60 Segundos: LA VIOLENCIA TIENE MUCHOS ROSTROS


cadaverenel Rio Blanco
En las aguas del río Blanco todos los días aparece un muertito cuyo cuerpo sale a flote. Y en las zonas del sur, del centro y el norte, la muerte ronda de manera violenta.

Por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Los hombres del poder aseguran que no hay violencia, porque evidentemente ellos no quieren verla.

En cualquier parte del país las matanzas tienen numerosos rostros y, por añadidura, el grueso de la población se atemoriza, corre, no camina en las calles, y avista con marcado temor cada que se acercan o cruzan a su paso las patrullas repletas de policías.
Lo ocurrido en Michoacán no encuentra paralelo, pero es un anuncio para el grueso de entidades del interior del país. En tanto surgen líderes naturales como José Ramón Mireles, se pone sobreaviso que la paz social está interrumpida y que la tranquilidad, evidentemente, se encuentra frente a un destino de incertidumbre.
Es cuestión de aguantar hasta donde las ataduras se rompen. Los habitantes de la tierra del tata Lázaro Cárdenas están en guerra, como en Guerrero y en Tamaulipas, y que puede ampliarse a otras partes del país, donde la hambruna y las injusticias sociales se acrecientan y afirman sobre sus territorios.
La gente en el país está atemorizada y no encuentra la paz a sus tantas inquietudes sobre violencia, inseguridad.
En Ixhuatlán de Madero, tierra natal del ingeniero Heberto Castillo Martínez, político de izquierda pura, el atentado a tres sacerdotes con saldo de dos ejecutados y un tercero lesionado a machetazos, son reveladores de igual forma del rencor social, como quiera, cuando los prelados desde una iglesia modesta cubrían su función espiritual entre los habitantes del lugar.
En las aguas del río Blanco todos los días aparece un muertito cuyo cuerpo sale a flote. Y en las zonas del sur, del centro y el norte, la muerte ronda de manera violenta.
Una parada en esta hecatombe de virulencia bamboleante, cabría preguntar si los malosos están formados de los ex policías y elementos de todas las fuerzas del orden público, que queda por hacer o emprender al estado, cuando la sangre corre y nadie ha sido capaz de contenerla.
La misma corriente abate cuanto a su paso encuentra y, en ese contexto, valdría la pena presumir hasta qué punto los hombres que aplican la ley y que hacen la justicia, se encuentran en el camino correcto, porque la violencia no cesa y, sí, en todas las calles y avenidas de nuestras ciudades los hechos lo confirman.
Don Arturo Bermúdez quiere más dinero para hacer crecer el número de policías, pero cabe interrogarlo, es cuestión de números, voluntades o del rubro que sigue sin ser atacado integralmente. ¿No le parece? Es cuestión de armas, de pistolas y camuflados, hasta los dientes pero la atención social, educativa, sanitaria y moral, ¿cuándo?

