Por Rodolfo Calderón Vivar


Una vez que se aprieten las tuercas de las reformas que convienen al peñismo, el siguiente paso es reacomodar estructuras de poder tanto a nivel federal como en los estados, algunas de ellas anunciadas desde el principio del gobierno de Enrique Peña Nieto, pero postergadas no porque se hayan querido limar las asperezas con controvertidas figuras públicas de la política de los estados, sino porque se consideró en los altos niveles de poder cercanos a la presidencia que lo prioritario era sacar adelante las reformas, para después poner a cada quien en su lugar, el que ya intuían desde el inicio del nuevo gobierno federal, algunos políticos que llegaron a creer que el presidente olvida pronto.
Circulan rumores fuertes en el Distrito Federal que en el gobierno peñista habrá cambios en el tránsito de principios de año. Se dice que habrá una purga de funcionarios con vínculos con el panismo que fueron incrustados en puestos del gobierno federal por la coyuntura del inicio del pacto por México. Uno de los que están en mira, para ser cambiado en primer lugar, es el Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Enrique Martínez y Martínez, en cuyo lugar entraría el gobernador de Chihuahua, César Duarte.
La primera señal de una nueva etapa de la política mexicana ya la lanzó César Camacho quien, en el aniversario de la Revolución Mexicana, hizo declaraciones muy puntuales y recordatorias sobre la vigencia del famoso Pacto que sentó a la mesa a panistas y perredistas en torno a acuerdos para sacar adelantes las reformas estructurales (educativa, hacendaria, energética, de telecomunicaciones, política) y leyes derivadas que el país necesita.
César Camacho les recordó a todos que ese pacto no irá más allá del año 2014. Incluso, en la sesión del Consejo Nacional del Partido Revolucionario Institucional de hoy viernes, el presidente del Partido Revolucionario Institucional, será enfático sobre el futuro ideológico, con fuerte sentido social, del partido tricolor en su contribución al gran cambio que está convocando el presidente de la república. Nada más alejado de la realidad que especular sobre el abandono de los principios que emanaron de la revolución mexicano, por parte de los priistas, solo porque se decidió cambiar el desfile deportivo por una gran parada militar, en honor a los cien años del ejército mexicano.
***
Los sucesos de la celebración militar del 20 de Noviembre tienen un mensaje claro y se debe ligar con el origen, precisamente revolucionario, de la institución más sólida y admirada por los mexicanos. Se hizo en los momentos precisos en que se corría el riesgo de una nueva toma de la plaza por los pocos pero beligerantes profesores del CNTE, que aún quedan en la capital de la república, en una aventura que no tiene ni tendrá buen fin.
El ejército, que tiene en el general Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa, a una de las figuras más importantes e influyentes de la vida política nacional, una vez más se hizo presente en un evento importante de la vida nacional, como lo es el aniversario de la Revolución Mexicana, presencia que dio realce y no un rasgo de desdén a tan importante fecha para el gobierno actual. Aunque claro, conviene a los críticos acerbos ver moros con tranchetes.
A propósito de los críticos acerbos del presidente Peña Nieto, nada más distante de la realidad que pretender ver en su desempeño debilidades, incongruencias, o carencia de inteligencia, sobretodo política, y menos aún de falta de patriotismo. En lo que va de su gobierno las evidencias de un presidente fuerte, sobran. Ha sentado a la mesa a las principales fuerzas políticas que influyen en la votación de las leyes y reformas que el país, para cambiar estructuras de poder (fáctico y real) y recomponer compromisos fiscales, empresariales y corporativos con sectores de la vida nacional que, antes de Peña Nieto, eran intocables.
Si alguien hubiera vaticinado tal actitud presidencial en su primer año de gobierno, hubiera sido tildado de orate. Más aún, con el final del pacto, viene una etapa de fortalecimiento de la imagen personal y del partido, con la intención de vencer en las elecciones intermedias federales más próximas, donde sin ligas ya con el pacto por México, que concluye el primer semestre de 2014, el Partido Revolucionario Institucional irá por el gane de la mayoría del congreso para lo que sigue de aprobar en los últimos tres años de gobierno de Enrique Peña Nieto.
Será la hora de cumplir la promesa de cambiar a México, que tanto ha reiterado el presidente mexicano en los más recientes foros en donde ha tomado la palabra. Cambio que necesitará de respaldo social muy fuerte, sobre de por los militantes del Partido Revolucionario Institucional, en donde como parte de esa segunda etapa ya se ha iniciado una campaña de reafiliación de priistas en todo el territorio nacional que darán como resultado casi inmediato el confirmar porque esa institución política es la más fuerte en todo el país.
Obviamente, y he ahí el sentido de los reajustes del gabinete, Peña Nieto requiere de funcionarios que estén en sintonía con los fuertes cambios que vienen para el país. Habrá áreas que muy pronto serán reorganizadas y que serán la primera muestra del estilo del presidente para recomponer lo que no anda muy bien que digamos en lo que va de su gobierno. Una de las primeras será la Coordinación de Comunicación Social, donde está al frente el sinaloanse, David López, pues en unas horas será nombrado como vocero presidencial a Eduardo Sánchez Hernández , quien tiene no solo la confianza y cercanía del ejecutivo, fortalecidas en tareas anteriores que ya le encomendó el actual presidente, sino también la misión de recomponer el ámbito de la comunicación de una manera más favorable para lo que viene por delante.
Aparejado a ellos vendrán ceses de funcionarios, sobretodo panistas como ya dijimos, para incrustar ahí a priistas que se fajaron en la campaña para llevar a la presidencia a Enrique Peña Nieto. Muy pronto se empezará a liquidar a muchos funcionarios públicos a nivel de subsecretarios, oficiales mayores, directores generales, directores adjuntos y cargos relevantes, ligados principalmente a otros partidos, en especial el PAN.
La guadaña alcanzará, incluso, a funcionarios que no estén a la altura de las competencias esperadas en esta ardua tarea de cambiar a México, que se ha propuesto el presidente. Y se aplicará tanto a nivel federal como en los estados del país.
***
Por cierto, hablando de cambios, muy pronto será nombrado el nuevo inspector y contralor general del Ejército y Fuerza Aérea, uno de los más altos puestos de poder en el ámbito castrense. Se menciona a Miguel Enrique Vallín, quien fuera jefe del Estado Mayor de la Región Aérea del Noreste; Sergio Arturo García Aragón, con antecedentes como responsable del operativo en Buenavista, Tomatlán, Michoacán; Eduardo Emilio Zárate Landeros, de notable experiencia académico como director de Educación Militar y Rector de la Universidad del Ejército; y finalmente Tomás Jaime Aguirre Cervantes, por como comandante de la 33 zona militar, con sede en Campeche.
Como lo dijimos antes, los bonos del Ejército Mexicano habrán van a la alza en el gobierno peñista, recuperando el sitial preferente que tuvo hasta la llegada de los dos presidentes panista que intentaron, uno, relegarlos y otro, mandarlos a la guerra sin fusil. No debe extrañarse, incluso, que el futuro electoral de muchas entidades, incluso a nivel de candidaturas para gobernador, la presencia de figuras del ámbito militar vuelva a hacerse presente como antaño.
