

Xalapa, para los auténticos vecinos de la ciudad perdió su identidad histórica, pero también la social. Nuestra ciudad había lucido hasta hace tres décadas, cuando menos, por ser un espacio para vivirse, con cordialidad, amabilidad y trato sobre todo humanístico. Propios y ajenos lo advertían con el rasgo romántico también que entrañaba la condición de ser una ciudad con el mayor número de escuelas y facultades universitarias. El Teatro del Estado, los viernes de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, la hacían una ciudad cálida, fraterna y muy tranquila. Los años 80 cambiaron a la ciudad, alejada del ruido, los tóxicos, la música estridente y de los bares y antros que hoy se arremolinan inclusive en las calles del mismito centro de Xalapa. Aquel que lucía árboles sobre la avenida de Enríquez, la vieja casona con su reloj centenario de la Lotería Nacional, sus cines Radio, Lerdo y Xalapa y finalmente el Variedades, allí donde hoy se edifica una portentosa construcción que roba evidentemente la vista hacia el Pico de Orizaba. Todavía en los sexenios de Rafael Murillo Vidal y Rafael Hernández Ochoa y un tanto del régimen de Agustín Acosta Lagunes, el congestionamiento vial no se daba, los taxistas contaban con su lugar fijo de operaciones, conocido como sitio de alquiler, y las cantinas eran dos en el corazón de la ciudad, pero en donde se reunían los viejos xalapeños para beber cerveza y comer la rica botana que sus cocineros elaboraban. El trato entre las personas dejó de ser social, humanístico. El común de conductores de vehículos automotrices suele cruzar mentadas de madre, enojos estériles y lastimosas advertencias, lo que transforma a la ciudad calificada como Atenas de la cultura –en alusión a los griegos de la antigüedad clásica–. Le asiste la razón al economista Ernesto Fernández Panes cuando cuestiona el porqué se retiraron las asignaturas de corte social de los planes y programas en las escuelas de la enseñanza media y media superior, para incluir las materias duras. La barbarie no necesita darse a balazos y con encostalados y cortados y masacrados. También hay una barbarie en la calle, en el automóvil, el camión de transporte público, el aula escolar y en el quehacer laboral. Donde la prepotencia se transforma en insulto y la cordialidad queda para el archivero del olvido. La sociedad humanística, social y culturalmente que acerca a las personas entre sí, hoy se antoja que ocurrió algún día, en la prehistoria. Xalapa, deshumanizada, advertía un periodista con ingenio, Rafael Zúñiga Martínez, en la mitad de sus habitantes se despierta a ver a quién jode, y la otra mitad a no dejarse joder.
*FERNANDO WINFIELD, EN LIBRO DE FRANCIA
Fernando Winfield Capitaine, todo un personaje en el mundillo local de la cultura y la autoría de importantes trabajos de investigación relacionados la mayoría a su profesión de antropólogo, también ha traspasado las fronteras internacionales para culminar en países europeos de occidente, o como ahora ocurre que uno de sus más leídos artículos sobre los campesinos franceses en México y particularmente sobre tierras veracruzanas, ocupa sus primeras páginas en un texto próximo a circular en Francia, Colombia y México. En esta ocasión, un esfuerzo de tres años se verá coronado para el maestro Fernando Winfield Capitaine, ex director fundador de la escuela de bachilleres Unidad y Trabajo, con un escrito de poco más de 20 cuartillas relacionado con los campesinos franceses que llegaron a tierras veracruzanas y particularmente a Jicaltepec y San Rafael. Cuenta el también escritor de cuando menos una docena de libros alusivos a la rama antropológica y especialmente acerca de los Olmecas sobre tierras veracruzanas, que su escrito aparecerá en páginas de un libro elaborado bajo la coordinación de la UNAM y los gobiernos de Colombia y Francia, abarca el arribo de campesinos procedentes de Francia hacia fines del siglo XIX, habiendo partido de aquel país europeo en el año de 1833. Obviamente, hay en el curso de los años posteriores el éxodo de franceses que habrían de arribar a tierras