
Por Héctor Saldierna Martínez

Hace unos días se hizo un anuncio espectacular en la ciudad de Veracruz. En las mismas instalaciones en donde Porfirio Díaz inauguró en 1902 las obras del puerto ejecutadas por la empresa inglesa Pearson, el gobernador Javier Duarte de Ochoa habló sobre una inversión inicial de 250 millones de pesos que transformará radicalmente el Centro Histórico de Veracruz, hoy por hoy, prácticamente descuidado y en la ruina.
Se trata de una inversión sumamente trascendente porque habrá de cambiar el rostro de Veracruz que se encuentra actualmente en terapia intensiva, resultado de calles con baches, alumbrado deficiente, pocos señalamientos, casas semidestruidas y con una zona de portales que otorga pena ajena por su descuido y abandono.
Y una de las deficiencias actuales más fuertes tiene que ver con la Plaza de Armas, ahora rodeada de puestos ambulantes que le brinda una imagen muy pobre, además de su área peatonal, cuyos mosaicos fueron mal colocados y que durante varios meses exhibieron una obra inconclusa que atesoró cientos de críticas que llegaron a todos los confines de la república mexicana.
No se trata solamente de un mal trabajo que ha realizado la alcaldesa Carolina Gudiño, sino que se ha sumado a varias administraciones anteriores que fueron paulatinamente abandonando esta importante área estratégica de turismo y de diversión.
El abandono del centro histórico del puerto de Veracruz tiene varios años. Han pasado administraciones priístas y panistas sin que haya habido resultados eficientes y óptimos. En cada una de las administraciones han contribuido para que Veracruz haya llegado a un nivel de descuido sin precedente.
Por eso es que el anuncio del Gobernador Javier Duarte de Ochoa es sumamente importante en la medida en que reactivará a este importante sector de la ciudad y habrá de lograr, en la medida en que las palabras se conecten con los hechos, la reivindicación del primer ayuntamiento fundado en América.
El próximo año Veracruz será sede de los Juegos Panamericanos, con lo que habrá de reposicionar una imagen de excelencia hacia el exterior porque llegarán visitantes de todo el continente americano y será la oportunidad máxima para que el histórico puerto de Veracruz muestre dignidad, decoro y relevancia.
EN ESPAÑOL, EL PLURAL EN MASCULINO
IMPLICA AMBOS GENEROS
Como parte de nuestro lenguaje diario es conveniente hacer algunas apreciaciones y definiciones que se acerquen hacia lo correcto y no divorciarnos de lo que aconsejan las reglas ortográficas.
Vicente Molina, licenciado en Castellano y Literatura, advierte claramente sobre este tema:
“En español, el plural en masculino implica ambos géneros. Así que al dirigirse al público NO es necesario ni correcto decir “mexicanos y mexicanas”, “compañeros y compañeras”, “hermanos y hermanas”, etcétera, como los verbosos Fox y Calderón pusieron de moda y hoy en día otros ignorantes (políticos y comunicadores) a nivel nacional por TV continúan con el error”.
Y agrega sobre el mismo tema:
“Decir ambos géneros es correcto, sólo cuando el masculino y el femenino son palabras diferentes, por ejemplo: mujeres y hombres, toros y vacas, damas y caballeros”
En español existen los participios activos como derivados verbales, como por ejemplo, el participio activo del verbo atacar es atacante; el de sufrir, sufriente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente, etcétera.
¿Cuál es el participio activo del verbo ser? El participante activo del verbo ser, es “ente”. El que es, es el ente. Tiene entidad. Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación “ente”. Por tanto, a la persona que preside, se le dice presidente, no presidenta, independientemente de su género”.
Se dice capilla ardiente, no ardienta. Se dice estudiante, no estudianta. Se dice adolescente, no adolescenta. Se dice paciente, no pacienta. Se dice comerciante, no comercianta. Se dice cliente, no clienta”.
Hasta ahí parte de las reflexiones de Vicente Molina, quien recomienda hablar y escribir bien el español en base a las buenas reglas ortográficas, y censura, al mismo tiempo, a todos aquellos personajes que siguen incurriendo en tales errores lingüísticos y prosiguen aplicando las torpezas de: amigos y amigas, senadores y senadoras, diputados y diputadas, etcétera.
REFORMA DE
GRAN CALADO
Otra reflexión sobre la misma temática lingüística ocurrió ahora que se estaba manejando el asunto de la Reforma Hacendaria. Algunos políticos mencionaron con insistencia que se trataba de Reforma de Gran Calado, sin advertir realmente de qué se trata el término.
Del verbo calar y calado es el participio. El adjetivo significa mojado, empapado. En términos marinos, un buque de gran calado quiere decir la profundidad que alcanza en el agua la parte sumergida de un barco.
Luego entonces, como que se presenta un desfase entre el término de la reforma y el término marinero. Simple y llanamente a alguien se le ocurrió utilizar tal término y se aplicó con otros objetivos, cuyos orígenes no tiene nada que ver con el discurso político.
ILEGITIMA LA
INICIATIVA PRESIDENCIAL
El Ing. Cuauhtémoc Cárdenas dijo en un foro sobre la Reforma Energética, que la iniciativa del Lic. Enrique Peña Nieto de buscar la modificación de los artículos 27 y 28 de la Constitución es ilegítima en virtud que durante la campaña presidencial en ningún momento se mencionó que solicitarían cambios a la Carta Magna. Se trata de una acción anticonstitucional y no tiene validez desde la perspectiva política.
Por su parte Porfirio Muñoz Ledo interpreta la Reforma Energética como un retroceso histórico. Es volver entregar la explotación del subsuelo a empresas extranjeras.
Y hasta la próxima.
