EMPLEO, ARGUMENTO BALADI


construyen barcos
Las privatizaciones ha sido el común denominador de la estrategia de los gobiernos neoliberales. Pero en ningún momento han sido ejemplos de éxito. Al contrario, solamente han contribuido en ensanchar el abismo de la desigualdad y de la inequidad

Por Héctor Saldierna Martínez

 

Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Héctor Saldierna Martínez, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Es completamente paradójico que se hable de la generación de fuentes de empleo, como signo distintivo de la propuesta de los “reformistas”. En esta consonancia, el dirigente nacional de la Cámara Nacional de Comercio, Jorge Dávila, esboza la cifra de 500 mil trabajos para el 2018.

 

Ha sido un argumento recurrente pero que no llega hacia ninguna finalidad práctica. Se hace todo tipo de artilugios y fundamentan sus acciones, evidentemente no tan generosas, reluciendo siempre el bondadoso ejemplo de los empleos que nunca terminan por llegar de acuerdo a las experiencias recientes.

 

Cuando se aprobó la reforma laboral, la generación de las fuentes de trabajo fue la base ideológica de esta propuesta que ha terminado por ser bastante mediocre. No ha habido más fuentes de empleo y sigue siendo el aspecto recurrente y sobado para sustentar cualquier proyecto.

 

Creo que no debe existir demasiada ciencia para generar fuentes de empleo. Lo que sucede básicamente es que los gobiernos neoliberales que se han implantado en México, desde la etapa de Carlos Salinas de Gortari  -para ser precisos- lo que menos han hecho es crear fuentes de trabajo. Sí en cambio, se han esmerado en ir socavando los proyectos de carácter sustantivo.

 

¿Qué queremos decir con esto?. Que los grandes forjadores de los empleos son las industrias. Son las entidades que transforman y otorgan el valor agregado a un producto, por lo que se producen cadenas productivas. Y es aquí cuando existen fuentes de trabajo bien remuneradas y, al mismo tiempo, se establecen eslabones de nuevas empresas que propician una sinergia en diversas direcciones.

 

Precisamente, y no porque el ejemplo sea reiterativo, pero cuando en Veracruz se contó con los Astilleros Unidos de Veracruz existía una enorme derrama económica. Se reparaban embarcaciones de diversas naciones del mundo y se construían embarcaciones de diversos tipos, incluyendo los  buque tanques que se le construyeron a Pemex a mediados de los años ochenta.

 

Era evidente que Auver tenía un conjunto de empresas que estaban a su alrededor y le surtían y proveían de las diversas necesidades que se requerían. La plantilla de Auver llegaba cerca de los 5 mil empleos. Y otros miles de empleos de manera indirecta.

 

Era una paraestatal exitosa. No había, de acuerdo al sentido común, ningún argumento en contra y nada que en teoría aconsejase que tal empresa se vendiera al sector privado. Pero cuando existen malas vibras e igual intenciones, entonces Carlos Salinas utilizó todo la fuerza del Estado para desaparecer a una empresa gubernamental eficiente y eficaz.

 

La vendió a Sokana, empresa noruega que quebró al astillero en un año y medio. Por cierto el representante de Sokana era Santiago Creeel.

 

Una muestra evidente y palpable de fracaso. Son acciones de carácter neoliberal aprendidas por los tecnócratas que llegaron a apoderarse del país y con su política de entreguismo hacia los grandes capitales están destruyendo a una gran nación.

 

No son comentarios vertidos al azar, sino que se fundamenta en experiencias profesionales de ingenieros que han laborado en el sector naval, como ha sido el ingeniero Rafael Domínguez Méndez ( Q.E.P.D.), Ing. Marvin Gutiérrez e Ing. Marcos Orduña, que han sido profesionales exitosos en este sector. Ellos han descrito la manera eficiente en que operaban los astilleros.

 

Domínguez Méndez fue más allá. El estaba seguro que México había suscrito un Tratado con los Estados Unidos, mediante el cual se prohibía a México todo tipo de industrialización. Se le llamó Los Tratados de Bucareli, que sí fuese cierto, sería una ominosa e indignante acción de parte de nuestros gobernantes.

 

Sin embargo, la situación no ha parado ahí. Siguen insistiendo con su “reformitis” con la aviesa intención de extinguir este gran país.

 

México es una gran nación que en su movimiento armado de 1910 hizo a un lado al dictador Porfirio Díaz, quien se había enquistado en el poder por 30 años y con un saldo sumamente grave en materia social. Sin bien había realizado algunas obras monumentales, como el puerto de Veracruz y otras más, la realidad es que la desigualdad social llegaba a niveles intolerables.

 

Precisamente la revolución mexicana se transformó en un movimiento social reivindicatorio que se convirtió en la doctrina social del Constituyente de 1917, donde se establecieron artículos fundamentales que le otorgaron la viabilidad de una nación fuerte e independiente.

 

Los artículos 3º, 27º  y 28º fueron bases fundamentales de un Estado que llegó a niveles importantes a mediados del siglo XX y se encontraba por encima de varios países en el orbe, los que todavía estaban en situación de atraso, como China, Corea del Norte, y otras naciones que ahora aventajan a México en todos los niveles.

 

EL ATRASO

 

México ha ido en retroceso permanente. Desde la llegada de los tecnócratas se ha ido en dirección contraria hacia el progreso. Solamente se han afianzado determinados grupos y se ha incrementado el número de familias acaudaladas. En contraste, cada año se incrementa el número de pobres. Actualmente la cifra asciende a 60 millones de mexicanos en pobreza, de acuerdo a cifras de la OCDE, lo que representa el 50 por ciento de la población nacional.

 

Las privatizaciones ha sido el común denominador de la estrategia de los gobiernos neoliberales. Pero en ningún momento han sido ejemplos de éxito. Al contrario, solamente han contribuido en ensanchar el abismo de la desigualdad y de la inequidad.

 

EL FANTASMA DEL ROBO

RECORRE A VERACRUZ:

 

En las últimas semanas un fantasma recorre la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Es el fantasma del robo y del hurto, cuyas bandas  han operado –hasta el momento- con toda la impunidad. Los canacos han denunciado que ha habido 800 robos a tiendas de conveniencia, negocios y cuatro restaurantes.

 

Algo tiene que hacerse y ya. Las autoridades anunciaron el programa “Veracruz Seguro” y han incrementado los rondines. Pero siguen los acontecimientos sin mácula alguna.

 

Y hasta la próxima.

 

 

 

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