60 Segundos: Deschamps niega éxodo de petroleros


Por Raúl González Rivera

Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana
Por Raul González Rivera, egresado de la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana

Los políticos suelen gustar de las declaraciones tronantes, con vistas a ganar el impacto que esperan ver asestado en la conciencia de sus electores y luego gobernados.
Xalapa, entre sus tantos males, enfrenta el de su falta de agua potable garantizada para el casi millón de habitantes y todos los días del año.
Pero como el asunto no lo era tan terrible hasta hace unas tres décadas, la autoridad municipal, quien quiera que fuera, dejó de percatarse del fenómeno, así que conseguir las afluentes es lo que menos les llamó la atención.
Sin embargo, en estos días, con todo y las lluvias y de que las presas se repletan del vital líquido, la carencia en los hogares de la ciudad se resiente, pero quizá con mayor crudeza en las colonias periféricas, que son algo así como doscientas.
Siendo presidente de la república, por vez primera, el PAN y en la persona de Vicente Fox, se habría anunciado la realización del proyecto de saneamiento integral de la ciudad, que no sólo vería por la introducción del líquido a Xalapa, también se garantizarían las afluentes de donde se obtendría dicha agua.
Una obra autorizada por los órganos de rigor dependientes del gobierno federal, cuyo costo sería de poco más de 500 millones de pesos, de los cuales doscientos millones de pesos los absorbería el rubro de fondos perdidos y 300 millones más que pagarían los usuarios de Xalapa, por un lapso de 20 años a partir de aquella fecha.
Sin embargo, trascendieron ya tres administraciones municipales más y nada, absolutamente, mencionaron del famoso proyecto, aunque siempre se difundieron obras y proyectos monumentales en aras de darle a Xalapa su abasto de agua, el cual se sabe que sólo lo brinda un poblado indígena de la vecina entidad de Puebla, pero que cuando se enojan sus habitantes, cierran la llave y Xalapa queda sin agua potable.
Sin embargo, el ex alcalde David Velasco Chedraui acaba de advertir que sigue pendiente de analizarse y sopesarse el abasto de agua potable proveniente del río de La Antigua, proyecto del cual nadie en el ámbito edilicio ha dicho algo, pero que surge como otra alternativa, no obstante que el güirigüiri de los políticos se amplía por decenios, sin que haya en firme una seria proyección para salvar de la sequía a los xalapeños en el porvenir que ya es el presente.

* DESCHAMPS NIEGA
ÉXODO DE PETROLEROS

Carlos Antonio Romero Deschamps, el sempiterno dirigente de trabajadores petroleros sindicalizados, en medio del tumulto, prácticamente huyendo de los chicos de la prensa, alcanzó a gritarles que no hay tal cese masivo de obreros en la paraestatal de Pemex.
Lo que se temía, va tomando forma.
En una primera etapa saldrán cien mil trabajadores de las trincheras laborales de Pemex y la CFE, se ha advertido tras bambalinas, sin embargo el líder todopoderoso en caída, Carlos Antonio Romero Deschamps, ya sin el control absoluto del sindicato, debido a que conforme al desmantelamiento de la directiva de la paraestatal, ha tenido que enfrentar el baño de agua fría cada que le gritan que es un vendepatrias, traidor a la causa obrera y enemigo de los representados que dice defender ante el poder público y el abuso de sus patrones.
Cierto es que el grueso de trabajadores petroleros ha gozado de niveles superiores de vida en relación al resto de cualquiera de las plantillas de trabajadores existentes en el país. Sin embargo también no es menos cierto que hay una cauda de obreros que saben nada de la estructura industrial del sector y que, a la manera de las herencias, la explotación de pozos de oro negro fue dejada en manos de neófitos, ineficientes y advenedizos.
Hasta allí, el riesgo para que salga una mayoría aplastante de las nóminas de Pemex, aunque caso similar está ocurriendo en las filas de trabajadores electricistas de CFE. Lo suyo de la nómina de obreros de base, sindicalizados, que de los tantos cobra-sueldos de Petróleos Mexicanos que pertenecen al grupo de trabajadores de confianza. Se dice.
Sin embargo, hay el temor fundado de que el recorte ocurra también entre medidas de coerción, favoritismos y por supuesto de abusos y excesos, que se vayan a cometer en contra de trabajadores eficientes y necesarios, que tan sólo no sean lo suficientemente bien vistos por el amo del sindicato del oro negro, el señor Carlos Antonio Romero Deschamps, con más vida artificial en el organismo gremial que lo que difunden sus pregoneros y voceros.
En un país como es el de México, la duda mata, y en ese contexto se ha venido sembrando la desconfianza y el rechazo de trabajadores, que bien podrían ver reducidas a cero las tantas canonjías y beneficios de que han gozado tras malinterpretar el sindicato charro del oro negro las líneas marcadas en 1938, al dictar el decreto de la expropiación del petróleo el general Lázaro Cárdenas del Río.
Con lo cual, para petroleros el porvenir inmediato se torna de gris oxford a negro terrible. Esperemos.