* REMOZAMIENTO DE
JUZGADOS, UN PENDIENTE

Una justicia pronta, clara, expedita e imparcial, estaría a tono igualmente con el remozamiento de los juzgados desde los cuales sus titulares, como son los jueces, estén o gocen de las condiciones para aplicar la ley y hacer la justicia.
Es cierto que el tribunal superior de justicia ostenta hoy unas extraordinarias oficinas.
Sin embargo, el resto de las instancias del poder judicial, en las que ejercen los abogados litigantes, enfrentan sus actores principales, jueces, secretarios y litigantes, un verdadero calvario.
Nomás un caso: en Pacho Viejo se localiza el reclusorio donde se albergan los juzgados que avistan asuntos en materia penal y dos agencias del MP adscritas, en medio de locales reducidos, atestados de expedientes, paquetería que sirve en ocasiones como sustitutos de las sillas que no hay, local que alberga siete mesas y sin estantes ni archiveros en donde guardar la papelería que diariamente se reproduce en dicho «palacio» de justicia.
Desde su fundación, el Cereso mantiene exactamente las condiciones iguales.
Lo que fuera hasta hace una década la calle principal o de acceso al penal, ahora aparece cercada por una malla y alambre de púas, avejentadas por el paso del tiempo y abandono. Lo que fuera una caja registradora y valores relacionados con las fianzas, quedó como recuerdo y en su lugar convirtieron a dicho depósito en un basurero.
La única calle de acceso al penal de Pacho Viejo se ubica a tres kilómetros, partiendo del crucero que linda con la carretera antigua a Coatepec, trayecto repleto de baches, vegetación a sus lados y las viejas viviendas de todos los tiempos, y ya de cara al edificio del reclusorio, la hilera de casitas de tejas y puertas de madera, que hacen las veces de comedores que ofrecen comidas corridas.
La única calle exhibe el disco de «Prohibido» para los automovilistas, así que ignoran en dónde deben aparcar sus unidades automotrices, porque en un kilómetro a la redonda no existen espacios ni estacionamientos públicos.
Empero, el lugar y su entorno, además de siniestro, pareciera lúgubre, gris oscuro, haciendo de todo ello un conjunto más triste y lamentable de lo que es para los familiares de los huéspedes obligados del Cereso y los habitantes de Pacho que, como fotografía, no avistan cuándo será el día en que puedan sobrevivir en condiciones más humanas y no las deplorables a que la pobreza los empuja como ayer y ahora
Una alacena improvisada, al lado de la puerta de acceso al reclusorio, expone los cuadros que elaboran las manos de excelentes artesanos, pero que no captan la atención de compradores y la visita desesperada de familiares de aquellos, así como los turistas y paseantes que no llegan a esta parte de la entidad, localizada a media hora por vía terrestre de la capital del estado, pero que realmente poca demanda tienen.

* NUEVO ROSTRO
AL PARQUE JUÁREZ

Nadie le había querido entrar.
Los boleros o aseadores de calzado y los expendedores de golosinas y productos chatarra, o una mayoría de éstos, habría creído que los corredores del parque eran de su propiedad.
Hasta antes de que abrieran las plazas comerciales en la ciudad, las familias xalapeñas gustaban de realizar paseos dominicales, recorriendo pasillos, yendo a las actuaciones teatrales y del cine del Ágora de la Ciudad, o simplemente para ocupar una banca de frente a la avenida de Enríquez y dar rienda suelta a la reflexión y la creatividad.
El parque Juárez, sin duda, es uno de los más amplios y bellos del país, pero antecesores de Elizabeth Morales García, desde la alcaldía, habían solapado la arribazón de vendedores ambulantes, al grado de que actualmente hay 70, a los cuales no echa fuera la comuna municipal, sino que los reubica en espacios confortables en los mismos espacios del parque de recreo y esparcimiento familiar.
El embellecimiento del parque incluyó también la limpieza de su jardinería, sus bancas y árboles y pinos y espacios de paso peatonal.
El Quetzalcóatl ya es parte de los juegos dedicados a las niñas y niños, cambiando radicalmente la escena cotidiana que ofertaban ambulantes, boleros y estanquillos dedicados a la venta de periódicos y revistas.
Su alumbrado totalmente renovado, para iluminar las noches frías que ya están entrando a la entidad y particularmente a Xalapa, se propone que sea una de las delicias que habrán de disfrutar las familias de Xalapa y los visitantes de otras entidades del interior del país.
Con su apertura oficial, la tarde-noche de ayer, seguramente cerró uno de los concurridos y más apremiantes de cuidados en la ciudad, como es haber rescatado el parque Juárez, alejándolo del mugrero en que se había convertido, donde la basura, el abandono, los ambulantes y la fila de adictos al consumo de drogas enervantes, prácticamente se habían posesionado de sus espacios, como suyos.
El parque, en cualquier parte del país, es el centro de reunión familiar, los amigos y los compañeros de labores. Gozar el aire que se respira con su vegetación y acudir a los centros de cultura, como es el Ágora y los espacios destinados a los juegos infantiles, completan un viejo anhelo de los auténticos xalapeños y que habían enturbiado los enemigos y adversarios de la ciudad por varias décadas de manera impune.
No todo está perdido, hay un importante avance en beneficio de la ciudad. Cuidar que no recaiga corresponde a cuantos amen realmente a la otrora Atenas veracruzana.

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