Por Maria Elvira Santamaría Hernández
Los buenos propósitos gubernamentales, colman las declaraciones oficiales a todos los niveles. Lo que se va a avanzar, lo que se va a reformar, lo que se va a cambiar.
Sin embargo las acciones que observamos en los primeros días de enero de este 2014 no acompañan el optimismo de las palabras.
Vemos un gobierno estatal que no pudo pagar a todos sus proveedores, que tuvo a los ayuntamientos tronándose los dedos por falta de dinero y que ha reducido tanto su gasto de servicios públicos, que prácticamente ha renunciado a brindar algunos.
Por ejemplo ¿Cuántos agentes de tránsito se encargan ahora de regular la vialidad en ciudades cada vez más complicadas como lo son Coatzacoalcos, Minatitlán o Acayucan?.
Si nos atenemos a lo que a diario observamos, el número es meramente simbólico.
¿Cuántos policías conforman los cuerpos encargados de brindar seguridad? En dónde están, dónde los guardan que solo aparecen cuando el gobernador Javier Duarte viene de gira?
¡Qué bueno que aumentaron el sueldo a la minúscula policía que ahora vigila!
Pero qué malo que a cambio, de ello la cantidad de elementos sea tan pequeña.
Aunque mucho nos digan que calidad vale más que cantidad, no hay que caer en extremos y desmantelar dependencias.
Con tan pocos agentes de tránsito y policías, ni aunque fueran “robocops”.
Muchas gracias y hasta pronto.
EfACICO 