* PASARELA DE DECLARACIONES
EN EL CONGRESO LOCAL

De nueva cuenta comienza la pasarela de diputados locales con sus declaraciones a chaleco, en el sentido de que no quedará impune uno sólo de los alcaldes que han cometido daño patrimonial y cuya cifra o suma alcanza los 40 ediles que andan a salto de mata, tratando de librar los tentáculos de la ley y el poder judicial.
Cada tres años es lo mismo. Ya vimos cómo Beto Tejeda Patraca, durante el gobierno de Agustín Acosta Lagunes, a quienes no pocos temían al extremo de temblar con sólo escuchar su nombre, en aquel sexenio y desde su confortable sillón de coordinador de la bancada priista en el Congreso local, advertía que nadie quedaría a salvo de ser cuestionado por la ley y sus jueces, acerca del porqué sangraban los presupuestos municipales.
Sin embargo, tampoco en aquella histórica ocasión recibió castigo ninguno de los ediles pillines. Por el contrario, algunos lograron engarzarse a otras posiciones de orden público. En ese tenor ha sido la carrera de los alcaldes municipales y por supuesto los legisladores, a quienes corresponde analizar las cuentas públicas del estado y los ayuntamientos municipales y rendir sus resultados a la sociedad contribuyente de las 212 municipalidades que integran geográficamente la entidad veracruzana.
Y así ha solido ocurrir con el paso de los trienios. El show de los diputados arranca cuando ellos asumen sus curules.
Consideran muchos de ellos que son precisamente los salvadores de la patria chica y con índice de fuego argumentan que harán la justicia, pero que se sepa la memoria popular no recuerda un sólo ejemplo de ex alcalde que haya devuelto lo que se llevó o que sea llevado a tribunales judiciales y que allí, de cara a los jueces, niegue, acepte o concilie para resarcir los daños que haya cometido, no con miras delincuenciales, sino como sucede en numerosos casos, que por ignorancia, ineficiencia y analfabetismo equivocaron compromisos, programas y planes de trabajo público.
Tiempo precioso se pierde en este propósito inconcluso, imperdonable socialmente, cuando allí extramuros hay las exigencias y necesidades más apremiantes de un electorado hambriento de justicia, porque cada una de sus regiones, igual ha acentuado, conforme pasan los trienios, los graves rezagos que arrastran de siempre habitantes de cada pedazo de colonia, congregación y asentamiento urbano y no urbano, de la ciudad y el resto del estado.
Sólo quedaría una pregunta: ¿y a los diputados quién los vigila? Sobre todo porque dejan inconclusas sus tareas y a mitad del camino optan por abandonar el barco legislativo para irse a buscar la chamba política, convirtiéndose así en simples cirqueros políticos.

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