontrarse con espacios que por las noches se convierten en urinarios y hoteles al aire libre, como los callejones Clavijero, La Campana, Héroes de Nacozari, entre otros.

 

El parque Álvaro Obregón, ubicado en 5 de Mayo esquina Zaragoza es una zona de comercio informal donde se oferta sexo, ropa, accesorios y hasta comidas insalubres.

 

Esta plaza en la que alguna vez se ofreció fandango jarocho, teatro local y rock porteño hoy se vende como explanada en la que se baila “chunchaca” con un tarro de cerveza en la mano, y que al calor de las copas termina por ser una cantina a intemperie.

 

El callejón Manuel Gutiérrez Zamora donde se encuentran las nieves del “Güero Güera, es ahora un foro de  cantantes de música pop al puro estilo de los reality shows televisivos.

 

Adolecentes con pistas y vestuarios vistosos se ufanan en emular a sus cantantes favoritos, expresiones “artísticas” que en nada contribuyen a la cultura local.

 

Todo esto es  lo primero que ven lo turistas nacionales y extranjeros, y por supuesto los viajeros que descienden de los pocos cruceros que llegan al puerto de Veracruz.

 

El parque  Ciriaco Vázquez se encuentra en deplorables condiciones y en total abandono, a pesar de que ahí se encuentra la escuela primaria Francisco Javier Clavijero.

 

Entre basura y malos olores sobresalen las placas conmemorativas de los Maestros Veracruzanos que a pesar de la Invasión Norteamericana en 1914, defendieron el modelo educativo y se atrevieron a seguir dando clases de manera clandestina contraviniendo tal orden.

 

La normatividad

 

Las autoridades municipales, estatales y federales están obligadas a salvaguardar y garantizar el uso y destino de estos espacios.

 

La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), a través de su Dirección General de Rescate de Espacios Públicos dispone de un presupuesto para poder hacerlo.

 

Dentro de los objetivos de esta normatividad se destaca que “en coordinación con los gobiernos locales y la sociedad civil, apoya la realización de proyectos integrales dirigidos a resolver los problemas de deterioro, abandono o inseguridad y conductas de riesgo que presentan la mayoría de los espacios públicos en México”.

 

Y señala que “con la construcción, rehabilitación, mejoramiento y conservación de unidades deportivas, plazas, jardines, parques lineales, entre otros sitios de uso comunitario y, el desarrollo de actividades deportivas, culturales, recreativas y artísticas, se dota a las ciudades y zonas metropolitanas de lugares idóneos en donde se manifieste la vida comunitaria con sus tradiciones, valores e historia como elementos comunes para compartir entre niños, jóvenes, mujeres, adultos y adultos mayores”.

 

Antes de que las autoridades locales comercialicen los pocos espacios públicos que le quedan a la ciudadanía, la comunidad cultural y las asociaciones civiles tienen todo el derecho de exigir la recuperación de los espacios perdidos y de procurar la dignificación de los que están libres.

 

Las dos últimas administraciones remataron sitios públicos del centro histórico: los pasillos del portal de Miranda, donde un café ya extiende sus mesas en buena parte de ese edificio del silgo XVIII, así como todo el callejón ubicado a un costado del Parque Obregón en el que ya hay mesas de cantinas y puestos de tacos.

 

Es el momento adecuado para que los veracruzanos propongan eventos que contribuyan al rescate de las tradiciones que nos han dado identidad.

 

Los programas de cultura popular han sido una opción para darle vida a estos lugares, y que además tienen como objetivo captar y enganchar a esos públicos -que por diversas razones- no van al teatro, al museo o a las salas de lectura.

 

De aprobarse en el Congreso Federal la propuesta del Presidente de la República de recortar 4 mil millones de pesos del presupuesto anual en materia de cultura, de los más de 16 mil millones del monto original, las cosas serán más difíciles.

 

Esta decisión  cerraría la llave de los cursos destinados a los programas de apoyos y becas a la comunidad artística, así como las participaciones que la federación envía a los estados para este rubro.

 

La única opción para lograr acciones concretas en la recuperación de los espacios públicos es que la sociedad civil y la comunidad cultural se involucren, que proponga pero que también exijan.

 

La cultura casi nunca es prioridad en un gobierno, quizá esta sea una de las tantas razones por las que la sociedad prefiere o se conforma con el entretenimiento más que con aquellos contenidos que ayuden a su formación educativa, cognitiva y cultural.

 

Si bien debemos reconocer y respetar que cada quién es libre de elegir y consumir comercial e intelectualmente lo que le parezca conveniente, no podemos negar que eso es lo que nos define mayormente como personas, como ciudadanos y como veracruzanos.

 

Comentarios al correo jagr8427@yahoo.com.mx o al twitter @jorgecultura

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