aztecas, pero particularmente de San Rafael y Jicaltepec, como puede apreciarse con el asentamiento de los apellidos Estivalet, Capitaine y otros tantos. Ex contendiente por el cargo de rector de la Universidad Veracruzana, cuando Raúl Arias Lovillo jugó por su reelección como tal, el maestro Fernando Winfield comenta que los campesinos que llegaron en el siglo XIX a tierras veracruzanas, una mayoría procede de la Alta Saona, una región colindante con Suiza, otro país de Europa Occidental, yque llegaron para quedarse, trabajar la tierra y formar sus familias en San Rafael, Jicaltepec, incluyendo también a Nautla y El Tajín en la región de Papantla de Olarte. Sin duda éste es un acierto del profesional de la antropología Winfield Capitaine y cuyo trabajo le fue solicitado por coordinadores de la hermandad que signó un acuerdo cultural como éste, entre los años 70-80, con vistas a fortalecer los lazos de amistad y acercamiento cultural y diplomático entre los tres países firmantes, en este caso Colombia, Francia y México. Enhorabuena para los lee-artículos de trascendencia intelectual y educativa,como es el texto escrito por el maestro Winfield Capitaine.
*DEBATE CÁRDENAS Y AMLO, EL ESPERADO
A ciencia cierta, el debate esperado sería el que pudieran escenificar Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Ninguno otro atraería la atención de políticos enlistados en todos los membretes partidarios, como el que pudieran representar los dos ex jefes políticos del DF, ambos influyentes y con poder en el manejo de masas populares nacionalmente. Con Cárdenas, la historia de México, como acompañante suyo. Los mexicanos que saben historia de México, lo reconocen. Hijo del Tata, el presidente valiente, visionario y que sacara del país a las compañías extranjeras que cargaron con el oro negro en los primeros años del siglo XX, hasta que el general y presidente de la república se decidiera por la nacionalización de la industria y la liquidación de las siglas empresariales gringas y europeas que saquearon a placer la riqueza extractiva mexicana. Al otro lado del cuadrilátero de la función partidaria y política de la izquierda, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, sin duda el dirigente natural más influyente en el sentir y hacer de los 16 millones de ciudadanos que sufragaron en favor suyo en la última contienda por la presidencia de la república.Empero, seis años antes, igual, la votación que permitió a perredistas, petistas y convergentes montarse en el caballo legislativo y numerosas comunas municipales, se debió al impacto que produjo el candidato presidencial AMLO. Si Cárdenas acepta su reelección como presidente del comité ejecutivo nacional del partido del sol azteca, bien los ojos de ciudadanos mexicanos estarían puestos en el binomio más poderoso de las izquierdas en este país. A ambos el grueso de la sociedad mexicana reconoce como líderes naturales, uno porque la historia le acompaña, el segundo, simplemente porque es el único líder capaz de llenar el zócalo de la ciudad de México con seguidores suyos. Ojo, porque el PRD carece de líderes con atractivo natural, para millones de compatriotas. Los Chuchos, cierto, son grillos y mantienen la hegemonía en sus filas, pero en este combate de las ideas por alcanzar el liderazgo nacional del membrete en cuestión, no son precisamente los indicados para afianzar una filosofía de izquierda. Y en el caso concreto de Marcelo Ebrard Casaubón, muy probablemente nada tenga que hacer el que fuera influyente jefe de gobierno del DF, carece de seguidores en las filas del mencionado partido, se le liga estrechamente con AMLO y nada tiene que hacer frente al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Por esta y otras razones, entre mexicanos de izquierda y los que no lo son también, surgen las aspiraciones por ver un combate de ideas políticas entre dos gigantes de la izquierda, sin duda, como son Cuauhtémoc y Andrés Manuel, ambos con singulares roces en su vida política cotidiana, pero con radicales puntos de vista en materia política cada uno de estos personajes
